Director: Krzysztof Kiéslowski
Duración: 572 minutos
País: Polonia
Elenco: Artur Barcis, Olgierd Lukaszewicz, Olaf Lubaszenko, Aleksander Bardini, Krystyna Janda, Piotr Machalica, Jan Tesarz, Stanislaw Gawlik, Krzysztof Kumor, Katarzyna Piwowarczyk, Maciej Szary, Henryk Baranowski, Grazyna Szapolowska, Daniel Olbrychski, Jerzy Stuhr, Miroslaw Baka, Ewa Blaszczyk, Adrianna Biedrzynska, entre otros.
" Diez producciones dramáticas de televisión, cada una basada en uno de los Diez Mandamientos."
Antes de hacer cualquier comentario sobre esta obra maestra, me gustaría decir que mi historia con ella es bastante peculiar por diversas razones que a continuación nombraré. En primer lugar, para ser una creación que me ha influenciado tanto a nivel personal como en otros ámbitos, me daba la impresión que ya había escrito en este blog sobre ella y lo había hecho en muchas ocasiones. Entonces cada que por algún motivo se cruzaba en mi camino, me ponía a buscar como desesperado lo que había plasmado en este espacio, para terminar dándome cuenta que no había nada al respecto, que jamás había escrito sobre ella (hasta ahora, desde luego).
Ahora bien, si debo dar una razón del por qué me ha marcado tanto es porque creo que el arte que puede presumir de grandeza aborda cuestiones complejas de forma complejas. Es decir, si las respuestas o las preguntas planteadas fueran sencillas y pudieran enmarcarse en una sola frase, o en una película de diez segundos, entonces el arte no seria la mejor manera de explicarlas. Con certeza, este pensamiento se me quedó grabado desde la primera vez que vi este complejo y fascinante Decálogo.
En segundo lugar, ahora que he vuelto a verla para ser capaz de tener más frescas mis impresiones, recordé que la segunda vez que tuve la oportunidad de mirarla no recordaba haberlo hecho; es decir, se me había borrado de la mente la primera vez que lo hice. Solo habían quedado en mi memoria algunos de sus capítulos, y esto fue de esa manera dado que la primera ocasión que me acerque al Decálogo fue gracias a una copia que existía en el videoclub en turno de aquellos días, y solo contaba con subtítulos en ingles. Y sí, mi ingles en aquel momento no era nada bueno en términos de comprensión de diálogos. Pero bueno, al final estoy aquí para exponer algunas de mis ideas sobre diez filmes, que como ya dije, son fundamentales en mi existencia, en mi cinefilia y por supuesto, uno de los tantos motivos de mi admiración por Kiéslowski.
En tercer lugar, me fue muy difícil hallar una sola imagen que describiera a la perfección lo que significa esta producción a nivel visual, así que me decante por utilizar la imagen del que es mi episodio favorito que desde luego involucra a esa bella mujer.
En ese sentido, lo primero que habría que nombrar sobre Kieslowski es que fue un original cineasta capaz de mezclar temas tan variados como la política, comedia, religión, tragedia y hasta metafísica en sus obras sin parecer presuntuoso o un tarado. Por desgracia, justo cuando estaba empezando a disfrutar los frutos de su éxito alrededor del mundo, murió de manera inesperada. Aunque, sin duda logró en su breve carrera mas de lo que la mayoría de directores sueñan conseguir. Además, Kieslowski fue el responsable de otras obras maestras como La doble vida de Verónica y la trilogía Tres colores. Como sea este Decálogo debe ser su trabajo más profundo, multifacético e inmejorable. Filmada originalmente para la televisión de su país, se trata de un filme que en realidad es una colección de diez películas cortas de una hora de duración, cada una de las cuales narra una historia basada en uno de los diez mandamientos y ubicadas todas ellas en el mismo desolador complejo de departamentos de Varsovia.
Por otro lado, cabe señalar que las diez películas fueron coescritas y dirigidas por el mismo Kieslowski. Cierto sitio de internet muy famoso dedicado al cine, la televisión y demás asuntos similares la llama miniserie, porque no hay un buen nombre para describir lo que realmente es este Decálogo. En otras palabras, una miniserie implica que cada episodio de la serie tendría los mismos protagonistas, y la trama avanzaría de episodio en episodio. Este no es el caso del decálogo, que cuenta con diez episodios, cada uno de los cuales muestra (mas o menos) como ya lo he expresé demasiadas veces uno de los diez mandamientos. Y no sólo los episodios no están relacionados (salvo en algunas ocasiones, aunque de modo tangencial) sino que Kieslowski utilizó nueve directores de fotografía diferentes. Esto significa que los episodios tienen un aspecto diferente en cada entrega, aunque el toque del polaco es evidente en todas partes.
A todo esto, Polonia acababa de salir de la dominación soviética en aquel periodo. Sin embargo, no hay ninguna referencia directa a la policía, el ejercito, la escasez o la amenaza que representaba la ley marcial. De tal manera que si no sabes nada de Polonia, puedes asumir que se trata de un país como cualquiera, habitado por gente que tiene los mismos problemas básicos que la gente de cualquier otro país europeo.
En mi caso, destacaría que la actuación en general presente en los episodios es extraordinaria. Todos los que aparecen en la pantalla, sin excepción, realizan un trabajo digno y profesional. Algunos (en especial los niños), consiguen más que eso. Es más, un actor llamado Artur Barcis, interpreta el papel de un tipo (una de las peculiaridades de esta obra) que aparece en casi todos los episodios. Se trata de un hombre que siempre observa la acción con una expresión muy triste, pero nunca interactúa con ninguno de los personajes. Lo cual sigue en debate, ya que a mi me parece que en un encuentro que tiene con alguno de ellos le mueve la cabeza como pidiéndole que no haga el acto terrible que esta por llevar a cabo. Pero ese es otro tema.
En cualquier caso, aunque los escenarios se mueven un poco, la mayoría de los personajes viven en un gran proyecto de departamentos. No es una vivienda de alquiler. De hecho, es relativamente suntuoso. No puedo decir si es privado, propiedad del gobierno o apoyado por este. En el viven personas de distintos niveles sociales, aunque nadie vive en la pobreza.
Desde otra perspectiva, sostengo que la colección se centra en conceptos como el destino, el azar y la fe mediante la intersección de vidas diferentes que buscan volcar algo de luz en los hilos que los mantienen juntos pero también sobre los sentimientos y las creencias que los conectan con un poder superior.
A pesar de que cada uno de los segmentos del decálogo pueden relacionarse con un mandamiento en especifico, la conexión rara vez es clara u obvia. El director parece mas interesado en cómo aplicar esas antiguas reglas en un entorno contemporáneo cotidiano que no siempre puede juzgarse de un modo claro. Además, todos los departamentos poseen similitudes temáticas, incluso más allá de las ligeras diferencias estéticas.
Como ya he mencionado, algunas de las tramas están relacionadas de forma tangencial. Por ejemplo, la trama del episodio dos se menciona como ejemplo de un dilema moral en el episodio ocho. Mientras que en el episodio seis, uno de los personajes principales trabaja en la oficina de correos local. Justo el episodio diez se trata de sellos postales, y vemos a uno de los protagonistas entrar en esa oficina de correos y comprar sellos al empleado del episodio seis. Y los ejemplos pueden seguir.
Sin duda alguna no son películas alegres. Ver más de dos por noche podría dejarte deprimido. Por otro lado, debería deprimirse si no las ve todas. Como ya lo afirmé, debe ser una de las mejores series de películas del siglo XX. Por lo tanto, uno debe mirar los diez episodios y saborearlos. Pero hay que espaciarlos un poco.
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