Dirección: David Cronenberg
Duración: 96 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Jeff Goldblum, Geena Davis, John Getz, Joy Boushel, Leslie Carlson, George Chuvalo, Michael Copeman, David Cronenberg, Carol Lazare, Shawn Hewitt, Ann Green, Typhoon, entre otros.
" Seth Brundle, un brillante pero excéntrico científico, intenta cortejar a la periodista de investigación Verónica Quaife ofreciéndole una primicia sobre sus ultimas investigaciones en el campo de la teletransportación, que contra todas las expectativas de las entidades científicas han resultado exitosas hasta cierto punto. Brundle cree haber resuelto el ultimo problema cuando consigue transportar a un ser vivo, pero cuando lo intenta consigo mismo, una mosca entra en una de las cabinas y Brundle se da cuenta de que ha cambiado."
Hace ya algunos años, en alguna clase en la que se realizaba algún análisis sobre determinadas obras visuales, nuestro preceptor decidió con buen humor que si íbamos a ser capaces de descomponer en sus partes una creación de ese tipo debíamos estar expuestos también a cosas perturbadoras.
Lo que nos mostró fue un fragmento de una pelicula expresionista francesa de finales de los años veinte, cuyo nombre es Un perro andaluz. Antes de llegar a la escena culminante, algunos en la clase ya la habíamos adivinado, pues habíamos visto en algún momento imágenes de un hombre afilando a propósito una navaja de afeitar, y luego acercándose a una complaciente mujer que se ubicaba en una silla y abriéndole de par en par uno de sus ojos.
En ese preciso instante, una de las chicas que se hallaba en el aula preguntó en voz bastante alta al preceptor, bromeando pero con una voz algo temblorosa :¿Cuál es el sentido de esto?
Creo que esta pregunta bien podría ser la marca definitiva de un filme de terror realmente eficaz, y sin duda me rondó por la cabeza casi toda la noche pasada mientras veía La mosca de David Cronenberg por primera vez en mi vida adulta. Es decir, las verdaderas películas de terror por su naturaleza, deberían esforzarse por lograr que su publico se plantee esta pregunta, porque significa que están trascendiendo la ilusión de las imágenes en movimiento y convirtiéndose en una obra que es capaz de suspender la incredulidad y que termina por meterse bajo la piel del espectador.
Sin embargo, dejando a un lado la eficacia, creo que la marca del terror que se vuelve realmente admirable es cuando aquella interrogante surge de una preocupación autentica por el bienestar de los personajes, y no por el propio como audiencia. Con estas dos nociones en mente, sospecho que La mosca bien podría ser la segunda mejor pelicula de terror de todos los tiempos (por detrás de El resplandor de Kubrick que lo admito, llegó al primer puesto debido a criterios completamente diferentes. Me temo que así es la vida.) Aunque debo admitir también que la aseveración es bastante arriesgada y también demasiado sesgada.
Remake de un concepto lanzado en 1958 protagonizado en aquella oportunidad por el legendario Vincent Price (y más tarde popularizado por los Simpson), la pelicula sigue una premisa de terror bastante arquetípica en la que en el centro está la ciencia que está (por supuesto) funcionando bastante mal. En este caso, Jeff Goldblum interpreta a Seth Brundle, un visionario científico independiente que ha estado diseñando poco a poco un dispositivo que cambiará al mundo tal y como lo conocemos. En realidad se trata de un simple teletransportador.
Cuando le muestra su invento a Verónica, su interés romántico, la cabina no está preparada para manipular tejidos vivos (lo que se presenta en la pantalla en el primer caso de gore bastante explicito), pero a medida que ambos entablan una relación y se enamoran, las arrugas de la tecnología se van esfumando y asi Brundle da un pequeño paso por el hombre y prueba la maquina en si mismo. Claro, en una noche en que los celos y el alcohol lo llevan a un acto de mera impulsividad. Para su desgracia, en el proceso de teletransporte, su ADN se mezcla con el de una mosca común, y aunque no se transforman de manera inmediata, como sucede en la cinta original, las dos especies pronto empiezan a fusionar en términos genéticos y transforman así a Brundle en una criatura que nunca antes había existido y por muy buenas razones.
Por supuesto Cronenberg nunca escatima en el uso de sangre, vísceras y demás elementos propios del genero, e incluso visto con el ojo critico de la generación del milenio, los efectos de mediados de los ochenta de la pelicula siguen siendo bastante repugnantes, en especial todo lo relacionado con la lenta transformación física de Goldblum. Sin embargo, a mi parecer lo que genera que todo este asunto sea realmente excepcional es su transformación psicológica, es decir lo que resulta en verdad perturbador es cómo se mantiene en primer plano la humanidad de estos personajes y el mundo en el que habitan.
Davis y Goldblum son los héroes en este sentido; la química que existía entre ambos es palpable, y el afecto de ella por ese hombre que se halla luchando contra su inevitable repugnancia por aquello en lo que se está convirtiendo, unido a la lucha de ese humano por mantener al insecto bajo control, crean el tipo de incomodidad fascinante que por lo regular solo provocan las desgracias de nuestra especie a niveles inconmensurables.
De hecho, me recordó a muchas otras creaciones de este hermoso arte como aquellas adaptaciones que ha realizado Darren Aronofsky, en cuanto a personajes que se encuentran sumidos en las peores tragedias de sus existencias como en el caso de Réquiem por un sueño, que aunque el tema difiere a gran escala, ambas películas derivan sus elementos de horror con más fuerza de un lugar que está por completo alejado de esa repulsión y en ambos ejemplos la fuente es en esencia el amor.
En este sentido, la historia afecta en gran medida como lo hacen las tragedias que ocurren en la vida real, porque se comienza en un lugar que es de modo genuino, tan puro y positivo que a cualquiera lo puede tomar distraído, lo que permite que sus personajes descubran lo maravillosa que puede ser la vida, y entonces el horror emerge de forma injusta y es de manera irrevocable y forzada colocado en el centro de sus vidas. Por eso resulta tan conmovedor sin llegar a ser ordinario, cuando Goldblum se resigna ante Davis con aire pesaroso y a la vez realista al decirle que es un insecto que soñó que era un hombre y le encantó. Pero ahora el sueño ha terminado y el insecto ha despertado. Y al mas puro estilo Cronenberg, esta profecía se convierte en un asunto al pie de la letra en el tercer acto.
Ahora bien, si se tratara de una pelicula surgida en estos años que por lo tanto se hubiera dedicado mas tiempo a toda clase de siniestros primeros planos de moscas y a hacer uso de algunas inquietantes piezas musicales y no a la humanidad desnuda y profunda de estos amantes condenados, en algún punto me habría preguntado ¿por qué me haces esto? y esa ultima frase podría haber sido el final apropiado de la historia, descartada de inmediato por ser cine perturbador sin sentido y olvidable.
Como lo realizaron hace 37 años Cronenberg en compañía de Goldblum y Davis, lo que me pregunté fue ¿ por qué les haces esto a ellos? Y justo ese es el tipo de pelicula que nunca se olvida.
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