Dirección: Jim Jarmusch
Duración: 89 minutos
País: Estados Unidos / Alemania Occidental
Elenco: John Lurie, Eszter Balint, Richard Edson, Cecillia Stark, Danny Rosen, Rammellzee, Tom DiCillo, Richard Boes, Rockets Redglare, Harvey Perr, Brian J. Burchill, Sara Driver, Paul Sloane, entre otros.
" La muchacha Eva Molnar llega a Nueva York procedente de Budapest y visita a su primo Willie, antes conocido como Bela. La mujer pretende viajar a Cleveland para quedarse con su tía Lotte, pero la anciana está en el hospital y Eva tiene que quedarse con el ocioso Willie, que le es absolutamente indiferente. Pasan sus días fumando, viendo la televisión y jugando al solitario, en ese lugar conoce a Eddie, el amigo de su primo Eddie. Un año después el par de amigos gana una gran cantidad de dinero en la partida de póquer, piden prestado un auto y viajan hacia Cleveland para visitar a Eva que ahora vive con la tia Lotte."
A lo largo de la historia del cine han existido cientos de ejemplos de cómo alguien ha empleado un presupuesto en extremo limitado y ha logrado con ello (o a pesar de ello) una creación magnifica o por lo menos ha trascendido en el tiempo. En este caso lo que fue el segundo largometraje de Jarmusch y su innegable presentación en el mundo del cine es uno de los mejores ejemplos de lo que he descrito, tanto en términos estéticos como de valor en los terrenos del autentico entretenimiento.
Jim Jarmusch es uno de esos cineastas cuyas películas nunca ganan mucho dinero en taquilla, ni el ni sus elencos ganan grandes premios en grandes ceremonias, ni es muy conocido entre las masas. Pero hay un gran sector de cinéfilos que admiran sus creaciones porque son diferentes y opuestas a los productos habituales que se ven en las grandes sales de cine; y además adoran sus cintas, lo idolatran y se inspiran en su trabajo. En mi caso, me gusta una parte de su filmografía pero jamás he llegado a los niveles de veneración absoluta y enfermiza que padecen otros.
Como sea, lo fundamental seria decir que esta obra como las demás, esta impregnada de su estilo inconfundible y es un placer verla.
Digamos que en términos generales Jarmusch es uno de los maestros de las comedias inexpresivas y de un modo muy característico. Es decir, se trata de una pelicula tranquila y melancólica en la que no ocurre nada de gran magnitud. Al mismo tiempo todos los personajes tienen los pies en la tierra, son individuos despreocupados que siguen adelante con sus vidas sin hacer grandes aspavientos.
La pelicula en si se compone una serie de tomas únicas divididas por una pantalla en negro, y nunca se desvía de esa estructura ni siquiera en lugares donde se podría haber aplicado el montaje de continuidad. De hecho, cada plano es una viñeta con su propio inicio, nudo y desenlace, y que suele ser profundamente sobria en su sencillez. De tal manera que la fotografía en blanco y negro, en apariencia plana, encaja con la profundidad del gran angular y crea un encuadre dinámico a pesar de estar abarrotado de objetos y personajes (aunque haya pocos decorados o personajes en esta historia). Parece una pelicula donde se aplica el principio de causa /efecto, pero es mucho más astuta que eso.
Jarmusch muestra con claridad que su inspiración para esta cinta se haya en Ozu e incluso hace referencia a Tokyo Story en alguno de los diálogos. Pero habiendo dicho esto, Extraños en el paraíso para mi también mezcla otros ingredientes propios del cine underground como un claro homenaje e influencia de Vinyl de Andy Warhol en el ámbito de la simplicidad. De la misma manera que la aludida Vinyl es La naranja mecánica construida en dos tomas largas repletas y sin dimensión, Extraños es su propia colección de virtuosismo evidente sin necesidad de hacer alarde de estándares glamurosos, convirtiendo en estrellas a tres individuos simplemente porque los lanza a la pantalla, no porque sean personas teóricamente atractivas.
De hecho, los dos varones del relato, Eddie y Willie, tienen un aspecto bobalicón, y yendo más lejos los tres personajes principales podrían considerarse poco atractivos a causa de su pasividad e indisposición general hacia la vida. Por otro lado, esta pelicula, como se ha señalado a menudo, cada cierto tiempo vuelve a estar de moda (por razones que merecen otro tipo de escrito) y ciertamente posee algunas credenciales de lo que suele llamarse cine independiente (indie para los que se inclinan al postureo) y no considero que este aspecto juegue en su contra, ya que es justo por ello que la califico en términos definitivos como sincera.
Pero también hay que reconocerle que es bastante ingeniosa en su planteamiento. Haciendo uso de una pantalla y un espacio limitados, Jarmusch creó un mundo tan dinámico que se vuelve asombroso. Sin usar el citado montaje basado en la continuidad, creó una serie de planos muy rítmicos y comprometidos con la trama. Sin depender demasiado del movimiento o la acción, inventó personajes de gran profundidad y que también resultan familiares. Y con una fotografía en blanco y negro muy elemental, concibió un mundo en el que ensamblar una historia sincera.
Debo añadir que la fotografía empleada en la pelicula me recordó mucho a las cintas de la Nueva Ola Francesa de los años cincuenta y sesenta, en especial a Godard. Es más, casi no hay montaje. En su lugar el director utiliza planos largos y deja que la cámara se quede quieta y se centre en los personajes. Suele ser un realizador en extremo mesurado y toda la pelicula depende y gira en torno al estado de animo que va generando con las imágenes.
En otras palabras, la pelicula puede describirse de forma acertada como una comedia hipnótica y taciturna. Ocurre muy poco en la pantalla, pero todo se revela a través de las breves miradas de los actores, las líneas apacibles y cortas de los personajes y los efectos visuales. A este respecto, la interpretación de los tres actores principales John Lurie, Eszter Balint y Richard Edson es discreta, llena de matices, pero muy eficaz para una creación de este peculiar estilo.
Creo que el tema central de la historia es el logro de la felicidad o la plenitud. El ser humano tiende a imaginarse ese estado ideal en el que quiere estar y esa vida ideal y celestial vivida en el paraíso donde desea vivirla, lo que le provoca sentimientos de insatisfacción y depresión. Por ese motivo, tiende a perseguir esta vida anhelada y este sueño durante toda su existencia, pero incluso si llegan a conseguirla, resulta que no es muy diferente de la vida que ya llevaban, solo más brillante y con más pertenencias materiales, por lo que realmente no tiene sentido perseguir nada y no se puede encontrar una autentica realización.
En cierto modo, el filme se adentra en elementos nihilistas. Aunque Jarmusch, como muchos otros autores, consigue encontrar algo de optimismo en medio de este pesimismo y termina con una nota ilusionada en lugar de fabricar de manera artificial un final feliz de la nada.
Existen películas de visionado obligatorio que tienen que ver con los clásicos de este arte, pero también existen aquellas de visionado obligatorio que están relacionadas con la historia del cine. Hay miles y miles de películas que los cinéfilos y los cineastas deberían ver o, al menos, tener en mente o en una lista para verlas en algún momento de la vida. A mi entender, esta obra debería estar en esa lista, no importa si existe físicamente o solo en la mente.
Al fin y al cabo, por muy divertidas, estilizadas diminutas o insignificantes que parezcan las películas de Jarmusch, siempre tratan de algo. A pesar de su cinefilia, no se inspiran como en el caso de Tarantino o Rodríguez en otras películas, sino en la vida: en personas reales que se encuentran con emociones reales. Y aunque esta sátira en blanco y negro que ya pertenece a la cultura pop sea una comedia, una disección de la narrativa cinematográfica y una historia por completo cínica, también es una pelicula sobre el país del norte y las personas que viven en el.
Es un filme que trata de la relación de esas personas entre si y con las habitaciones que ocupan, las calles de las ciudades, los suburbios, los restaurantes y las autopistas. Y esta hecha por alguien que sabe que puede haber realidad en la abstracción, que encuentra una aliteración visceral que separa un lago cubierto de nieve de una árida playa de Florida, y que crea un personaje tan inverosímil que se vuelve genuino como la tía Lotte, siempre parloteando en húngaro a quien se halle cerca suyo, la escuchen o no.
Desde luego, Extraños en el paraíso no es una pelicula para cualquier publico. Quienes esperan películas rápidas en las que sucedan muchas cosas se sentirán decepcionados hasta el infinito. En mi caso, suelo sentir admiración por directores que no hacen concesiones en sus proyectos y se mantienen fieles a su arte y estilo con las consecuencias que esto traiga para sus carreras.
Esta es una pelicula profunda y significativa que exige paciencia y atención por parte del espectador. Tuvo un gran impacto en la escena del cine independiente estadounidense y por ello merece aun mas elogios, sobre todo teniendo en cuenta que se estrenó en una época en la que todo el mercado estaba dominado por Star Wars, Indiana Jones y otras bonanzas de los estudios de gran presupuesto.
Fue una promesa y una esperanza para los cineastas en ciernes de que también era posible hacer películas de otro tipo y no ceder a las presiones de los estudios y la taquilla.
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