Dirección: Warren Beatty
Duración: 195 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Warren Beatty, Diane Keaton, Edward Herrmann, Jerzy Kosinski, Jack Nicholson, Paul Sorvino, Maureen Stapleton, Nicolas Coster, M. Emmet Walsh, Ian Wolfe, Bessie Love, MacIntyre Dixon, Pat Starr, Eleanor Wilson, Max Wright, George Plimpton, Harry Ditson, Leigh Curran, entre otros.
Basada en la historia real de Jack Reed y Louise Bryant, dos socialistas y escritores estadounidenses. Durante la Primera Guerra Mundial hicieron campaña y escribieron sobre causas socialistas. Cuando se conoció en América la noticia de la Revolución Rusa ocurriendo, se vio como una oportunidad para que el socialismo se afianzara y ganara popularidad. Entonces Reed fue a Rusia para ver qué se podía aprender del movimiento y se llevó las ideas a Estados Unidos, formando después el Partido Comunista Laborista de América. Sin embargo, las cosas no fueron tan sencillas, tanto en la relación entre Reed y Bryan como en la propia política.
La vi por ultima vez hace más de quince años. Cuando reapareció en mi radar en busca de pruebas que confirmaran que realmente merece la pena (después de leer una critica superlativa sobre ella en otro lugar) no me sorprendió lo que vi. Es justo cómo la recordaba. Una serie de tantas escenas azucaradas que al espectador le empiezan a doler los dientes.
En mi opinión, esta cinta se lleva el premio de modo bastante seguro como una de las creaciones más aburridas de todos los tiempos. Aunque hace muchos años que no la veía, su duración extrema y su asombroso tedio han permanecido frescos en mi memoria durante décadas.
Se basa en la historia real de un periodista estadounidense Jack Reed que viaja a Rusia para cubrir la Revolución de Octubre de 1917, acompañado de su adorada amante feminista de nombre Louise Bryant. La fémina es una escritora que ya había dejado a su marido por Reed tras quedar hipnotizada por él en una de sus conferencias. La pareja esperaba liderar una revolución similar en Estados Unidos. Y cabe decir que Reed fundó el Partido Comunista Americano, y de hecho fue enterrado en el muro del Kremlin.
Aun me sigo preguntando que es lo que un hombre atractivo como Beatty vio en la vida de Reed que le llevó durante una década a investigar y escribir esta historia. El resultado es desconcertante y la respuesta no se encuentra en la pantalla. Lo que destacaría del quehacer de Beatty al respecto es que tuvo mucho valor para impulsar y producir una biografía de Reed y conseguir que se hiciera en Hollywood. Nadie lo intentaría en el clima económico y político actual, y mucho menos en el de aquellos días, pero el se atrevió y lo consiguió.
Y tampoco nadie prevería que veinte años después de que realizara Esplendor en la hierba estaría interesado en una obra tan ambiciosa y con temática centrada en la política. No obstante el esfuerzo es respetable aunque el logro sea una completa mediocridad. Y desde luego, muy independiente de las ideologías políticas de los espectadores, estar en Rusia en 1917 debió de ser un momento en extremo estimulante.
Dicho esto, Beatty avanzaba en su carrera como si hubiera que felicitarle por ser un hombre atractivo que había descubierto en aquel instante la existencia de la vida intelectual. Pero en ese sentido no es más que un seguidor, y su aspecto es su maldición: al final siempre recurre a la superficialidad, a la propia, al uso de cachorros para conmover, a la escritura, a la de los argumentos que caen en el lugar común.
Su aguda perspicacia como director se reduce a: yo seré seductor en este breve relato, yo diré algo fascinante, tu serás encantadora, cortaremos con algo maravilloso, luego arruinaré la cena, luego cortaremos con el perro, luego me golpearé la cabeza con el candelabro. En algún punto, uno anhela de forma constante ver a un adulto, lo que genera que los pequeños fragmentos donde aparece Emma Goldman sean un bienvenido descanso.
Rojos no tiene forma. Beatty toma toda una revolución y la convierte en el telón de fondo de un romance irrisorio. El cual consiste en tres horas horas de discusiones indistinguibles entre Keaton y Beatty, interrumpidas de modo ocasional por debates entre adversarios comunistas. En el siguiente plano fijo aparece Diane Keaton, con los ojos rojos y apática. Lo único que el director parece querer decirnos es que Reed era un tipo estupendo y que copulaba mucho, como él.
Viaja en el tiempo hasta Rusia con su pelo ochentero y su discurso de hombre muy sensible de los ochenta que se volvería muy reconocido a finales del siglo XX. En algún momento Reed ya se ha vuelto una caricatura hasta un grado absurdo, cuando el director se pasa de la raya y le coloca un delantal, para que sea capaz de cocinarle a Louise una deliciosa cena de cumpleaños. Pues si se lo imaginan, lo quema todo y madre mía, es tan gracioso, si, quizá si esto estuviese ubicado en la década de los cincuenta.
Esto es como hacer una pelicula de ciencia ficción en los treinta e insistir en que los extraterrestres bailen el Charleston. Está construida de una manera tan convencional que siempre he asumido que cerca del ochenta por ciento de ella está concebida para darle al protagonista momentos estelares habituales. Y los testigos son una idea interesante, pero su único propósito es hacer que una pelicula muy superficial parezca un poco más profunda.
Según veo, la gente parece pensar que es una pelicula con ideología de izquierda, así que la odias debes ser una especie de enfermo de la derecha. Yo me considero bastante liberal, y sin embargo detesto esta obra. Repruebo las falsas interpretaciones, la pésima historia, y en especial los discursos vacíos que siguen y siguen sin decir nada en absoluto. Y Beatty está más interesado en lograr que Reed sea puro y noble más que en volverlo auténtico. Casi en cada escena en la que aparece tiene esa estúpida sonrisa de satisfacción en la cara en plan: noten lo superior a las masas codiciosas que quiero salvar.
Sin embargo, la actuación como lo mencioné no es la causa de mi disgusto por la película, ya que estrellas competentes interpretan los papeles principales: Beatty y Keaton. Otros miembros del reparto son Maureen Stapleton, Gene Hackman y Jack Nicholson como el famoso dramaturgo Eugene O'Neill, que forma una tercera parte en el triangulo amoroso con Reed y Bryant (incluso como Reed se involucra demasiado en la causa, Bryant lo abandona para vivir con el dramaturgo durante un tiempo).
En lo que a mi respecta, hay demasiada descripción interminable del estilo de vida bohemio de aquellos pensadores de Greenwich Village, la mayoría de los cuales no parecen haber trabajado de manera honrada en su vida. Por lo cual, es mucho mejor centrarse en los verdaderos trabajadores de ambos países, Rusia y Estados Unidos.
Luego, la feminista radical Bryant, que al principio se siente atrapada en su respetable vida de casada, no consigue despertar mi interés. En cuanto a su romance con Reed, es tan soporífero como ver la pintura secar en una pared.
No soy comunista, y tampoco sigo ideologías políticas extremas que me hayan provocado alejarme de la historia. Quizás un documental de dos horas sobre ideologías comunistas y socialistas americanas a principios del siglo pasado podría haber sido mucho más informativo. Y se pensaba incluir algunas entrevistas con personas involucradas con aquellos personajes, mejor haberlo mantenido como un autentico documental y nada más.
Sin embargo, en este cursi relato sobredimensionan al personaje del extraviado Reed, y desde luego no es un héroe tal y como yo lo veo. En cuanto a Warren Beatty, parece un poco irónico (como algunos han señalado) que un actor millonario realice una pelicula idealizando a un simpatizante comunista. Al menos la historia insinúa finalmente que el pueblo ruso fue engañado por las promesas de comunismo de Lenin, y Emma Goldman incluso sugiere que el sistema como tal no puede funcionar en la práctica. En fin, nada nuevo bajo el sol.
Dado el dramatismo que aconteció en la Revolución Bolchevique, esta obra promete ser por completo atractiva y sugerente, pero en realidad como se ha comentado hasta el cansancio y por extraño que parezca, se presenta como una creación en la que nunca pasa nada, aunque de modo inverosímil sigues esperando que pase. Es una epopeya de la nada.
En mi opinión, la pelicula dura unas cuatro horas de más. Seguro que eran al menos cuatro horas o algo así, pero parece que dura veinte. Si quiere romance y la Revolución Rusa, vea ese autentico clásico que es Doctor Zhivago, una verdadera epopeya.
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