Dirección: George Miller
Duración: 93 minutos
País: Australia
Elenco: Mel Gibson, Joanne Samuel, Hugh Keays-Byrne, Steve Bisley, Tim Burns, Roger Ward, Lisa Aldenhoven, David Bracks, Bertrand Cadart, David Cameron, Robina Chaffey, Stephen Clark, Mathew Constantine, Jerry Day, Reg Evans, Howard Eynon, Max Fairchild, John Farndale, entre otros.
Historia que transcurre en un lejano y distópico futuro. Las carreteras de Australia están gobernadas por violentas bandas que han convertido las autopistas en un campo de batalla mientras saquean la gasolina y aterrorizan a los inocentes. Max Rockatansky es un policía que lo tenia todo, hasta que una banda asesina de moteros liderada por el malvado Toecutter mata a su compañero Jim Goose y a la familia de Max, después de que el propio Max acabara con su líder "El Jinete de la Noche". Perdiendo la cordura, Max se propone vengarse de la banda de moteros y convertirse en Mad Max.
A pesar de los defectos del universo en el que se inscribe esta cinta, el marco básico donde todo comienza me parece adecuado y establece una historia que tiene un buen protagonista, una visión del futuro bastante desesperanzadora y violenta, persecuciones trepidantes y acción. Y también debo contarlo: formaron parte de mi infancia porque estaban en la lista de las favoritas de mi padre, que veneraba las películas con persecuciones como le sucedía también con Bullit protagonizada por Steve McQueen.
Teniendo en cuenta el presupuesto, hace la mayoría de esas cuestiones que le fascinaban a mi padre bastante bien, incluso si se trata de una historia que ha sido retorcida muchas veces desde entonces y en muchos héroes cinematográficos desde aquellos días. La historia es bastante solida, pero es el tono duro de la historia lo que vuelve tan memorable; es decir, es violenta, descarnada y bastante impresionante en su crudeza.
En consonancia, Max es un carismático antihéroe, un policía de modo prototípico machista, al que ayuda que sepamos poco de su vida, ya que permite que el guión lo reduzca de manera sencilla a los elementos más agresivos un poco más adelante.
Personalmente la actuación de Gibson no me paree tan buena, pero no tiene por qué serlo porque el guion es bastante sencillo. Aquellos últimos minutos en los que el personaje pierde el juicio son bastante recordados y no es de extrañar que fuera esta pelicula la que le enviara de camino a Hollywood donde repetiria este personaje (bajo distintos nombres) pero nunca con tanta frescura como lo hizo aquí.
Esta primera entrega de la saga dirigida por George Miller fue un gran éxito cuando se estreno hace ya más de 45 años y es fácil entender por qué fue de esa forma, porque cuando se estrenó en el otro lado del mundo (en particular en Estados Unidos) realmente no había nada parecido que apareciera en las pantallas de Hollywood.
Por otro lado, no estoy seguro de que se le puede considerar por completo parte de aquel movimiento denominado Ozploitation (un movimiento cinematográfico de películas de explotación australiano), pero no queda duda de que Miller llevó un nuevo tipo de héroe (o tal vez antihéroe) a la pantalla y también consiguió crear algunas de las escenas de acción más intensas que hasta ese momento se habían visto.
Ahora bien, la historia en sí no es nada que no se hubiera visto antes (un asunto de venganza), pero no hay duda de que existe una cierta crudeza al momento de abordarla que provoca que la sea imposible de pasar por alto o ser indiferente ante ella.
De manera puntual, lo que realmente distingue a este filme es el estilo que le da Miller. Es decir, en el tema de la edición, la mayoría de las ocasiones solo aparecen secuencias que acaban fundiéndose a negro y en un breve instante empieza una nueva. Esto funciona de manera oportuna en la narrativa, porque cada secuencia pareciera tener la intención de superar a la anterior y todo ello para alcanzar con un tono vertiginoso un final bastante violento, y por lo tanto difícil de olvidar.
En cuanto al estilo de la pelicula también brilla en las secuencias de acción, que son como mínimo emocionantes. A lo largo de los minutos hay innumerables persecuciones en auto, choques y otras persecuciones grupales que involucran motos, pero ninguna de estas escenas se construye a través del montaje. En su lugar, se tienen secuencias muy extendidas en las que la acción se desarrolla ante nuestros ojos, mientras la cámara suele permanecer en un lugar y la acción se desarrolla justo en ese contexto.
Hay distintos momentos en los que la cámara se sitúa en alguno de los vehículos que se mueve a gran velocidad para mostrarte lo rápido que va todo, y a continuación, los coches envueltos en la acción aceleran y pasan por delante de la cámara a una velocidad aun mayor. Esto crea una sensación muy realista, en la que sabes que estás viendo una pelicula, pero al mismo tiempo estás esperando que alguna maniobra salga mal.
Quizá suene como un comentario malsano, pero me resulta asombroso ver todas esas acrobacias y sorprenderme de que no haya muerto nadie.
Estas escenas de acción son sin duda lo mejor de la película y conducen al citado final que es estupendo.
En general, se trata de una pelicula sencilla pero eficaz que, a pesar de su limitado presupuesto es un thriller duro y cargado de tensión con un delicioso toque de maldad.
De la trilogía original que bien vale la pena, la tercera entrega acabaría siendo un desastre excesivo (y merece todo un ensayo), pero este arranque fue sólido, primordial para todo lo que habría de venir para esta celebrada franquicia.
Comentarios