Hace algunas horas, mientras volvía a casa, me asaltaron. ¿Por primera vez? No, no es la primera, quizá si es la primera, pero con violencia. Eran apróximadamente seis sujetos, la verdad es que no tuve oportunidad de observarlos, ni mucho menos de contarlos por obvias razones. Antes de llegar a la escena donde todo sucedió, venía pensando que había sido una pésima semana, sin imaginar que lo que vendría después, sería el broche de oro adecuado para la ocasión.
Uno de ellos (el líder,supongo) se me puso adelante de la cara, me sujeto fuertemente y apuntando con una navaja directo a mi cuello, creo que me pidió que le diera todo lo que traía. La verdad es que no lo escuchaba, estaba como en otro planeta. Mientras tanto uno de ellos sacaba mi cartera de la bolsa trasera del pantalón, otro sacaba mi celular de la bolsa del abrigo.
Por suerte no me golpearon ni me hicieron nada, sin embargo en algún momento estuve segurísimo de que lo harían. En ese instante, sentí miedo. También pensé que si me asesinaban, esa sería la solución para todos mis problemas, al mismo tiempo que me enfadaba meditar en que sería una muerte muy estúpida. Lo cual jamás he deseado para mi.
Un vecino hizo el intento de apoyarme, de ayudarme. La verdad es que unicamente fue eso, un intento. Cuando me tenian del cuello, él se asomó por la ventana y el ladrón lo amenazó, a lo que el otro hizo caso obedientemente. Posteriormente, cuando todo había terminado salió de su hogar para ver como me encontraba. Demasiado tarde, diría yo.
Me siento raro, como si no me importara y a la vez intento preocuparme genuinamente. Estoy bien, para mi es fundamental; tal vez no podría estar acá, escribiendo esto. Podría estar ahora mismo en una morgue, o en un ataúd de esos que tienen una cruz en la tapa.
Lo material como sea se puede recuperar, lo que ya no es igual es todo lo restante. No tengo ganas de salir de aquí, ni volver a pisar ese sitio.
No sé si me estoy volviendo loco o que, pero en cierta forma me vale madre. Me siento en una especie de adormecimiento o entumecimiento como la canción de Floyd. Como si no estuviera completamente en mi propio cuerpo, estando a la mitad de ese acto, yo no sentía nada y algunas cosas de las que dije e hice, fueron hasta cierto punto instintivas.
Quien sabe que me pasa, tal vez me estoy convirtiendo en ese psicótico que siempre he soñado ser. Puede ser, nunca se sabe.
Lo único que me gustaría para los próximos días serían cosas positivas, ya fueron suficientes experiencias adversas por el momento. Aunque quizá en la semana no hay nada tan grave como el asalto, algo deja en la persona, una especie de estigma, de mancha que no se puede borrar tan fácilmente.
De las cosas tristes es que al llegar a casa no había nadie a quien contárselo. La primer persona con quien lo hice fue mi padre, quien en lugar de preguntarme cómo me encontraba, prefirió regañarme muy a su estilo.
Ahora queda cancelar todo lo que haya que cancelar y seguir para adelante. Tengo sueño, y no quiero dormir, cierro los ojos y me viene inmediatamente ese súbito momento; le doy vueltas a lo mismo: pude haber hecho tantas cosas y no las hice, pude haber tenido tantas reacciones y solo tuve una, si tuviera a ese pendejo enfrente de mí le partiría la cara y le sacaría los ojos, después haría que se los comiera. En fin, pura palabrería barata.
Hasta cierto punto, cuando se atraviesa por experiencias tan traumáticas se empieza a repasar como un simple cambio de actividades hubiera modificado el rumbo de todas las cosas; es decir, si no me hubiera ido por ese camino no los hubiera encontrado, si me hubiera venido más temprano, si hubiera ido a cenar no sé que, etc, etc.
Es una especie de remordimiento sin sentido, puesto que ya nada se puede cambiar de lo que pasó.
Comentarios
Si necesitas algo o simplemente hablar, llamame 7221516005. lo sea ahi estare
te extraño y te quiero mucho
te mando un fuerte abrazo