Ni son todos los que están, ni están todos los que son (el deseo es una pregunta cuya respuesta no existe)
Después de comprometerme un poco en mi trabajo mal nombrado por algunos descollantes catedráticos de la honorable Facultad (hasta que yo permanezca ahí lo será) como "prácticas profesionales", hoy estoy en el tercer día consecutivo de ésta semana en la que no ha brillado mi ausencia; es decir, ya me estoy convirtiendo en alguien responsable.
La verdad es que he regresado sabedor de que en estas próximas semanas el trabajo escaseara, lo cual se presenta como una linda paradoja: vengo al trabajo, cuando no hay nada que hacer. El motivo por el cual no hay labores es que en las preparatorias a las que asistimos alegremente (sobre todo yo) los semestres están por concluir o ya lo han hecho. Razón más que suficiente para estar contento.
Me preocupaba el hecho de que el jefe de departamento (o ¿jefa? no se sabe porque es muy andrógina) consideró que yo no me estaba comprometiendo lo necesario con la causa y me lo hizo saber pidiéndome de manera muy atenta que en algún espacio que tuviera al interior de la faena, me presentara en su oficina para "platicar", lo que hasta el momento no ha ocurrido y supongo que no ocurrirá puesto que, como lo declaré al inicio no he faltado en esta semana y eso es una señal contundente de compromiso para ella (¿o él?).
La cuestión ahora es que la inactividad no va a durar para siempre, por ello las dos Ángeles (que no son del cielo sino del averno) no están aquí, no contamos con su presencia por estos rumbos preocupadas en gastar sus energías en encontrar escuelas secundarias a lo largo del municipio para descargar nuestra sabiduría en sus diminutas aulas. Ojalá que no lo consigan.
Y el tiempo sigue realizando su habitual recorrido a través de las manecillas del reloj, sigue avanzando, como hoy, como todos los días, como siempre. Pero hoy avanza particularmente lento, no lo soporto más, quiero largarme de aquí.
He tratado de ocuparme en algo, pero todo es tan aburrido en este lugar, por ello me canso y cambio rápido de actividad.
Primero estuve leyendo un poco de Política y Economía en un libro que encontramos en la bodega un compañero y yo, aunque el propósito inicial de estar ahí no fuera ese. Se títula "Reflexiones y Utopías". El autor: Eduardo González R.
Me parece que el nombre del libro no tiene nada que ver con el contenido del mismo. Es una especie de recopilación de los artículos que el autor elaboraba para algunos periódicos de circulación nacional, entre los años 1984 y 1989.
Después los clasifica de acuerdo a su temática, pero como bien lo expresa Felipe Zermeño quien escribe el prólogo: "Toda clasificación tiene una alta probabilidad de ser imperfecto: ni son todos los que están, ni están todos los que son".
Ahora bien, si soy sincero la utilidad más trascendental que le encontré al libro fue hurtarlo, en algún momento lo pensé o quizá en un claro eufemismo lo quise "tomar prestado". Sin embargo, estoy seguro que de este robo si se percatarían porque existen testigos. Quiero decir que en la bodega no estábamos solos, y eso ya es desventaja, por lo cual permanecerá aquí (hasta nuevo aviso).
Empieza Echoes, la canción de Pink Floyd. Yo me dispongo a tomar mis cosas e irme. Hasta pronto.
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