
Director: John Carpenter
Duración: 109 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Kurt Russell, Wilford Brimley, T.K. Carter, David Clennon, Keith David, Richard Dysart, Charles Hallahan, Peter Maloney, Richard Masur, Donald Moffat, Joel Polis, Thomas G. Waites, Norbert Weisser, Larry J. Franco, Nate Irwin, entre otros.
" En una estación experimental de la Antártida, un equipo de investigadores descubre a un ente extraño venido del espacio, que ha permanecido enterrado en la nieve durante más de 100, 000 años. Al descongelarse el ser, se provoca el caos y el terror al mudar de forma y convertirse en uno de los investigadores."
Interesante remake de la película The Thing from Another World (del año 1951 y dirigida por Howard Hawks) que ha logrado sobrevivir de forma excelente. Carpenter logró gracias a ella consagrarse a su vez como uno de los mejores directores del cine de terror.
El espectador puede quedarse contento tanto si desea ver escenas sangrientas como suspenso en su estado más puro.
Es cierto que jamás me han gustado las cintas de terror o suspenso que muestran como un grupo de personas se enfrentan a un evento o enemigo del que desconocen su origen y características y que casi siempre suelen terminar eliminados uno por uno.
Dicho lo anterior, me atrevo a asegurar que esta obra es la famosa excepción que confirma la regla, todo en ejemplo de lo que debe ser una realización de terror donde no quedan cabos sueltos.
Todos los aspectos que destacan en las producciones actuales de terror son pisoteados por la cinta de Carpenter, en donde para comenzar no hay conversaciones estúpidas entre los personajes principales, ni las consecuencias inmediatas que ellas puedan traer a la historia y si existen marcadas evoluciones de los distintos personajes durante el transcurso de este ejercicio cinematográfico del director y guionista nacido en Nueva York.
Cabría hacer una mencion especial en este punto y es que que al momento de observarla, no pude evitar recordar Alien de Ridley Scott, debido principalmente a las relaciones existentes entre los acontecimientos de ambos trabajos y el origen de los seres de otro mundo que son muy parecidos.
Igualmente merecen menciones especiales la atmósfera tan convincente que posee, ya que es lo suficientemente densa como para dar como resultado un producto tenebroso y con distintos atributos más que interesantes para los amantes del género; y los escenarios que son parte del recurso que utiliza Carpenter para provocar miedo en el espectador.
La ambientación y lugar donde suceden los acontecimientos dan un toque especial a la película: La Antártida, un lugar desierto donde es imposible pedir ayuda o ser rescatado; un lugar donde prevalece la soledad y el silencio que muchas veces nos asusta y que Carpenter logra plasmar a la perfección.
También las actuaciones tan convincentes que consiguen que los personajes sean creíbles, de las que subrayaría la de Kurt Rusell como un protagónico concluyente.
Es interesante ver como los protagonistas muestran cierta incredulidad al principio pero a medida que descubren pruebas existenes de que hay algo que desconocen, comienzan a desconfiar de todo lo que hay a sus alrededores.
Por otro lado la realización de los efectos especiales es maravillosa y digna de mención ya que logra asustar al espectador de una forma increíble en cualquier escena. Dada la época en la que se filmó la película, todos los efectos especiales están realizados mediante un presupuesto no muy elevado, pero si excelente a la hora de convencer.
Porque Carpenter sentó las bases del terror moderno en donde se trata de valer de efectos de sonido, máscaras de látex deformadas o gritos sin sentido; sino de conseguir miedo corporal entre personas de carne y hueso, en un entorno natural, mediante circunstancias adversas que se escapan de su lógica. Todo esto valiendose de un montaje atractivo y diligente, en donde va explorando la desconfianza, la desolación, la desesperación, ante hechos que el hombre no puede controlar o que se alejan de su percepción.
En este caso, es un ser que es capaz de mutar, capaz de convertirse en cualquier organismo vivo con el que tiene contacto. Surgen entonces la personalidad obstinada y nerviosismo palpable, y es que Carpenter conoce como desarrollar estos aspectos y además suavizar los instantes dramáticos cuando debe hacerlo, usando movimientos de cámara adecuados para adentrarnos en ese lugar.
Un clásico con mayúsculas. Pocas veces un remake ha sido tan acertado y necesario. Una indiscutible obra de culto y por supuesto una de mis películas favoritas.
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