Directores: Michael Powell, Emeric Pressburger
Duración: 163 minutos
País: Reino Unido
Elenco: James McKechnie, Neville Mapp, Vincent Holman, Roger Livesey, David Hutcheson, Spencer Trevor, Roland Culver, James Knight, Deborah Kerr, Dennis Arundell, David Ward, Jan Van Loewen, Valentine Dyall, Carl Jaffe, entre otros.
" El relato sobre la vida de Clive Candy que inicia en el momento en el que la Guerra de los Bóeres está ocurriendo, para avanzar después a través de la Primera y Segunda Guerras Mundiales en donde el soldado consigue ascender de puesto en las filas del ejército británico."
A lo largo de toda una vida un hombre puede llegar a ser muchos hombres. A pesar de que esto sea de esa forma, no importa en qué etapa de su existencia se encuentre, cuál de esos hombres sea, ya que en cualquier momento le puede llegar la presencia de ésta.
La película en algún sentido es un instrumento de animación patriótica tras algunos años de guerra y esperanzas de una continuación prolongada. Anima a la participación en la defensa civil, relata los crímenes de guerra del nazismo y los errores de su ideología, denuncia la debilidad de los gestores de la victoria en 1918 y exalta la lucha por la supervivencia. Las propuestas patrióticas se argumentan sin arengas, sin sermones, sin estridencias y sin condenas del pueblo alemán. En la última parte de la cinta, cobra fuerza la amistad sincera y entrañable del viejo general inglés y el maduro ex coronel alemán, ambos heridos por la vida, las guerras y el amor a una mujer. El general cometió un error de juventud al no advertir a tiempo su amor por aquella mujer. Perderla le ha supuesto una fuente de amarguras que le ha mantenido en una búsqueda incesante de la mujer ideal, la mujer perdida con la que identifica a su esposa, y a su ayudante y chófer en los años de retiro. Su afecto por ella, le llevara a ignorar los reglamentos y la humillación posterior que sufre a manos de su compañero sentimental. Al perdonarlo, muestra la grandeza de su espíritu y su apuesta por la paz.
Antes de la majestuosidad cromática de dos clásicos indiscutibles como Black Narcissus y The Red Shoes, el duo formado por Michael Powell y Emeric Pressburger filmó este delicioso ejercicio de estilo que no se molesta en ocultar su naturaleza de obra oportuna destinada a teorizar (con inusitada sensibilidad) sobre la necesidad del combate bélico, cuando las circunstancias así lo exigen. Todo ello siempre contemplado desde un punto de vista humanista y atendiendo a valores hoy tan caducos como el honor, el valor y el respeto al prójimo. Esto puede sonar muy conservador o reaccionario, pero conviene insistir en que la película fue filmada en 1943, justo en plena Segunda Guerra Mundial, por lo que la pertinencia de su discurso complejo resulta innegable.
Sin embargo, hay un tema que trata la cinta que me ha llamado más la atención que toda la cuestión bélica: aquel que tiene que ver con el paso del tiempo, la adaptación al cambio y a las circunstancias, reflejado en la obra mediante ese emotivo triangulo sentimental formado por los tres protagonistas. Y es que, la película va mucho más allá de su elegante e inteligente patriotismo (en ningún momento se les ocurre condenar al pueblo alemán), puesto que también enuncia, con mesura pero sin pelos en la lengua, de las cosas que dan sentido a la vida: las esperanzas de juventud, los errores que nos marcarán hasta el fín de los días (que belleza la historia de amor del Coronel y el personaje interpretado por Deborah Kerr, y qué ingeniosa la idea de hacerla interpretar tres papeles diferentes), la experiencia que iremos adquiriendo con el paso de los años, la aceptación de lo inevitable y un largo etcétera.
Por supuesto, todo esto está filmado de forma asombrosamente nítida, con una puesta en escena atenta al detalle, teatral cuando tiene que serlo, iluminando y resaltando tonalidades que enfatizan los aspectos dramáticos de cada secuencia, haciendo un uso muy acertado de las elipsis y los flashbacks y permitiendo así que los actores se adentren en sus personajes, sacando todo lo que pueden regalarnos. El resultado es una película muy moderna, que en contra de lo esperado no ha perdido ni un ápice de su vigencia, y que sigue fascinando. quizás por la sabiduría con que afronta conceptos tan elementales como la amistad, el amor y la muerte. Quizás porque se centra en las personas y deja de lado moralinas innecesarias. Quizás por le da prioridad a lo humano frente a palabras huecas y rimbombantes que no expresan nada.
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