Director: Ray Lawrence
Duración: 121 minutos
País: Australia / Alemania
Elenco: Anthony LaPaglia, Rachael Blake, Kerry Armstrong, Manu Bennett, Melissa Martinez, Owen McKenna, Nicholas Cooper, Marc Dwyer, Puven Pather, Lionel Tozer, Glenn Suter, Leah Purcell, Barbara Hershey, Natasga Guthrie, James Cullington, entre otros.
" Las relaciones de cuatro parejas se desentrañan tras el descubrimiento del cuerpo de una joven en el monte de Lantana, en los suburbios de Sydney."
Me suele resultar bastante decepcionante cuando una película se proyecta con dirección hacia metas u objetivos muy altos y termina fallando. En este caso, la idea detrás de la mente del escritor es grandiosa: transformar en algo distinto la trama usual del filme de misterio (un policía, un cuerpo, muchas pistas, muchos sospechosos) como sucedía por citar un ejemplo en Twin Peaks y con ello suspendernos en el mundo de los involucrados cambiando todo el enfoque del asunto. Esto es, construir un tejido de relaciones en torno a cuatro (y medio) vínculos que terminan estando entrelazados. Y haciendo uso de una pieza particularmente sutil que desoriente completamente y en la que la identidad del asesino no sea revelada hasta el final, para dar a entender que nadie tiene la culpa de todos estos crímenes matrimoniales, como si de una metáfora se tratara. Por supuesto, se debe ser lo suficientemente lúcido para llevarnos sin problemas a lo que de modo lógico se vuelve totalmente inesperado. Es decir, emplear algunos actores sumamente reconocidos por su labor histrionica en los escenarios y en la pantalla grande
Se trata simplemente de un filme que pertenece a los dramas que denominaría complejos. Aunque, su trama gira alrededor de un asesinato, la historia más bien se ocupa de realizar una exploración acerca de una serie de relaciones de pareja que para el disfrute (o en su defecto el sufrimiento) del espectador resultan estar conectadas entre sí.
Todo el asunto comienza con la imagen del cuerpo de una mujer tendido sobre un arbusto de lantana, de la cual no conoceremos su identidad hasta que el final se encuentre cercano. La historia se basa principalmente en ese terrible hecho, y se centra en un cuarteto de familias que comienzan siendo presentadas por aquella que conforman el detective Leon Zat, y su esposa Sonja.
El título de la película, hace referencia a la dañina maleza que crece de forma desproporcionada y que eventualmente estrangula y termina enredándose con todo lo que encuentre a su paso en cualquier jardín. Es la metáfora perfecta que expresa la manera en que todas las relaciones finalmente acaban siendo estranguladas y enredadas por toda esa maraña construida a base de infidelidades, engaños y una buena dosis de infelicidad.
Por otro lado, la estructura de la obra me pareció muy similar a una creación de Robert Altman que conozco con el título de Vidas Cruzadas, en donde precisamente las diferentes historias que se relataban se cruzaban en momentos críticos de las existencias de los personajes.
Ahora bien, es un ejercicio que tiene como pretensión ser lento y con ello provocar no otra cosa más que la más profunda reflexión. De hecho, no faltara quien durante la primera hora pueda caer enfermo de tedio y estar a dos pasos de quitarla, para no volver a verla jamás. Después aparece en el pausado relato el suceso que generará la tensión necesaria en el espectador, por lo que todos los personajes envueltos en el dilema del matrimonio dejarán salir todas aquellas emociones contenidas y el argumento fundamental comenzará a tomar forma.
Como ya lo he mencionado, no es un filme que intente desmenuzar las causas de la infidelidad, y tampoco versa sobre temas tan trillados como el sexo o el deseo. Más bien, la cuestión está enfocada en dos elementos inherentes a ese especial contrato que suele ser el matrimonio: por un lado el desinterés que produce la rutina y la confianza que existe en la pareja.
De tal manera que, por un lado nos expone como la pasión inicial se va desvaneciendo debido a un hecho que cualquiera consideraría evidente: todos los días son iguales, ese es el corolario de la rutina. Además, como resultado de esta dinámica, se esfuma el deseo porque en ese proceder tan común como incongruente de los humanos, se anhela todo aquello que no se tiene en lugar de aquello que en apariencia se posee, y surgen con ello un insalvable distanciamiento, a veces hasta un impetuoso desapego. Sin embargo, no todo está perdido en ese punto vital de una pareja, el amor se transforma en algo que podría calificarse simplemente como afecto. Entonces brota la infidelidad que acontece como una consecuencia de esta inconexa disposición, no como un origen de ella. Como bien señaló algún poeta: esto es amor, quien lo probó lo sabe.
Desde luego, al interior de estos enlaces tan maltrechos, el común denominador es el miedo que los impulsa. Existe en ellos un temor a que sus parejas ya no los quieran. Un miedo a reconocer que ya no funcionan, y quizás un miedo insondable a la soledad. O nada más que un pavor a que la herida sea mortal y que provenga de una necesidad malsana de necesitar a la otra persona. Por ello, ante ese miedo, siempre resulta recomendable mirar para otro lado, porque como bien dice el saber popular: corazón que no ve, corazón que no siente.
O tal vez la película solo nos esté diciendo que la primera ley de movimiento de Newton se puede aplicar al comportamiento humano: la mayoría de nosotros continuamos apegándonos en todo momento a todo aquello que en cierto punto solo hacemos por inercia, y en consecuencia se requiere un evento trascendental para que logremos cambiar de dirección en nuestras vidas.
Me gustaría destacar aquellos compases que resuenan en la secuencia del cierre en la que se nos muestra a los diferentes matrimonios, me dio la impresión de ser un perfecto catálogo de la contradicción humana, tan real como la vida misma y digna de un estudio sociológico.
En resumen, una película que fue amada por la crítica y que obtuvo todos los premios australianos posibles en el momento de su estreno. Es el tipo de cinta astuta, de múltiples capas, que los expertos pueden analizar con bastante amplitud sentados en una cafetería un domingo por la mañana.
Un filme bien construido, sin llegar a ser perfecto pero que consigue ser correcto y con algunas actuaciones impecables. El único inconveniente que tuve con ella es que parece señalar casi de forma consciente lo intrincado y capaz que es su guión, mientras yo pude ver todos sus engranajes girando.
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