Director: Takeshi Kitano
Duración: 103 minutos
País: Japón
Elenco: Takeshi Kitano, Kayoko Kishimoto, Ren Osugi, Susumu Terajima, Tetsu Watanabe, Hakuryû, Yasuei Yakushiji, Tarô Itsumi, Ken'ichi Yajima, Makoto Ashikawa, Yûko Daike, Tsumami Edamame, Yûrei Yanagi, Sujitarô Tamabukuro, Tokio Seki, entre otros.
" Nishi decide abandonar su empleo como policía ante las terribles dificultades personales y profesionales que está enfrentando. En plena espiral descendiente hacia la depresión, de aquí en adelante el hombre determina tomar toda clase de elecciones cuestionables."
Para abrir el tema que resulta ser esta película, cabría hacer la afirmación que esta Hani-bi creación de Takeshi Kitano en todos los sentidos, es alguna especie de rareza en el significado más amplio que pueda poseer dicho concepto. Y es que, fiel a sus anteriores trabajos como director, como sello identificable la cinta contiene una importante cantidad de violencia que resulta ser de manera sorprendente demasiado gráfica, y sin embargo, en el fondo de ella se encuentra una conmovedora historia de amor, lealtad y devoción.
Durante la totalidad del tiempo de metraje de la obra, Kitano (quien, además de dirigir, también escribió y protagonizó la película) recorre una línea finamente peligrosa entre los dos extremos temáticos que abarca su filme; esto de algún modo la transforma en automático en un intrincado acto de equilibrio que, si lo hubiese intentado un cineasta menos talentoso, podría haberse convertido posiblemente en un completo desastre cinematográfico. Sin embargo, el director logra identificar este perfecto centro de armonía, y el choque que ocurre entre la belleza y la violencia se combina para crear una discordante amalgama de respuestas emocionales, muchas de las cuales se tornan demasiado conflictivas.
Llegados a ese punto, la correspondiente audiencia que en general atraviesa la singular experiencia que es su visionado, con fascinación y repulsión a partes iguales y de modo simultaneo, la obra se puede llegar a vivir como una de las aproximaciones cinematográficas más placenteras (en términos estéticos) que pueda recordar en años recientes.
De hecho, el propio título de la película en si, reconoce estos dos estilos visuales que son básicamente opuestos. Mientras que la palabra japonesa Hanabi que se traduce como Fuegos artificiales (el nombre bajo el cual fue lanzada en los Estados Unidos), la peculiar adición de ese guión en el nombre (Hana-bi), hace énfasis en un par de componentes individuales de la palabra, que son traducidos como Fuego y Flor respectivamente, y que significan precisamente la colisión que existe entre la destrucción y la belleza como un asunto esencialmente de renovación.
Ahora bien, gran parte del argumento de la cinta gira alrededor de un policía llamado Yoshitaka Nishi, quien se ve obligado a retirarse de las fuerzas del orden, después de que en su trabajo sucede un tiroteo en el que se ve envuelto y que deja a su compañero Horibe paralizado, solo y confinado a pasar el resto de sus días en una silla de ruedas. Mientras esto ocurre, Nishi sigue tratando de aceptar, al mismo tiempo que continua lidiando con el hecho de la pérdida inminente de su esposa Miyuki, quien está muriendo lentamente de leucemia.
Por otra parte, el afligido policía mantiene ocultos algunos negocios turbios que conserva con la mafia de aquel país, los llamados Yakuza, los cuales le han ocasionado toda clase de deudas con los maleantes. Así que, como lo haría cualquier esposo desesperado en tal situación, Nishi decide robar de forma silenciosa un banco, para después usar la mayor parte de las ganancias en financiar unas amorosas vacaciones familiares para beneplácito de su pareja enferma.
En ese sentido, diría que las escenas entre Nishi y la desmejorada esposa se encuentra entre las más conmovedora que haya presenciado últimamente. Aquella señora Miyuki solo cuenta con dos líneas de dialogo en todo el filme, por lo que la mayor parte del tiempo la pareja lo transcurre en completo silencio y reflexión profunda, y aún así es posible apreciar de manera auténtica el afecto que se tienen el uno por el otro. Es más, podría asegurarse que su amor es completamente silencioso, de naturaleza reservada y esta característica lo vuelve en un tema mucho más conmovedor cuando Miyuki la esposa, finalmente pronuncia algunas palabras.
Otro de los personajes conmovedores dentro de la propia historia es Horibe, el leal compañero de la fuerza policial cuya lesión que termina por paralizarlo, al final es abandonado por su familia y se queda completamente deprimido. Después de intentar suicidarse, Horibe recibe materiales por correo de su antiguo compañero para que emplee su tiempo en la pintura, y entonce decide comprometerse con la causa y resuelve volcar todas sus emociones sobre el lienzo; por lo que finalmente descubre una razón para su enrevesada existencia. Un dato fundamental en este aspecto es que, las obras de arte que se observan en la película fueron creadas por Kitano en 1994, luego de padecer un grave accidente en motocicleta.
Desde luego, si hay otra pieza de esta creación que merece ser destacada es la fenomenal y enternecedora banda sonora, que fue compuesta por el reconocido compositor japonés Joe Hisaishi, en la que sería su cuarta colaboración con el director.
En mi caso, hay pocas objeciones que pueda realizar para este filme. Quizás, uno de sus puntos más débiles sea la estructura narrativa en la que, por ejemplo la inusual disposición de la historia en la que se hace uso constante del recurso del flashback, ocasiona que algunos puntos de la trama fuesen difíciles de aterrizar, y por ende quedan flotando en el aire algunos datos que realmente no quedan claros. Sin embargo, esa es la única apreciación negativa que tengo al respecto, y que se me viene a la mente en este preciso instante.
Con todo ello, esta formidable obra es una interesante mezcla, peculiar composición demasiado variada y formada por ingredientes tan antagónicos entre sí como la violencia, el amor y hasta un correcto humor, y no es muy probable que después de un primer visionado se olvide con facilidad.
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