Jacob's Ladder (1990)

 

Director: Adrian Lyne

Duración: 113 minutos

País: Estados Unidos

Elenco: Tim Robbins, Elizabeth Peña, Danny Aiello, Matt Craven, Pruitt Taylor Vince, Jason Alexander, Patricia Kalember, Eriq La Salle, Ving Rhames, Brian Tarantina, Anthony Alessandro, Brent Hinkley, S. Epatha Merkerson, Suzanne Shepherd, Doug Barron, Jan Saint, Kisha Skinner, Dion Simmons, entre otros.

" De luto por la muerte de uno de sus hijos, un veterano de la guerra de Vietnam angustiado intenta descubrir su pasado mientras sufre un severo caso de disociación. Para conseguirlo, debe descifrar la realidad y su propia vida a partir de sus sueños, engaños y percepciones acerca de la muerte.

¿El personaje principal Jacob Singer está soñando? ¿O su vida es nada más que una enorme pesadilla? ¿O simplemente está alucinando, sufriendo las consecuencias del síndrome de estrés postraumático a causa de lo vivido en Vietnam? Como espectadores no lo sabemos. Pero el director Adrian Lyne se encargará de mostrarnos la pesadilla de Jacob. Para ello se adentrará en las profundidades del infierno en el que habita un hombre, y en el proceso, intentará explicar la psicosis que experimenta el atormentado Jacob.

Jacob Singer he regresado de Vietnam completamente cambiado. En el presente suele ser perseguido por horribles visiones en las que aparecen demonios, entidades extrañas y personas que pueden o no querer lastimarlo. Le confía a su novia Jezzi lo que le está sucediendo, pero ella no es capaz de comprender el horror que está experimentando el martirizado sujeto. Es cuando resuelve buscar la guía de su quiropráctico, un viejo amigo que posee una sabiduría demasiado profunda. Además de que Jacob sigue encontrándose bastante destrozado por la muerte de su hijo pequeño. Todavía está de luto a pesar de que parece haber comenzado una nueva vida lejos de su antigua familia (está divorciado). Sin embargo, cuando viaja en el metro, se topa con un hombre que trae colgando de su abrigo algo que parece ser una cola. Y cuando se halla en una fiesta, observa a su novia bailar de modo erótico con una criatura alada. Luego están los rostros, seres sin facciones que tiemblan todo el tiempo de manera descontrolada. Entonces, ¿Jacob está perdiendo la cordura o es que algo grave ocurrió en Vietnam?

Pero veamos, la obra sin dudarlo genera miedo, pero no como suele suceder porque esté llena de sangre. Es decir, a nadie le extraen las vísceras, mutilado o destripado. En esta oportunidad el verdadero terror es psicológico, tocando el núcleo mismo de lo que puede perturbar a cualquier persona. No es que tengamos miedo, tan solo nos cubrimos los ojos ante la pantalla, o nos escondemos detrás del hombro de alguna pareja. No, estamos inquietos, pero casi hipnotizados, asombrados por lo que estamos contemplando. Y como suele suceder con frecuencia, las imágenes más aterradoras son aquellas de las que no puedes apartar la mirada.

Por ejemplo, tomemos la escena con Jacob en la cama, afligido por la pérdida de su hijos. Vemos el departamento desierto, percibimos el marcado silencio en el lugar y sentimos su angustia. El hecho de que miremos a un hombre que produce que su cuerpo vibre de maneras violentas, aullando y chillando un horrible sonido, mientras se va apagando. Se supone que ese hombre no debe estar allí. Jacob lo sabe. Nosotros lo sabemos. Sin embargo, el director también lo sabe. Por lo tanto, al incorporar una imagen tan inusual en un momento tan escabroso de un modo abrupto, nos intenta indicar el nivel que ahora tomado la película. Dicho de otra forma, Lyne ahora puede hacer cualquier cosa, mostrarnos lo que se le antoje. Se ha convertido en el titiritero no solo de sus personajes sino del público. Cuando un director se atreve a despojarte de todo el sentido de la realidad, se vuelve peligroso y la audiencia está más sola que nunca.

En lo que respecta al final, me parece una cuestión de perspectiva e interpretación. En otras palabras, cualquiera puede verlo como un cierre adecuado. Otro puede apreciarlo como una salida, como una demostración de inteligencia. Pero todo lo que ha estado conduciendo a aquel desenlace ha sido estimulante, un verdadero escaparate de lo surrealista. El hecho es que no se puede dejar el filme siendo el mismo. Simplemente no es posible. La cinta requiere que se usen demasiadas emociones. Requiere demasiado razonamiento. Incluso para una persona que admira la obra, que incluso le agrada de forma auténtica como yo, no fui capaz de terminar de observarla sin sentirme diferente: esto es probablemente más taciturno, tal vez distante, perturbado pero tal vez con una sensación de haber sido imbuido por la experiencia.

Por otro lado, el hecho de que se le haya realizado una nueva y pésima versión hace un par de años, demuestra con creces que no es posible volver a repetirla, a recrearla. Tan sencillo como que no hay forma de que la calidad visual se mantenga, ni que decir del terror genuino que posee. En estos días, aquella profundidad psicológica seria reemplazada por todo tipo de clichés y la historia hubiese sido colmada por el uso del famoso CGI. Es decir, para tratar de recordar alguna obra de terror que realmente haya trascendido, ninguna de ellas fue concebida después de la era de los efectos visuales. En ese sentido, el hecho de que esta película no haya sido arruinada con una edición apresurada, una cinematografía estilizada y efectos llamativos es un claro testimonio de la época en que fue hecha. Aquel color seco y macilento, la apariencia granulada y arenosa, una atmósfera espeluznante, una música sutil que lo acompaña son un sello inigualable de aquella época que fueron los finales de los ochenta y principios de los noventa, una era en la que la practicidad e los efectos añadidos al realismo no le restaron valor. Debido a todo esto, la historia, la trama y los personajes toman todo el peso del filme, casi una excepción comparada con las cintas de estos tiempos.

En mi opinión, la brillantez de la cinta surge de la capacidad de la misma de mostrarnos sola la puerta. Esto es, el director nos la describe y solo nos insinúa que es lo que hay detrás. Nosotros como audiencia, estamos obligados a descubrir qué hay realmente dentro y, en ultima instancia abrir aquella entrada.

Volviendo a las creaciones actuales, el problema con la mayoría de ellas es que los directores quieren abrir aquella mentada puerta por nosotros. Y yo me pregunto, ¿por qué no podemos optar por examinar solo la puerta y nada más preguntarnos que hay detrás de ella? ¿Por qué no podemos solo decidir si queremos abrirla o no? bueno, en el caso de esta película, resulta que no se trata de una puerta sino de una escalera. Por ello, tenemos que determinar si queremos aventurarnos en ir hacia arriba o hacia abajo. En mi caso, resolví aventurarme.