Director: Michael Moore
Duración: 90 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Michael Moore, Roger B. Smith, Rhonda Britton, Fred Ross, Kaye Lani Rae Rafko, James Blanchard, James Bond, Pat Boone, Anita Bryant, Karen Edgely, Bob Eubanks, Ben Hamper, Dinona Jackson, Timothy Jackson, Tom Kay, Correy Lennox, Brian MacDonald, Janet K. Rauch, entre otros.
" Aclamado documental que arremete contra el poder de las grandes corporaciones industriales, en las que el incorruptible como insufrible Michael Moore trata de conseguir una entrevista con Roger B. Smith, presidente en aquel momento de General Motors, para poder preguntarle sobre las devastadoras consecuencias del cierre de una planta del gigante del automóvil "
Veinticinco años antes de la crisis del agua que padecería aquella ciudad, Michael Moore captó el periodo en el que Flint una ciudad de Michigan, comenzó su declive, pasando de ser la famosa Ciudad de los Vehículos, contando en aquel momento con una buena cantidad de puestos de trabajo en el sector manufacturero y la innovación, para transformarse en una ciudad que se hallaría luchando contra el desempleo y la delincuencia.
Conviene precisar que uno de los puntos de inflexión que resultaría clave en esta penosa situación fue el cierre de plantas en la localidad por parte de General Motors para trasladar la producción a México, donde la mano de obra era más barata. Por consiguiente a lo largo de este documental, Moore intenta acceder de forma personal al director general de la reconocida compañía, un tal Roger Smith, pero éste peculiar señor no quiere saber nada del polémico documentalista (y eso que se trata de su primera película, incluso antes de que el citado Moore se hiciera conocido). Por este motivo, solemos ver al comienzo a un portavoz de GM que explica ante la cámara la posición de la empresa, y tiene razón: a los empleados no se les promete una seguridad de por vida por parte de su empleador, y era más que evidente que Smith necesitaba que la empresa fuese competitiva. Sin embargo, es difícil de procesar todo este mensaje cuando por un lado tenemos a Smith que sigue ganando millones de dólares, mientras que los de abajo, sus trabajadores, están siendo desalojados de sus casas.
En primer lugar, Moore realiza un trabajo fantástico al situar todo esto en su propio contexto, y resulta ser muy irónico que Flint fuera el lugar donde el poder de un sindicato como United Auto Workers se ejerciera alguna vez con tanta eficacia. Esto aconteció en una popular huelga dentro de la propia planta, que detuvo toda la producción durante seis semanas en 1937, antes de que la empresa cediera a algunas de sus demandas. Después, en la era de la globalización, el sindicato está paralizado por el hecho de que GM simplemente los tiene acorralados y pronto se larga a México. Además, uno de los trabajadores entrevistados es bastante perspicaz al señalar de igual forma que el sindicato es más débil porque los dirigentes sindicales se han acercado demasiado a la dirección de la empresa.
Conforme con todo esto, Moore también logra captar un buen número de imágenes que muestran a gente común y corriente, y las empalma con las de algunos ricos que se muestran completamente insensibles, sin contacto y con derecho, mostrando poca simpatía y empatía. Por ejemplo, cuando una anciana golpea una pelota de golf mientras especula que los desempleados son así porque son gente perezosa, realmente hace hervir la sangre. Incluso se vuelven igual de alucinantes aquellas estampas que vemos en una fastuosa fiesta al estilo del Gran Gatsby, que se completa con la contratación de unas cuantas personas para que se mantengan en una posición congelada como si fueran estatuas humanas, y más tarde otra celebración en la inauguración de una cárcel, donde la noche antes de que se abra una nueva gran prisión (ya sabes, para hacer frente a la ola de delincuencia que se viene), se les permite festejar y dormir en una celda por toda una noche. Todo es un juego gigantesco para estas personas, e insisten en que Flint es un gran lugar para vivir.
A la par vemos a distintos lideres cívicos, artistas y predicadores que intentan animar a las multitudes con charlas, actuaciones y sermones, y aunque puede que tengan las mejores intenciones, de igual forma solo parece que sus acciones se quedan en la mera superficie al no abordar el problema en su origen. En lugar de hablar de la avaricia de las empresas y sus accionistas, y de la brecha de riqueza que existe en Estados Unidos, que comenzaría a ampliarse poco después (y que sigue siendo un gran problema hasta el día de hoy), el énfasis se pone en la gente que se halla en la parte más baja de la pirámide, en lo que deberían hacer para mantener la fe, para considerar que su desdichada situación se trata no solo de una gran oportunidad sino de una bendición disfrazada, para mantenerse motivados, para quizás desarraigarse de su lugar de origen y encontrar empleo en otro lugar, y una larga retahíla de disparates. A menudo vemos en pantalla algún rostro radiante, alegre y optimista (y sí, suele ser blanco con cierto grado de bienestar) soltando perogrulladas; nunca les vemos criticar a GM, o tener un debate matizado sobre las formas de convertir la situación en un asunto más justo, o incluso mostrar un poco más de seriedad al respecto. Para colmo los planes que prepara la ciudad ante la eventualidad traen como resultado solo el desastre, incluyendo la apertura de un parque temático y la construcción de un lujoso Hilton, que cuesta millones y millones de preciosos dólares, y que cierra poco después.
En cualquier caso, debo reconocer que aunque quedé asombrado por el trabajo de Moore en este proyecto, hubo un par de momentos que me hicieron estremecer y no en el mejor de los sentidos. El primero de ellos ocurrió cuando en el comienzo del metraje persigue a una mujer que ostenta el título de Miss Michigan (que luego se convertiría en Miss América), que está en la ciudad justo para participar en un desfile, y al principio le concede algunas respuestas superficiales a Moore cuando este le pregunte qué piensa sobre los despidos que están ocurriendo en la ciudad. Me pareció bastante fuera de lugar, incluso si su cara sonriente y el desfile son eventos casi irónicos ante la luz de la mísera en la que se hallaba en ese instante la maltratada localidad.
Sin embargo, resulta mucho peor el momento en el que muestra a una señora matando y luego descuartizando a un conejo, en lo que es una secuencia extensa (y muy gráfica de la espeluznante labor de tan excéntrica mujer). No hay ninguna razón para incluir esto en el metraje, puesto que había establecido el hecho de que esta señora cría conejos para comer y vender, para tratar de ganarse la vida. Ante esto, me sentí tan disgustado y decepcionado que consideré por un segundo la posibilidad de rebajar mi apreciación en esta breve reseña, pero decidí darle un poco de margen a Moore por lo relevante que creo que es este filme. Solo queda advertir que hay que tener en cuenta que esto se efectúa luego de pasar la hora de duración (pero no, no voy a ir a buscar la secuencia para dar un dato más preciso).
Para concluir, cabe decir que a Moore se le suele acusar de ser demasiado parcial con los temas que aborda en sus filmes, pero lo que vemos aquí no son otra cosa que hechos y personas reales. En esta película nos ofreció una ventana a lo que se convertiría en una tendencia creciente en Estados Unidos, y se adelantó a su tiempo al hacerlo. Según veo, lo que hace sentir tan incomodos a algunos no es que posea una agenda como tal, sino el hecho de saber que lo que estamos viendo está muy mal, y sin embargo nada parece haber cambiado.
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