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The Color Purple (1985)


 

Director: Steven Spielberg

Duración: 154 minutos

País: Estados Unidos

Elenco: Danny Glover, Whoopi Goldberg, Oprah Winfrey, Margaret Avery, Willard E. Pugh, Akosua Busia, Desreta Jackson, Adolph Caesar, Rae Dawn Chong, Dana Ivey, Leonard Jackson, Bennet Guillory, John Patton Jr., Carl Anderson, Susan Beaubian, James Tillis, Phillip Strong, Laurence Fishburne, entre otros.

" Una historia épica que abarca cuarenta años en la vida de Celie Johnson, una mujer afroamericana que vive en el Sur de Estados Unidos y sobrevive a increíbles abusos e intolerancia. Después de que el maltratador en los primeros años de vida quien es el padre de Celie la casara con el igualmente degradante señor Albert Johnson, las cosas van de mal en peor, dejando a Celie a su suerte para que encuentre compañía en cualquier lugar que pueda. Sin embargo, Celie persevera aferrándose a su sueño de reunirse algún día con su hermana en África."

Concebida desde su origen como una superproducción, tan ambiciosa meta fue la única razón que justificó a Spielberg para que se colocara en la silla de director. El color púrpura tuvo una producción rodeada de polémica desde el inicio del rodaje, en los aspectos cinematográfico, literario, ideológico y racial.

En particular, la elección del cineasta (un hombre blanco de clase media) para que se encargara del proyecto, frustró de antemano a tantos futuros espectadores, que se preguntaban por cual sería el destino de las páginas escritas por Alice Walker en manos de un director hasta entonces solo reconocido por sus películas con extraterrestres o protagonizadas por cierto arqueólogo aventurero. Mientras que el libro describía las luchas extremas de una mujer que crecía siendo pobre, fea y negra en el sur de Estados Unidos, la cinta se desvía (al parecer) muy ligeramente de la autenticidad y el poder feminista del material de origen para centrarse en la búsqueda triunfal de la felicidad y el amor propio de sus protagonista Celie Johnson encarnada por la simpática Whoopi Golberg.

Por este motivo, el propio Spielberg junto con el guionista Menno Meyjes se dedicaron principalmente a contrastar con delicadeza las oscuras experiencias de la citada Celie durante cuarenta años de abusos practicados por su padre en un comienzo y luego por otros tantos a su alrededor.

Según el propio Spielberg, El color púrpura fue el mayor reto de su carrera y me queda muy claro por qué fue así. En términos generales la historia presenta pasajes que se vuelven pesados, por la dureza y la crueldad que se muestran en pantalla, y que por desgracia son bastante reales. Hasta entonces, el director solo había trabajado con pura ficción, y en esta oportunidad se enfrentó a situaciones que ocurrieron con distintas mujeres negras, aunque el libro no esté inspirado en hechos reales. Es decir, se tenia a un director que nunca se había hecho cargo de un drama de esta envergadura, dirigiendo un filme intenso casi al extremo y en un universo que desconocía. Así pues, está claro que Spielberg fue la elección equivocada para el proyecto.

En ese rumbo, una de las criticas habituales que se le hace a este director es su necesidad de crear momentos sentimentales, optimistas o dulces hasta caer en la exageración, un elemento que no molesta tanto en largometrajes como Inteligencia Artificial, pero que en este caso se vuelven incluso ofensivos. Por ejemplo, hay una escena en la que un personaje llamado Harpo le pregunta a su padre Albert (hombre con quien la protagonista es obligada a casarse) un hombre violento y cruel, cómo lidiar con la falta de respeto de su mujer; la respuesta del madre es directa y bastante obvia: le dice que tiene que golpearla. 

Como queda de manifiesto, un padre maltratador está transmitiendo lo peor de su personalidad a su hijo; un momento incómodo y reprobable sin duda alguna. Sin embargo, Spielberg conecta aquella desagradable secuencia con una penosa ligereza. Es decir, notamos una fotografía de tintes cálidos, resaltando el hermoso cielo que cubre a los atormentados personajes, y la partitura de Quincy Jones se vuelve alegre con un remate patético, dando la impresión de que el director no tenia ni idea del dramatismo del momento.

A decir verdad, este factor es recurrente en todo el metraje, ya que Spielberg opta por no mostrar lo que se debe de mostrar. A saber, se ignoran los momentos más dramáticos como el duro paso de Sofía por la cárcel que casi termina con su vida, mientras que se alargan secuencias innecesarias hasta decir basta, como la escena en la que varias personas entran cantando en una iglesia, que remata con la singular frase: ¿lo ve padre? Los pecadores también tienen alma.

Por cierto, el guion escrito por el citador Menno Meyjes, ofrece una redención inconvencible para Albert, símbolo del machismo dentro de la historia que se vuelve de forma espontanea en un varón consciente en el tercer acto sin una construcción satisfactoria, sonando todo como un evento aleatorio. 

Siguiendo con el guion, la protagonista está escrita de una forma más cercana a la pasividad. Es decir, las situaciones simplemente le suceden a Celie, en lugar de que el personaje provoque que la historia tenga un avance. Obviamente, ser un mero observador dentro de una narración no es un problema; sin embargo de ser así, se debería potenciar el drama vivido por la protagonista, algo que Spielberg no se atrevió a hacer. Muestra de ello es que el material que sirvió como base de esta historia explora con precisión cómo la violencia física y psicológica marcaba las relaciones entre los personajes, un aspecto que en este relato no se percibe.

Sin embargo, no todo es desechable en la romántica versión de Spielberg de El color púrpura. En lo que respecta a su temática, la obra es absolutamente relevante y atrevida para la época. Además de la clara cuestión racial, la historia aborda la terrible cultura patriarcal (tan vigente en estos días) y la necesidad de que exista una unidad femenina que le haga frente. Nótese cómo, de modo muy perspicaz Spielberg coloca a los hombres en primer plano, encuadrando solo partes concretas de sus cuerpos, como las manos o la cintura, transformándolos en seres intimidantes. En cambio, las mujeres son filmadas en planos conjuntos que refuerzan su unión.

Encima el director es experto en evitar que el largometraje resulte aburrido, utilizando diversos movimientos de cámara y un montaje fluido para crear un ritmo diligente (que parece que a Kubrick le causaron nauseas y apagó la televisión a los diez minutos). Por si fuera poco, los bellos encuadres a contraluz añaden a la cinta un aura enérgica que concuerda con la parte religiosa de la obra. A su vez el guion presenta situaciones que refuerzan la cohesión de los personajes femeninos y cómo uno sirve de apoyo al otro. De tal manera que mientras que Shug Avery muestra a Celie su belleza interior y exterior, dando lugar a un romance poco desarrollado pero relevante, la protagonista proporciona a la cantante los cuidados y el afecto que nunca tuvo. Es decir, en la historia existe un enorme sentimiento de hermandad y la hermosa secuencia final, que reúne a Celie con quien ha esperado tanto a lo largo de su odisea, refuerza este tema del largometraje.

Hablando de los personajes femeninos, hay que destacar la excelente participación del elenco, creando interpretaciones notables, siendo sin duda el mejor elemento de la creación de Spielberg. En primer lugar Whoopi Goldberg destaca a la perfección los cambios sufridos por su personaje, pasando de ser una mujer intimidada a una persona decidida, transmitiéndolo con una sutileza encantadora, a través de miradas o sonrisas discretas. Por su parte Oprah Winfrey impresiona con la interpretación más compleja de la obra, presentando a Sofia como una persona imponente y valiente, pero que se vuelve demasiado temerosa en el tercio final, casi transformándose en otra persona. Y lo que respecta a Margaret Avery evoca sensualidad y autoestima personificando a Shug Avery, sin dejar de mostrar su necesidad y dolor por la forma en que es juzgada. Por ultimo, Danny Glover es preciso en la construcción de Albert como un hombre vil, cruel y con poca empatía, representando el machismo de este universo.

A nivel técnico, hay que destacar la recreación de las casas, la ropa, el comportamiento y el pensamiento de la época es destacado. Una fotografía fantástica, que a veces parecen metáforas. El color purpura del titulo es el violeta (un abanico entre el rojo y el azul). En la pantalla dicho color esta representado de forma muy bella por flores de ese tono. Por eso me pregunto: ¿Cuántas obras pueden permitirse ser liricas y al mismo tiempo machacarte hasta la medula?

La realidad violenta e inquietante te incordia, te lleva a reflexionar sobre todas y cada una de las formas de encarcelamiento. Como muy bien se retrata, a veces hay que dar el primer paso y decir basta para que todo empiece a cambiar. Por supuesto, decir basta no es fácil. De hecho, nunca lo es. Y lo impresionante es que hoy en día muchas cosas siguen siendo difíciles para los negros, las mujeres, los pobres y todas aquellas personas que de alguna manera son prisioneras de una determinada situación.

Para cerrar, como dato curioso queda aquel momento en el que Spielberg se debe haber sentido muy optimista cuando tomó asiento en algún teatro de Los Ángeles para asistir a la ceremonia de los premios de la Academia. Después de todo, su pelicula había sido nominada a un total de once preseas. Pero cuando terminó la velada, resultó que El color púrpura no había ganado ni un solo premio. Y el maleficio de los Oscar continuó hasta 1993 cuando por fin recibió la estatuilla dorada por su épico drama sobre el Holocausto La Lista de Schindler. Pero esa es otra historia.

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