Director: Claude Lanzmann
Duración: 566 minutos
País: Francia
Elenco: Simon Srebnik, Michael Podchlebnik, Motke Zaïdl, Hanna Zaïdl, Jan Piwonski, Itzhak Dugin, Richard Glazar, Paula Biren, Helena Pietyra, Pan Filipowicz, Pan Falborski, Abraham Bomba, Czeslaw Borowi, Henrik Gawkoski, Rudolf Vrba, Inge Deutschkron, Franz Suchomel, Filip Müller, entre otros.
" Claude Lanzmann dirigió este documental de nueve horas y media sobre el Holocausto sin utilizar ni un solo fotograma de material de archivo. Entrevista a supervivientes, testigos y ex nazis (a los que tuvo que filmar en secreto, ya que sólo accedieron a ser entrevistados por audio). Su estilo de entrevistar preguntando por los detalles más nimios es eficaz a la hora de sumar estos detalles para ofrecer un retrato espeluznante de los acontecimientos del genocidio nazi. También muestra, o más bien deja que algunos de sus entrevistados muestren, que el antisemitismo que causó la muerte de seis millones de judíos en el Holocausto sigue vivo en muchas personas que aun viven en Alemania, Polonia y otros lugares."
Debo admitir que no me encantó cada segundo del prolongado metraje de Shoah. Ni siquiera cada hora. Pero de igual modo hay que considerar que fue hecho de esa manera, que fue un asunto premeditado. Aunque si tuviera que darle una puntuación como se hace ahora en todas las páginas relacionadas con el cine, no le daría una que se acercara a la perfección, no obstante que entiendo de forma muy justificada a quien si lo ha hecho. Es decir, es una pelicula que ha permanecido en mi cabeza en todos los días que han trascurrido desde que la vi, y se debe reconocer que no hay nada que se le parezca.
A mi parecer, la razón por la que ya no se ven muchos documentales sobre el Holocausto es justo porque existe Shoah, una obra que abarcó tanto en esa compleja temática y que al mismo tiempo es una cinta difícil de digerir. Entre la creación de Lanzmann y La Lista de Schindler (que obviamente no es un documental, pero aborda un tema similar de una manera larga y hasta agotadora, aunque ciertamente más accesible), las películas sobre el Holocausto es muy probable que ya hayan alcanzado su limite, que ya hayan alcanzado un hipotético techo desde hace mucho tiempo.
Por otra parte, supongo que El hijo de Saúl (aquella pelicula húngara bastante escalofriante lanzada hace algunos años) ofrecía una descripción fresca e inquietante de una forma singular del genocidio, así que quizá mi argumento no sea del todo válido.
Y bien, cuando se trata de documentales es difícil imaginar otro sobre el genocidio realizado por el régimen de la Alemania nazi contra los judíos de Europa durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial tan completo, desgarrador y ambicioso como Shoah. Además, el hecho de que en 1985 todavía existieran más supervivientes y declaraciones de testigos oculares ayudó bastante al proyecto.
A pesar de la falta de material de archivo e imágenes, esta pelicula se vuelve espantosa de modo increíble y horrible, ya que muchas de las historias por si solas proporcionan una cantidad de detalles tan intensa como abrumadora. El señor Lanzmann fue un entrevistador realmente duro en todo momento, y no tuvo ningún miedo a hacer preguntas difíciles a todos sus entrevistados, ya fueran victimas, autores o meros transeúntes. Puede que resulte incomodo, pero el estilo para interrogar de las entrevistas consigue más detalles, emociones y una honestidad brutal de la que se obtendría en entrevistas más formales. Desde luego, también fue polémica la filmación de antiguos nazis que accedieron a que se grabaran sus voces pero no sus rostros. En ese caso Lanzmann utilizó cámaras ocultas para aquellas entrevistas, y en mi caso por norma ante el uso de ese tipo de engaño me echaría para atrás en un documental, pero el argumento que se emplea para ello al recordar que algunos de ellos se libraron demasiado fácil de sus crímenes y por tanto merecen ser expuestos es más que convincente y hasta encomiable.
Por otro lado, resultaría una labor ardua el pretender abarcar demasiado sobre esta película. Quiero decir que la experiencia de verla es realmente necesaria, porque poner algo tan enorme en palabras es francamente inútil, a menos que quieras extenderte durante paginas y paginas. Pero me gustaría abordar dos críticas destacadas de este filme, y explicar por qué no me molestaron demasiado, al tiempo que repaso de manera breve lo que no esperaba conseguir de ella, pero termine por obtenerlo.
La primera crítica que se le hace de forma repetida se refiera a cómo algunas entrevistas no se traducen de un modo eficaz: en ellas Lanzman hace una pregunta (que está subtitulada), la traductora que le acompaña repite la pregunta en el idioma del entrevistado, luego el entrevistado responde, y luego la traductora vuelve a poner su respuesta en francés (si es que no me equivoco, pero me parece que ese era el idioma que hablaba Lanzmann), que luego se subtitula. Por la forma en que algunos espectadores se quejan de este aspecto, me preocupaba que todas las entrevistas se tradujeran bajo ese esquema, pero al final ocurre que quizá solo sean una cuarte parte de ellas, puede que incluso menos. E incluso siendo de ese modo, no me pareció tan molesto. En pocas palabras, según veo ajustar el montaje podría restar entre meda hora y una hora a la duración, pero tal y como están filmadas estas entrevistas, habría muchos saltos y creo que resultaría extraño.
La otra crítica que recibe y que es bastante frecuente es la duración en general. Que casi nueve horas y media es demasiado tiempo. Esto lo comprendo, y estoy de acuerdo, la duración si fue un reto. En mi experiencia las ultimas dos o tres horas, lo admito, me resulto más laborioso concentrarme. Pero como lo mencioné al principio creo que ha sido algo premeditado, y aunque la pelicula sea menos entretenida en términos simples en esa parte de su metraje, suscita una respuesta emocional única y poderosa.
Al concebir una pelicula tan larga (y en ocasiones repetitiva), Lanzmann consigue que nos acostumbremos a los horrores que trata con tanto detalle narrado de forma explicita. Muchos de los entrevistados aluden a las nauseas y el asco que les producía lo que ocurría en los campos de concentración, pero con el tiempo se insensibilizaron y se volvieron impasibles a todo ello. Por ejemplo el hombre que tuvo que sacar los cadáveres de las cámaras de gas vomitó la primera vez que tuvo que hacerlo, pero al cabo de un tiempo se acostumbró.
Además los habitantes de los pueblos que vivían cerca de los campos de concentración se horrorizaban al principio por los olores nauseabundos, las vistas y el conocimiento de lo que estaba aconteciendo tan cerca, pero también con el tiempo se volvieron impasibles. A menos que hayas estado allí, es tarea ardua imaginar cómo algo tan horrible puede llegar a ser tan normal.
Sin embargo, ver un documental que relata asuntos tan horribles, tan detallado y prolongado como Shoah reproduce esa terrible sensación. Por ese motivo es que cuando me di cuenta de que las historias de las últimas horas ya no me horrorizaban ni me entristecían tanto como las de las primeras horas, por fin comprendí en cierta medida por qué los que vivieron esa espeluznante época se volvieron apáticos. En algún sentido fue un mecanismo de defensa que les permitió seguir adelante, al igual que algunos cuentan sus horrores manteniendo una sonrisa en el rostro a cada momento.
Es un pensamiento escalofriante y aleccionador, darse cuenta de que con toda probabilidad, la gente que he conocido a lo largo de mi vida, mi familia y yo, si todos hubiéramos estado en la misma situación, podría haber resultado igual de sencillo aceptar tales horrores.
Por lo tanto, Shoah, por encima de todo me parece una advertencia para que no nos desensibilicemos, para que nos volvamos indiferentes ante el sufrimiento humano. A no dejar de preocuparse cuando ocurren cosas terribles, porque no hacer nada puede permitir que la gente realmente malvada se salga con la suya en cada oportunidad.
Por supuesto el documental genera mucho más que una conclusión tan elemental en su gigantesca duración, pero esta fue la idea más general a la que pude haber llegado. Existen otras relacionadas con el daño que causan el fanatismo, la ignorancia, los prejuicios y un largo etcétera.
Recomiendo encarecidamente Shoah, a pesar de su naturaleza desafiante y su duración total, porque si le dedicas tiempo es probable que cambie tu visión de la vida y te mejore un poco como ser humano.
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