
Director: Roman Polanski
Duración: 136 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Mia Farrow, John Cassavetes, Ruth Gordon, Sidney Blackmer, Maurive Evans, Ralph Bellamy, Victoria Vetri, Patsy Kelly, Elisha Cook Jr., Emmaline Henry, Charles Grodin, Hanna Landy, Phil Leeds, D'Urville Martin, Hope Summers, entre otros.
" Los Woodhouse son un matrimonio que se muda a un edificio frente al Central Park en Nueva York, una casa que segín un amigo está maldita. Allí los reciben Minnie y Roman Castevet, que los colman de atenciones, y Terry, que se suicida poco después de llegar ellos. Ante la perspectiva de un buen futuro, los Woodhouse se plantean tener un hijo, y Rosemary se queda embarazada, aunque todo lo que recuerda es haber hecho el amor con una extraña criatura que le ha dejado todo el cuerpo lleno de marcas. Con el paso del tiempo, Rosemary comienza a sospechar que algo extraño ocurre con su embarazo."
El género de la película nos indica que es terror lo que se va a mostrar, pero lo que llama la atención desde un inicio es que ese mencionado terror o miedo no se ve directamente sino que se palpa, está presente en la atmósfera perturbadora e inquietante y en la forma excéntrica de comportarse de unos vecinos excesivamente amables.
El retrato de un mundo oscuro y demoníaco tras las apacibles paredes de un típico hogar americano abren la puerta a Polanski para dibujar con sus habiliades características, los planos subjetivos desde la paranoica heroína Rosemary, el humor negro que impregna toda la cinta que como elementos característicos de este realizador se dan cita aquí nuevamente.
La maravillosa adaptación que el mismo Polansky escribió nos va adentrando en una aparente telenovela rosa que al pasar el tiempo mutará en una especie de pesadilla urbana, un surrealista y aterrador viaje con grandes dosis de suspenso y ambivalencia.
El verdadero temor que produce esta realización es la increíble capacidad de crear conciencia en el espectador y hacerle entender que tras la pared del vecino se esconden otros mundos, otra clase de personas, otra clase de "costumbres" que en este caso guardan oscuros lazos como lo es el culto a Satán, un fenómeno que podría estar a la vuelta de la esquina de cualquier hogar llámese decente, es uno de los más grandes temores del ser humano, más que asesinos persiguiendo con armas, más que animales monstruosos o seres del espacio exterior, es esta profunda creencia en el inframundo del sufrimiento eterno y de su abominable líder la que acaba por no dejar conciliar el sueño a los menos aptos.
El ritmo de la película es lento pero perfecto, es con esa cadencia rítmica y la ayuda del climax donde el filme sugiere o evoca miedo.
Otra de las cuestiones que logra transmitir la cinta es la sensación de soledad y el agobio de una genial Mia Farrow que vive una auténtica pesadilla de la que intenta salir pero no puede escapar, es realmente increíble que en una ciudad como Nueva York con millones de personas no pueda ser auxiliada por nadie y se encuentre tan atrapada, es desesperante.
La cima de la desesperación, la angustia, el pánico e impotencia llega en una escena en la que aunque parezca mentira las calles de la gran manzana son el marco claustrofóbico para Rosemary, una música inquietante y perturbadora comienza a retumbar y golpear al espectador hasta dejarlo sin aliento, haciéndolo partícipe de la angustia de la protagonista.
Una trama bien elaborada, un pulso perfecto, un ambiente en el que la actriz principal se siente aprisionada, como de pesadilla, un terror psicológico que se insinua, no que acecha tras una puerta y se presenta en forma de psicópata con hacha y máscara.
Unas actuaciones más que notables en especial la de la citada Mia Farrow y una sobresaliente Ruth Gordon la cual ganó el oscar a la mejor actriz secundaria, y como colofón un sorprendente y aterrador final que tiene el sello inconfundible de Roman Polanski.
En conjunto estamos ante un inmortal clásico del terror psicológico, una obra magistral, enorme, recomendable al cien por ciento. Para mí, obra de culto.
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