
Director: David Fincher
Duración: 157 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Jake Gyllenhaal, Mark Ruffalo, Anthony Edwards, Robert Downey Jr., Brian Cox, John Carroll Lynch, Richmond Arquette, Bob Stephenson, John Lacy, Chloë Sevigny, Ed Setrakian, John Getz, John Terry, Candy Clark, Elias Koteas, entre otros.
" Thriller sobre el famoso Asesino del Zodiaco, un asesino en serie que entre 1966 y 1978 mató a numerosas personas en San Francisco, al tiempo que enviaba a los medios de comunicación cartas con pistas sobre sus crimenes. La acción de la película se centra en las largas pesquisas de dos detectives que intentaron atraparlo y en las investigaciones de dos periodistas que trataron de averiguar su identidad."
Fincher dio otra vuelta de tuerca a su trayectoria como director con esta película y se alejó premeditadamente de las historias de intriga que tan buenos resultados le dieran en una de sus creaciones más reconocidas: Seven.
Es digno de aplauso, no cabe duda, su interés por dotar a cada historia de un tono propio, de un sello que encaje particularmente bien con lo que está contando.
La historia no es una sorpresa, ya que narra la historia de un famoso homicida, autobautizado como Zodiaco, que aterrorizó San Francisco a finales de la década de los 60 y principios de los 70, teniendo a cuatro policías de distintas demarcaciones descifrando sus códigos y cartas para dar con el atípico asesino. La obsesión que produjo el caso es tal, que cuatro personas dedicaron prácticamente su vida a seguir cada una de las interminables pistas y dar con la identidad del criminal.
Poniendo en la balanza, virtudes y debilidades, he concluido que esta cinta si se aprecia con serenidad y se evalúa de forma teórica, vale la pena. El problema, según el que escribe, radica en las fases de recargada densidad en las que se narra la descripción del proceso de investigación, profundizando de modo innecesario en datos y pistas que, luego se comprobará, resultan superfluas a todas luces. Por tanto, es bastante evidente que el director se extendió en el metraje más de lo debido, sumiendo a su obra en una pantanosa atmósfera de monotonía, que acaba por entretener sólo por breves ratos, y por ende como producto final, nunca consigue mantener un nivel alto.
A pesar de ello, hay aspectos ténicos que merecen reconocimiento, como la punzante banda sonora, a cargo de David Shire, construida con instrumentos de cuerda y que traduce con categoría el clima de desesperación y sobresalto que se respiraba en San Francisco por aquellos años en que sitúa históricamente la narración. Por otro lado, destacaría la ambientación, digna de aplauso gracias a los tonos oscuros que caracterizan a una fotografía impecable, que me instaló automáticamente en la década de los setenta.
Las actuaciones, en general, constituyen el otro punto fuerte de la cinta. A la labor solvente a la que nos tiene acostumbrados Robert Downey Jr., se le suma un adecuado protagónico de Jake Gyllenhaal, que no deslumbra pero cumple, y un óptimo desempeño por parte de Mark Ruffalo. Con este trío de actores, el ritmo tan lento de la película pasa un poco desapercibido, ya que tampoco Gyllenhaal es el mejor actor que haya visto, queda claro.
En fin, una historia de suspenso aceptable en su conjunto, más allá de sus notorios altibajos, con una estructura que se podría acercar a las clásicas películas del género, pero que no trascenderá del modo en que lo hizo la mencionada Se7en.
Desde entonces me daba la sensación de que Fincher poseía un talento considerable, pero que aún no había terminado de saberlo aprovechar. Ya les diré cómo le fue con el remake de The Girl with the Dragon Tattoo.
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