Director: Adrian Lyne
Duración: 119 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Michael Douglas, Glenn Close, Anne Archer, Ellen Hamilton Latzen, Stuart Pankin, Ellen Foley, Fred Gwynne, Meg Mundu, Tom Brennan, Lois Smith, Mike Nussbaum, J.J. Johnston, Michael Arkin, Sam Coppola, Eunice Prewitt, entre otros.
"Dan Gallagher lleva una vida perfecta. Tiene una esposa maravillosa, una hija, un buen trabajo. En una fiesta conoce a Alex Forrest, una atractiva mujer que lo seduce. Pero para Dan es sólo una aventura ocasional. Alex, en cambio, cuando él le anuncia el fin de su relación, reacciona con una violencia inaudita. No acepta ser rechaza y sus sentimientos se convierten en una obsesión enfermiza y peligrosa."
Por allá, en los años 80 fue que apareció esta película que trataba el tema de la infidelidad. Obra en la que aparece un hombre que posee una vida casi perfecta, una esposa hermosa y una adorable hija. Es una de las mejores cintas de aquella década, un thriller dramático con altas dosis de suspenso, que nos da una brutal lección de fidelidad hacia la pareja.
Su argumento ha sido imitado en numerosas ocasiones, muchas de ellas en las burdas telenovelas o películas hechas especialmente para la televisión que colman la programación de los fines de semana. Eso si, nunca han conseguido filmar una película de temática similar y tan redonda como ésta.
Lo interesante de la creación de Lyne es que pone en la mesa dos temas muy recurrentes en lo que a relaciones amorosas se refiere. Estos son: la ya mencionada infidelidad y en segundo lugar, el amor que se convierte en obsesión.
Con respecto al primero, cabría mencionar que se ha vuelto común en los matrimonios que llevan un tiempo de casados. Es tanto así, que para muchos hombres y mujeres dicho acto se ha convertido en algo "normal" y ya no es inusual escucharlo en reuniones sociales, ni caer en ello cuando la oportunidad se presente. Se podría realizar un análisis extenso sobre el cambio de pautas que existen y han existido sobre el tema.
Las parejas se casan enamoradas, se juran fidelidad por el resto de sus vidas, sin embargo dicha idea se transforma en una nimiedad al paso de los años, como si la palabra de una persona no valiera nada o si el amor que se puede sentir por el otro, fuese algo pasajero.
Debo señalar que gracias a mis padres, pude saber que en aquella época muchos maridos comentaban que jamás le pondrían los cuernos a sus mujeres después de haber visto esta cinta. Desde luego no hay peor temor para quien da el salto a una doble vida, sin la menor intención en pensar que se trata de una traición. Es tan simple como pensar en voz alta: "te amo a ti, pero voy a jugar con otra chica un rato."
La gran idea del proyecto aparece casi desde el inicio, con el planteamiento del adulterio espontáneo. Ya saben, los dos manifiestan ser adultos y que por lo tanto pueden pasarla bien y despedirse elegantemente. Y luego comienza a darse forma a la pesadilla.
Michael Douglas interpretó con solvencia y convicción al hombre común y corriente que se ve envuelto en una situación terrible de la que no sabe cómo escapar. Glenn Close está grandiosa en su papel de amante despechada cuya obsesión enfermiza acaba transformándola en una mujer sumamente peligrosa. Porque si que genera un miedo terrible.
Es interesante el hecho de que hayan elegido a Anne Archer como la esposa, pues al ser más atractiva que la "otra", queda claro que se trata de los típicos impulsos masculinos; los que intentan romper con la monotonía y no por falta de deseo. Muchas veces ocurre esto: puedes estar con la criatura más adorable y bella, pero la que te prende es la flaca horrenda con pecas en los hombros que acabas de conocer.
Bueno, yo me quedo con que la cinta le hace honor al dicho: " Pueden más dos tetas que... dos carretas".
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