Director: Martin Scorsese
Duración: 117 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: The Band (Rick Danko, Robbie Robertson, Richard Manuel, Levon Helm, Garth Hudson), Eric Clapton, Neil Diamond, Bob Dylan, Joni Mitchell, Neil Young, Emmylou Harris, Ringo Starr, Paul Butterfield, Dr. John, entre otros.
" Documental sobre el mundo del rock grabado en 1978 en el que Scorsese filma el concierto de despedida de The Band, por el que pasó Bob Dylan, Van Morrison, Neil Young, Joni Mitchell, Neil Diamond, Eric Clapton y otras míticas figuras del rock de las últimas décadas."
En la música y en el cine, como en la vida, todos tenemos nuestras preferencias. En mi caso, respeto y me agradan todas las décadas en cuanto a música se refiere; por supuesto lo expreso sin ánimo de ser excluyente y sin ganas de englobar a algún conjunto de artistas que me conmueva especialmente.
Este maravilloso documental es una oda a la buena música, un canto al entendimiento entre la cultura blanca y la negra a través de la canción y un precioso homenaje a toda una generación de talentos que aún hoy, siguen esperando por sucesores.
No creo que sea solamente el hecho de que actualmente sería muy difícil (por no decir imposible) repetir un evento de esta magnitud lo que convierte a esta película en una obra tan grande, tan maravillosa; sino que es a mi juicio, el ambiente, la atmósfera que se respira y está presente durante toda la cinta, la cual es innegable y genera esa complicidad entre los distintos músicos que aparecen en el evento. Esa gran colaboración entre todos, hoy en día sería complicado de hallar, si bien hay que tener claro que la música actual dista mucho de parecerse en algo a la de aquella década.
Un mensaje advierte al espectador desde el inicio: " Esta película debe verse con el volumen alto". Aquí lo importante es la música, por eso es un lujo poder disfrutar de clásicos como The Weight magnificados por una muy cuidada realización colmada de suaves travellings y precisos movimientos de cámara que siempre llegan en el momento exacto, como si la cámara no pesara y decidiera bailar al ritmo de cada una de las melodías.
Si alguien sabe utilizar una imagen para transmitir un sentimiento, ese es Martin Scorsese. Si además se siente a gusto con lo que está haciendo y la gente con la que está trabajando, es el espectador el que percibirá sentimientos y sensaciones y por lo tanto saldrá ganando.
Sustanciosas las conversaciones, sirviendo para definir el carácter de los cinco integrantes de la banda y cargadas de interesantes anécdotas. Pero sobre todo, está la habilidad del director en mostrar en cuatro partes la personalidad de cada individuo. Esto último, heredado del cine clásico, cuando en un par de escenas, con un par de gestos y unas cuantas miradas se nos enseñaba la vida completa de todos los personajes. Aquí, en pocos minutos pude saber como Hudson era el hombre complejo, discreto, poco sociable y que le agradaba estar por su lado. Incluso me enteré de que les cobraba por tocar con ellos. También aprecié que Rick Danko debía tener un gran corazón y escaso cerebro, una especie de amigo de todos y parte de unión del grupo. Por otra parte, Richard Manuel era el tipo peligroso (esa mirada) y el chistoso oficial del grupo. Minutos después me enteraría que no estaba tan equivocado, ya que se suicidó en 1986. De Levon Helm manifestaría que era el tipo más centrado y con más talento, el que siempre tuvo claras las cosas. Por último, que Robbie Robertson era el iluminado, el líder natural, un tipo con personalidad y verborrea, que posiblemente sabía contar números mejor que los otros.
Y luego está el tema de las drogas. En el gran cine no se suele escapar nada y esta es una gran película de un gran autor. A mi me dio la impresión en cada acercamiento, que los ojos brillosos no eran por la luz. De hecho, sabemos que en esa época , el propio Scorsese se metía más cocaína que Tony Montana y que con un poco de tecnología borraron el rastro blanco en la nariz de Neil Young. Las imágenes hablan por sí solas, no hace falta discutir explícitamente del tema.
Al final me quedo con el aprendizaje que ya suena reiterativo: Todo en esta vida tiene su fin.
Adiós muchachos.
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