Director: Don Siegel
Duración: 102 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Clint Eastwood, Harry Guardino, Reni Santoni, John Vernon, Andrew Robinson, John Larch, John Mitchum, Mae Mercer, Lyn Edgington, Ruth Kobart, Woodrow Parfrey, Josef Sommer, William Paterson, James Nolan, Maurice Argent, entre otros.
" Cuando un hombre que se hace llamar "el asesino del escorpión" amenaza la ciudad, un inspector de la policía de San Francisco duro como las uñas llamado Harry Callahan es asignado para rastrear y descubrir al peligroso psicópata."
Han existido muchas películas de acción con policías impulsivos como Die Hard o Lethal Weapon, y ninguna de ellas se libra de sufrir comparaciones con la que inició este nuevo género del séptimo arte que envuelve tanto a la propia acción y a los gendarmes como centro del relato. Muchas películas han intentado seguir su estela, pero ninguna conserva ese atractivo que tiene la cinta de Siegel. Aunque hay que decir que también hay cintas del mismo corte que intentan mostrar al policía más intimo, al honrado, como Serpico, esta obra se ha quedado en el inconsciente colectivo como la mejor muestra del cine policíaco nacido en los setenta.
No es fácil encontrar en la historia del cine norteamericano un personaje que haya tenido tanta importancia como el de Harry Callahan, podemos decir que es uno de los pilares del cine de acción tal y como lo entendemos hoy. Es decir, por momentos pareciera que el personaje supera en sí mismo a la propia película volviéndose secundaria con respecto al amargado antihéroe, porque si lo calificamos de otra cosa estaríamos muy lejos de poder definirlo y abarcar todas sus aristas, especialmente si a alguien se le ocurre llamarle 'un héroe'.
Además en aquella época fue cuando definitivamente la televisión termina por imponer sus métodos al cine, porque cuando se habla de secuelas (que aunque ya existían antes, fue en esa década cuando vino el quiebre) no son más que una especie de proyección de los episodios de televisión. El espectador no acepta que se acabe el relato con un guión elaborado a partir de un principio, un nudo y un final. No, lo importante ahora es acompañar al personaje en sus aventuras durante años.
De Callahan podríamos decir que es un hombre duro, implacable, solitario, poco inteligente y violento. Con pocos estudios, parece haberse formado en las calles de la ciudad. Amargado por la muerte de su esposa en un accidente de tránsito, se comporta como un desarraigado: no tiene amigos, no mantiene relaciones sociales, vive encerrado en sí mismo, apenas habla y cuando lo hace es exageradamente cortante y ácidamente irónico. Odia al mundo que le rodea, pareciera creer que el sistema judicial castiga a los ciudadanos honrados y protege al criminal, carece de valores y principios (aunque por momentos pareciera creer en la justicia), vive al margen de todo código moral o ético, tiene comportamientos contradictorios, y pareciera de igual manera estar convencido de que la violencia sólo se combate con más violencia y busca esa justicia por su cuenta. Es por eso que sus compañeros le llaman Harry El Sucio, por sus métodos de trabajo y porque siempre le encargan las misiones que nadie quiere, como la de Escorpión.
La película fue la cuarta colaboración de Eastwood con Siegel, quien fue su amigo y mentor. La cinta enfrenta a un policía atípico con un peculiar asesino, con puntos en común: ambos tienen inclinaciones voyeuristas, son introvertidos y callados, se sienten incomprendidos, y ambos son tan aficionados a las armas de fuego como expertos tiradores. Por ello, a Callahan le resulta más sencillo que a otros policías comprender al asesino, acercarse a él, intuir sus reacciones y prever sus pasos.
Me encanta este personaje. No lo puedo evitar. Para mí, representa en algún sentido la auténtica justicia al margen de todos esas falsedades legales que esgrimen tantos cínicos abogados como abundan en el, a veces, oscuro mundo de la Ley. Y Clint Eastwood lo construye de tal forma que ya no podrá haber otro que pueda encarnarlo.
En algún sentido, supongo por varias razones que la película es un producto congruente con su época, es decir: la era de la administración de Nixon, en donde existió la guerra de Vietnam, el apogeo de la contracultura y el desengaño generalizado de la sociedad estadounidense respecto a sus ideales tradicionales. Luego entonces no es extraño, que haya surgido una película como esta, y que, de manera sorpresiva tenga tanto éxito. No eran tiempos adecuados para héroes clásicos ni políticamente correctos. La lucidez despeja todo eso y nos muestra la realidad del momento: el fuego se combate con fuego. Ante un psicópata como Escorpión cuyo único placer es asesinar, sólo cabe la política de Harry Callahan.
En fin, una delicia de película que he visto muchas veces, y que espero seguir viendo muchas más.
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