Director: Sam Raimi
Duración: 84 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Bruce Campbell, Sarah Berry, Dan Hicks, Kassie Wesley DePaiva, Ted Raimi, Denise Bixler, Richard Domeier, John Peakes, Lou Hancock, Snowy Winters, Sol Abrams, Josh Becker, Scott Spiegel, Thomas Kidd, Mitch Cantor, entre otros.
" El único superviviente del ataque de algunos espíritus que adoran la carne humana se interna en una cabaña junto a un grupo de desconocidos. Mientras tanto, los demonios continúan su ataque."
Difícil explicar con palabras esta secuela, porque si bien mantiene al actor principal y la historia de base, la desconexión entre el final de la primera y el comienzo de esta segunda parte nos deja al principio con la incertidumbre si es una continuación o una nueva historia.
Dudas que son desechadas a medida que la narración va tomando muchos elementos de la primera parte. Allí nos damos cuenta que esta resulta ser una segunda parte con el mismo personaje, sólo que al comienzo le dieron prólogo poco feliz al momento de encontrar un enlace con el final de la primera entrega que apareció en 1981.
Como el tipo al que le gustaba escandalizar al público, Raimi sabia muy bien que no había nada que cansara mas a la audiencia que ya conoce tus tonterías que perder el tiempo en detalles innecesarios, de tal manera que, tras unos cinco breves minutos de rutinaria introducción que persiguen a toda velocidad el argumento de la primera entrega; con la única modificación de que ahora eran dos tortolitos y no un grupo de amigos quienes son atacados por los espíritus malignos del bosque.
La película conecta con el final de la primera parte y nos arroja sin miramientos a una montaña rusa de posesiones, amputaciones, hachazos, disparos, descuartizamientos, danzas macabras, conjuros y quien sabe que mas cosas habrá en ella. Todas ellas servidas con un ritmo demencial, en el cual se acentúa el tono paródico (aquí ya es hasta autoparódico) de la primera cinta de la saga. Incluso aquí se lleva al extremo el mismo procedimiento usado entonces: tensar al máximo algunas de las constantes del cine de terror hasta distorsionarlas y llevarlas al terreno de lo absurdo y lo cómico, con la inestimable colaboración de un Bruce Campbell definitivamente convertido en alguna clase de Jim Carrey del gore.
Los medios económicos de los cuales dispuso Raimi para realizar la continuación le permitieron afinar y perfeccionar los hallazgos visuales de su debut. Como los enloquecidos travellings marca de la casa, logrando así un producto mucho mejor acabado formalmente, aunque con el riesgo, eso si de perder parte de la frescura primaria y la desacomplejada espontaneidad de la cinta original.
La película mantiene el escenario, la escenografía, los ambientes y climas densos, pero ahora todo se magnifica por la llegada de los efectos visuales. Desde allí, Sam Raimi no propone una creación tan intensa en suspenso como en la primera entrega, sino que se aboca a utilizar como principal protagonista a la parte de efectos visuales. Mantiene intacto todo su talento para dirigir una cinta, y la calidad en si no se ve afectada en relación a la anterior. Al contrario, a mi entender se explica un poco más y se ahonda en detalles de la causa de todo el conflicto, y ello juega a favor de la historia porque nos vamos enterando de cuestiones que nos aportan mucho como espectadores.
La obra contiene, en todo caso, momentos tan divertidos, imaginativos y sanamente desagradables como la delirante batalla de Ash contra su propia y traviesa mano, el vuelo del ojo juguetón hacia no diré donde o la desquiciante burla que lleva a cabo toda una habitación en pleno de la que es objeto el pobre Ash. Y también hace gala del mismo negro y retorcido humor de su antecesora, de modo que su visión se convierte en una experiencia catárquica que tiene la virtud de liberar toda la energía negativa acumulada a lo largo del día.
Otra vez los movimientos y la utilización en general de la cámara es la impronta de un buen director. Un director que puede combinar violencia, gore, amor, humor, posesiones demoníacas, suspenso y dramatismo. Solo un hombre con talento puede provocar tantas emociones en el espectador y estamos hablando de una película hecha hace 30 años, que me deslumbró en su momento por su edición, ahora en su totalidad le encuentro un gran valor.
Una de las características más llamativas de esta cinta es el poder de asustar, provocar risas y asombrar por lo que una excelente dirección puede llegar a conseguir, combinando todo en una amalgama que arroja como resultado una gran producción.
Claro, todo ello con la única condición de que no se la tome uno en serio, porque si lo que se busca son argumentos bien construidos, personajes profundos o diálogos chispeantes, lo más seguro es que esta película les altere los nervios al ingenuo del momento, que muy probablemente acabe redactando una crítica maldiciendo a todos los muertos de Raimi y a la madre que lo parió.
Ahora bien, un verdadero amante del arte de la cinematografía (y de cualquier tipo de arte, pero en este caso especifico) debe de tener una mente abierta, y aunque no te guste, aceptar como aportación a esta clase de obras. Yo soy una persona que afortunadamente, no rechazo ningún genero de cine, ya que puedo ver todo tipo de películas sin tener que fijarme en si las criticas dicen que es muy mala y no se que, porque para gustos ahí están los colores y si no conseguimos mantener la mente abierta y encima provocamos que a otras personas, que leen u observan criticas para ver como estarán las películas, se les cerrará esa mente estrecha y no querrán ver más cintas del género, estamos actuando como verdaderos hipócritas.
Una película que no pasará desapercibida nunca, con mucho para comentar sobre ella, con muchas virtudes desde el plano fantasía-terror. A pesar de contar con pocos argumentos narrativos y una trama simple, las situaciones y la forma de narrarlas tienen un alto contenido emotivo y turbador.
Enumero las desgracias del héroe. Primero, pierde a su novia. Segundo, pierde su mano. Tercero, pierde a todos sus potenciales amigos. Cuarto, se traslada a otra época en la historia cumpliendo un fatal destino. ¿Más desgracias? Quinto, al final el espectador se ríe.
Se debe ser un buen director para que el espectador se ria con una película así...
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