Director: Chris Noonan
Duración: 91 minutos
País: Australia / Estados Unidos
Elenco: Christine Cavanaugh, Miriam Margolyes, Danny Mann, Hugo Weaving, Miriam Flynn, Russi Taylor, Evelyn Krape, Michael Edward-Stevens, Charles Bartlett, Paul Livingston, Roscoe Lee Browne, James Cromwell, Magda Szubanski, Zoe Burton, Paul Goddard, entre otros.
" Babe, un cerdo criado por perros pastores, aprende a pastorear ovejas con un poco de ayuda del granjero Hoggett."
Hemos acabado por hoy, cerdo. Esta divertida fábula de un cerdo que se transforma en campeón de los pastores de ovejas provoca que los carnívoros mas reacios piensen seriamente en pasarse a las filas de los vegetarianos.
A pesar de toda su magia, encanto y bondad incorruptible, siempre vuelvo a las primeras líneas de la narración cuando pienso en esta obra cinematográfica sin paliativos, de nombre simplemente Babe (aunque en otros lugares le hayan agregado el subtitulo ridículo de el cerdito valiente).
Esta es la historia de un corazón sin prejuicios, pronuncia el retumbante narrador, y cómo esto cambió para siempre la vida en nuestro valle.
Vamos, ¿alguna película ha tenido alguna vez un tono tan cargado de emociones, tan lejano del cinismo y tan singularmente impecable como ese que acabo de citar?
Transcurrieron diez años entre el momento en que el productor y coautor australiano George Miller (quien es entre otras cosas médico, vegetariano y creador y director de Mad Max) quedará cautivado por el encantador libro para niños The Sheep Pig, escrito por un granjero británico quien se habia transformado en maestro y escritor. Para el momento en que finalmente lo llevó al cine, Miller esperó a que surgiera la tecnología necesaria con la cual ser capaz de poder combinar a la perfección los animales auténticos con los dobles que surgen de la animación.
Además, el verosimil doblaje de las voces empleadas, estableció un nuevo horizonte para el espectáculo antropomórfico. Es decir, en pocos minutos, la ilusion de que los animales realmente hablan atrapa al espectador, dando con ello credibilidad a los impulsos propios del comportamiento humano en esos animales, desde la generosidad hasta el egoísmo, pasando por cierto nivel de neurosis hasta llegar al rencor, la intolerancia y la delincuencia.
Pero veamos, la historia fue extraída de una fábula original, pero que recuerda a los escritos más fantásticos de Esopo, Potter y Orwell, esta cinta es de hecho una película que trata sobre un cerdo parlante, pero solo en los términos más superficiales. Vista a través de los ojos de un pequeño cerdo de color rosáceo que se mezcla con el blanco que encarna la más pura de las ambiciones existenciales, la obra es una metáfora perfecta acerca del prejuicio social, las aspiraciones individuales para triunfar y las sombrías realidades de la vida animal. Y aunque posee sus momentos tristes y algunos fabricados, no se dedica a predicar (en realidad, expresa más con dos palabras Con esto servirá de lo que suelen manifestar la mayoría de las películas) y extiende su mensaje de amor y armonía sin una gota de sentimentalismo.
Ganado por un granjero (interpretado por James Cromwell) en una feria estatal para su uso futuro como cena navideña, el cerdito Babe es acogido por una madre sustituta Fly, quien en la granja del propietario se dedica a pastorear a las ovejas. De inmediato, el cerdo también desea ser un perro pastor y, sin ser consciente de la rígida dinámica social de la granja, no encuentra ninguna razón viable por que la que no debería serlo o que le impida ser capaz de conseguirlo.
Uno de los aspectos más adorables del pequeño Babe es que a menudo sea posible que dudemos de su inteligencia, y es que justo se indica en el relato que los cerdos son las criaturas más estúpidas de la granja, y hay ocasiones en las que la torpe disposición de Babe sugiere exactamente este punto.
Como sea, lo que salva a Babe es su corazón sincero y naturalmente cercano a la bondad.
Por ello, la ternura y la benevolencia que reflejan su dulce voz logran afectar a todos los seres vivos de la granja, incluido el propio granjero.
Si bien el crédito especial que se merece este filme se debe a la mezcla de animación por computadora, animales vivos y marionetas que componen la pandilla expresionista del corral, una mención única debería ir hacia Cromwell, quien personifica al granjero de una forma tan humilde, sustancial y sobre todo tan humana, y que representa la mitad que es una fracción de la amistad que emerge en una pantalla más dulce de aquella década.
De alguna manera, el personaje carece de una gran cantidad de diálogos a lo largo del metraje, pero culmina interpretando una canción de cuna para el frágil y afligido Babe, una escena que podría ser considerada como insuperable dentro de la película, en términos de su impacto emocional.
Finalmente Babe y sus amigos fueron vistos nuevamente en una secuela, en la que el noble cuino abandonaba la granja para arribar a una ciudad, y que se convirtió en una terrible decepción y en un enorme fracaso financiero, aunque en realidad igualaba a su predecesora en diversos aspectos, abordando en aquella oportunidad problemas aún más oscuros.
Ambas películas existen como si el medio para comunicar la noción se hubiese inventado exactamente para ello, para contar la historia de un corazón sin prejuicios. El cuento, narrado por Roscoe Lee Browne y un estrafalario coro de ratones cantarines, cuenta con una sinceridad dulce y conmovedora que atrapa a los niños y que funciona de igual forma para los adultos.
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