Dirección: Carlos Saura
Duración: 107 minutos
País: España
Elenco: Ana Torrent, Conchita Pérez, Mayte Sánchez, Geraldine Chaplin, Mónica Randall, Florinda Chico, Josefina Diaz, Germán Cobos, Héctor Alterio, Mirta Miller, Julieta Serrano, Juan Sánchez Almendros, entre otros.
En Madrid, las hermanas huérfanas Irene, Ana y Maite son criadas por su mesurada tía Paulina y su abuela que ha perdido el habla y no puede caminar, tras la muerte de su madre y su padre militar de nombre Anselmo. La historia sigue a Ana que es una niña melancólica, fascinada por la muerte, tras ver a su madre sufrir un fallecimiento doloroso y a su padre morir en la cama mientras se encontraba con una mujer.
Ana, una niña de unos ocho años con ojos tristes, incapaz de dormir, escucha una conversación mientras baja las escaleras para tomar un vaso de agua. Las voces que provienen de la habitación de su padre Anselmo, intercambian expresiones de amor mutuo.
Entonces la niña escucha el resuello de una voz masculina que grita que se está asfixiando y luego viene el silencio.
Una mujer que ella reconoce como Amelia, la esposa del oficial del ejercito llamado Nicolás que es el mejor amigo de su padre, sale de modo apresurado de la habitación y se dirige a la puerta principal con la blusa aun desabrochada. Cuando la pequeña entra en el lugar, su padre está muerto. Con calma, toma el vaso de leche casi vacío que está junto a su cama y lo lava en el fregadero, luego lo vuelve a colocar cuidadosamente en el estante de la cocina.
Su titulo, derivado del proverbio Cría cuervos y te sacarán los ojos es una magistral visión de la mente de una niña traumatizada por la muerte de sus padres. Vemos los acontecimientos desde la perspectiva de Ana y su visión fragmentada propios de una niña imaginativa, pero enfadada y resentida. Todo es una mezcla de fantasía y realidad que a menudo es difícil de separar.
Aparece una escena, en los primeros minutos de la pelicula en la que la protagonista y sus dos hermanas entran en la habitación de la tía y empiezan a jugar con su maquillaje, con su ropa, pintándose las mejillas y aplicándose lápiz labial en abundancia.
Sin embargo, no es por el uso de cierto tipo de humor cuando se observa en la actualidad por lo que debería recordarse a esta película. A mi parecer debería recordársele porque nos ofrece algo que cada vez se ve menos retratado en el cine: una evocación honesta y sincera de la infancia y la pérdida gradual y distorsionada de la inocencia.
Desde luego que estoy consciente de que esa es la premisa de docenas de cintas, pero es inusual que se consiga una obra tan peculiar. Y es que las películas de este tipo suelen ser empalagosas y sentimentales, o bien efectistas y melodramáticas.
Hasta donde me alcanza la memoria son pocas las que consiguen esa conmovedora sensación de inquietud que genera Cría Cuervos.
La película comienza con la muerte del padre de Ana. Pronto nos enteramos que su madre falleció hace unos años y Ana se ha quedado huérfana. Tanto ella como sus dos hermanas son enviadas a vivir con su tia, una tutora que en términos generales es una mujer bondadosa, pero autoritaria, contra la que Ana que parece añorar a su madre se rebela de manera instintiva.
Llegados a este punto seguimos la historia de Ana desde la muerte de su padre hasta el final de las vacaciones de verano, tras las cuales comenzará la escuela con sus hermanas.
Dicho esto, me apresuro a añadir que esta es una descripción muy simplificada y resumida de la trama. Es decir, se trata de una pelicula llena de matices y sutilezas.
Por citar alguna descubrimos que el padre de Ana fue soldado del régimen de Franco y que en su día luchó junto a los nazis. Tal como una de las escenas más memorables del filme de Saura, en la que Ana encuentra la pistola de padre aun cargada, lo que da lugar a una tensa escena con su tía y el amante de esta.
Ana es una niña perspicaz. Quizá los cinéfilos más avispados recuerden a la pequeña actriz protagonista de otro clásico español que aborda temas similares, aunque de forma diferente llamada El espíritu de la colmena y cuyo nombre es Ana Torrent.
Lo más llamativo son sus grandes ojos cafés. Ana es una niña tranquila y observadora, perturbada por sus breves vislumbres del mundo adulto que se van acumulando a medida que crece. Lo más evidente es que no lo comprende.
Y se vuelve de esa forma cuando Ana se convierte en adulta y narra la historia a través de flashbacks, la retrospectiva le permite comprender las cosas que ha visto. Pero, ¿qué pasa cuando era una criatura? La respuesta es en gran medida subjetiva.
La narrativa establece muchas comparaciones entre la abuela de Ana y la propia Ana cuando era niña: la anciana está paralizada en una silla de ruedas. Es capaz de oír y ver, y de comprender lo que dicen los demás. Pero nunca dice nada. Este aspecto permanece ambiguo de manera deliberada, ya que no sabemos si esto forma parte de fu afección o si es una elección consciente.
Como sea, lo fundamental y lo que podemos observar es que Ana simpatiza con su abuela y que entre ambas se desarrolla una relación tierna y compasiva.
Y podría seguir describiendo aquellos matices y sutilezas que mencioné más arriba. Quizás lo más impresionante de la cinta es la forma en que combina a la perfección realismo, ficción y recuerdos de una manera tan hermosa y precisa, sin perder nunca de vista su objetivo final. De hecho, esta singular combinación le da a la cinta una autenticidad difícil de igualar.
Según veo, Ana se siente aislada y sola. Sus fantasías, desde las más impactantes hasta las en apariencia banales, están cargadas de desesperación y dolor.
En el montaje inicial, una colección de fotografías familiares se presenta de forma sutil y pertinente, ya que nos lleva a formular preguntas y sospechas, algunas de las cuales se disipan y otras no.
El motivo de la muerte está presente a lo largo del relato. Ana cree que ha envenenado a su padre y fantasea con matar también a su tía. Incluso mezcla bicarbonato de sodio en la leche de su tía, pensando que es veneno.
En otra secuencia, la niña mira desde su azotea una concurrida calle de Madrid e imagina cómo se tiraría al vacío. Las niñas también juegan a esconderse, y la que es descubierta tiene que fingir que muere y permanecer muerta hasta que Ana le rece a su ángel de la guarda para que reviva a sus hermanas.
Aunque mas animada la escena final relacionada con el final del verano, en la que las niñas vuelven al colegio, es posible quedarse con la duda de si aquel cinismo y pesimismo de la familia se trasladarán a la vida adulta de las niñas. La voz en off de la Ana adulta, que se escucha sin ningún contexto, no es prometedora.
Un autentico regalo para cualquier cinéfilo. Cabe señalar que Carlos Saura fue por supuesto, uno de los grandes opositores al regimen de Franco, además de estar considerado como uno de los directores españoles mas importantes de la historia.
Algunos también advierten que el filme como una alegoría de la mentalidad de los últimos días de la dictadura de Franco. Tanto si se le considera como una declaración política como si no, la obra evoca de forma sugerente y muy conmovedora los dolorosos recuerdos de una niña cuya percepción de la realidad se desvanece, en especial gracias a la sincera y autentica interpretación de la citada Ana Torrent.
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