Dirección: Peter Weir
Duración: 115 minutos
País: Australia
Elenco: Rachel Roberts, Anne-Louise Lambert, Vivean Gray, Helen Morse, Kirsty Child, Tony Llewellyn-Jones, Jacki Weaver, Frank Gunnell, Karen Robson, Jane Vallis, Christine Schuler, Margaret Nelson, Ingrid Mason, Jenny Lovell, Janet Murray, Vivienne Graves, Angela Bencini, Melinda Cardwell, entre otros.
Tres estudiantes y un profesor desaparecen en una excursión a Hanging Rock en Victoria Australia, el día de San Valentin en el año 1900. La pelicula sigue a las que desaparecieron y a las que se quedaron, pero se complace en hacer preguntas, no en responderlas. Aunque tanto la pelicula como el libro en el que se basa afirman estar inspirados en hechos reales, la historia es completamente ficticia.
Recuerdo haber leído (aunque no recuerdo con exactitud en dónde) la anécdota de algún perturbado ser humano sobre esta película que en nuestro idioma es conocida por el título de El enigma en las rocas colgantes.
Al parecer, este individuo tenía un amigo (como suelen tener las personas que cuentan este tipo de anécdotas) que fue al cine a mirar La matanza de Texas en algún momento a mediados de la década de los setenta. Lo cual tiene cierto sentido, ya que son más o menos contemporáneas, pero ese no es el punto.
El sujeto llegó tarde, se produjo la inevitable confusión y se pasó las dos horas siguientes lloriqueando de miedo, esperando a que apareciera el asesino de la motosierra y destrozara a un grupo de colegialas de la época victoriana vestidas de manera inmaculada.
Esta es de manera muy probable una analogía muy acertada sobre la sensación de pavor que este filme (eso si, a duras penas) consigue acumular. Verla es como asistir a la formación de una tormenta.
Es decir aparecen algunos niveles de intensidades, después convergen en otras intensidades, se rodean de forma ambigua antes de fundirse en una masa gris y siniestra que se posa en el horizonte, realizando toda clase de ruidos atmosféricos y un largo etcétera.
En este Picnic el viento se mueve de forma plástica a través de los eucaliptos, los relojes hacen tictac, una niña huérfana es victima de un comportamiento pedante, las niñas se prestan para el chisme, más relojes hacen tictac, el viento se mueve a través de más eucaliptos, los relojes se detienen, ocurre algo indecible de modo espeluznante, y eso es todo.
En ultima instancia, la pelicula trata de Peter Weir colocando ciertos detalles de la cultura europea (corsés, relojes, una replica local de una mansión inglesa del siglo XVIII), en el vasto, contorneado y profundamente ambivalente territorio australiano, y dejando que su cámara registre lo absurdo de esas relaciones espaciales.
Sus personajes que son unos australianos de principios del siglo XX se rodean de forma ansiosa de los suministros de la civilización que han traído consigo (sus códigos de vestimenta, su política de clases, sus estilos en la arquitectura) como si protegieran sus cuerpos del paisaje desconocido del exterior.
Sin embargo, sus intentos de mantener una identidad europea que suele guardar las apariencias resultan meramente obsesivos. Además la cinta es bastante torpe a la hora de tratar los temas. Por ejemplo, situar el picnic en el día de San Valentín parece innecesario.
Para colmo la descripción de la roca cuando las chicas van en el carruaje es otro intento de simbolismos demasiado contundente: lava silícea surgida de las profundidades. Sí, sexualidad victoriana reprimida, o lo que sea. Este es el tipo cosas que es mucho mejor mostrar a través de acciones y elementos visuales que comunicarlas de forma directa.
Por cierto, la repetición de líneas fundamentales en momentos posteriores de la pelicula también parecía exagerada y redundante. Está claro que el director no confiaba lo suficiente en los espectadores como para dejarles que lo descubrieran por sí mismos.
Uno de los puntos a destacar es la fotografía. Algunos fotogramas parecen de los grandes maestros, pero esto ocurre en especial en la primera mitad, en la que la atención suele centrarse en establecer el tono y la trama.
En la segunda mitad, los puntos obvios se enuncian y reafirman. Y la segunda línea argumental menos interesante (que tiene que ver con una chica que no puede pagar sus estudios) solo sirve como distracción para evitar tener que revelar algo sobre la primera. Dicho de otra manera, las dos líneas argumentales son como manzanas y naranjas.
Un poco más adelante la tensión crece en una conversación que ocurre entre dos jóvenes, que muestra el tipo de ambigüedad que necesita el resto de la narrativa, hasta que el asunto se fastidia al concretar que uno de ellos haga explicita su inocencia. Por un detalles como ese, parece una historia a la que le han quitado escenas, en lugar de ser una cinta cuya confusión era intencionada (que parece serlo).
Tal vez, el aspecto más flojo de la pelicula es la caracterización, que es muy pobre. Todo tipo concebible de feminidad (por parte de un elenco que es femenino en su mayoría) resulta insuficiente. Para mí, todos los personajes son despreciados y despreciables.
Uno se anima a concluir que las vírgenes hiperactivas sin un lugar donde descargar su energía sexual, en lugar de eso tienen ciertos arranques de ira y hacen alguna travesura. Pero el sexo por si solo no creo que fuese capaz de arreglar a esas muchachas.
Y una pelicula no es abundante en términos de confusión solo porque evite de modo cuidadoso mostrarte algo que sea concluyente, como si fuese un ejercicio de escritura de Harold Pinter. No hay suficiente en qué concentrarse en la segunda mitad. Y no tengo ni idea de qué tiene que ver la crueldad de la directora con todo lo que ocurre en la primera mitad del relato.
En conclusión, aunque se basa en una premisa intrigante, esta cinta carece de la sutileza, la perspicacia y la artesanía necesarias para desarrollar su premisa de manera significativa.
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