Si miramos un diccionario, veremos que el verbo "aseverar" significa: declarar o afirmar positivamente, con seguridad, con sencillez, o con fuerza.
En términos terapéuticos esto sólo supone una explicación limitada. La persona realmente asertiva posee cuatro características.
Se siente libre para manifestarse. Mediante palabras y actos hace esta declaración: "Éste soy yo. Esto es lo que yo siento, pienso y quiero".
Puede comunicarse con personas de todos los niveles -amigos, extraños y familiares- y esta comunicación es siempre abierta, directa, franca y adecuada.
Tiene una orientación activa en la vida. Va tras lo que quiere. En contraste con la persona pasiva, que aguarda a que las cosas sucedan, intenta hacer que sucedan las cosas.
Actúa de un modo que juzga respetable. Al comprender que no siempre puede ganar, acepta sus limitaciones. Sin embargo, siempre lo intenta con todas sus fuerzas, de modo que, ya gane, pierda o empate, conserve su respeto propio.
En la actualidad la conducta asertiva es la meta de todos los terapeutas. Cuando se consigue, produce una impresión de movimiento y lleva a una existencia más apasionante a causa de las relaciones personales más íntimas y más profundas.
Debido a una serie de factores ambientales y condicionales confusos, la aserción se ha convertido en un problema nacional.
Padres, maestros, clérigos y hombres de negocios han conspirado inconscientemente para producir una nación de tímidos. Durante la infancia, muchos padres censuran al niño que osa defender sus derechos, y así truncan de raíz la seguridad del niño en sí mismo. Los maestros premian al estudiante que no discute el sistema educativo, y tratan con dureza a los que se resisten a él. En la mayoría de los casos, la Iglesia fomenta más la idea de humildad y sacrificio que la de defensa de los propios derechos. Casi todo empleado aprender, al principio de su carrera, que si protesta no es probable que reciba un aumento o un ascenso, y que incluso puede perder el empleo. Adoptada en la oficina, esta actitud se extiende a la vida familiar y social.
Ya cerraré este tema después... tengo que terminar un trabajo.
En términos terapéuticos esto sólo supone una explicación limitada. La persona realmente asertiva posee cuatro características.
Se siente libre para manifestarse. Mediante palabras y actos hace esta declaración: "Éste soy yo. Esto es lo que yo siento, pienso y quiero".
Puede comunicarse con personas de todos los niveles -amigos, extraños y familiares- y esta comunicación es siempre abierta, directa, franca y adecuada.
Tiene una orientación activa en la vida. Va tras lo que quiere. En contraste con la persona pasiva, que aguarda a que las cosas sucedan, intenta hacer que sucedan las cosas.
Actúa de un modo que juzga respetable. Al comprender que no siempre puede ganar, acepta sus limitaciones. Sin embargo, siempre lo intenta con todas sus fuerzas, de modo que, ya gane, pierda o empate, conserve su respeto propio.
En la actualidad la conducta asertiva es la meta de todos los terapeutas. Cuando se consigue, produce una impresión de movimiento y lleva a una existencia más apasionante a causa de las relaciones personales más íntimas y más profundas.
Debido a una serie de factores ambientales y condicionales confusos, la aserción se ha convertido en un problema nacional.
Padres, maestros, clérigos y hombres de negocios han conspirado inconscientemente para producir una nación de tímidos. Durante la infancia, muchos padres censuran al niño que osa defender sus derechos, y así truncan de raíz la seguridad del niño en sí mismo. Los maestros premian al estudiante que no discute el sistema educativo, y tratan con dureza a los que se resisten a él. En la mayoría de los casos, la Iglesia fomenta más la idea de humildad y sacrificio que la de defensa de los propios derechos. Casi todo empleado aprender, al principio de su carrera, que si protesta no es probable que reciba un aumento o un ascenso, y que incluso puede perder el empleo. Adoptada en la oficina, esta actitud se extiende a la vida familiar y social.
Ya cerraré este tema después... tengo que terminar un trabajo.
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