Alguna vez, existió un chico cuya idea del amor era muy triste. Como la mayoría, creía que amar era ese estado de letargo mental y un poco físico, que te lo provocan cosas tan terribles como la sobre ingesta de chocolates con licor de café.
Tan simpático mozalbete influenciado por su entorno y falta de iniciativa, después de planearlo mucho tiempo se le ocurrió la brillante idea de declarar su amor a la chica más guapa (según él) que hasta ese momento había visto.
Obviamente, no tenía idea de lo que era amar, pues la excitación que ella le provocaba le hacia suponer que la intensidad de su amor, era más grande que cualquier otro sentimiento que él hubiera experimentado antes. No es difícil imaginarse que cuando este chico armado de todo su valor, acudió a los pies de esta atractiva chica a regalarle su "amor", fue rechazado de la manera más común (o sea la más cruel) . En realidad, no concebía por qué había sido despachado de esa forma, él pensaba: "si me dieras otra oportunidad, te demostraría todo lo que estoy dispuesto a hacer por ti ".
Durante mucho tiempo se dedicó a tratar de encontrar respuesta a la interrogante, incluso llegó a pensar que un sujeto tan desagradable, no merecía una chica tan hermosa como ella, pues como dice el viejo adagio: " Cae mal que digan: te amo por ser hermosa, hazme de amar aunque sea feo". Inmerso en la depresión, decidió cambiar muchas cosas de sí mismo. Supongo que intentaba hacerse un sujeto más atractivo y más deseable, como si se tratara de un objeto de aparador.
En sus fantasías más recurrentes, imaginaba como haría para que la próxima vez que volviera a declarar su amor, no fuera rechazado.
Y así decía: - "pero si volviera a pasar lo haría de diferente forma... y si eso fallara lo intentaría entonces así... ", como si fueran los créditos de algún juego de video.
Yo creo que la razón por la que esa "belleza de mujer" lo rechazó, es porque ella concebía el amar de una forma muy similar a la que el tenía, incluso un poco más superflua que él (¿se podía más?) .
Y así pues, ejemplos como los de este muchachito, me han hecho creer que la maldad humana, no es aquella violenta con bombas, armas y golpes; pues eso es salvajismo primitivo, casi animal. ¡ La verdadera malicia humana es esa!
La de los intereses, la de la perversión, la que convierte sentimientos en recursos o medios, la que se vale de la imagen, la que utiliza drogas, la que corrompe y comercializa sentimientos para satisfacer bajezas y después lo cubre con el velo de lo visualmente estético.
No fue casualidad que este niño creyera que esta chica era la mujer ideal para amar, no es casualidad que esta chica creyera que este chico no era el hombre al que quería amar. No es circunstancial que el amor hasta la fecha, después de varios millones de años de evolución humana, siga siendo una idea tan difusa.
Pero retomemos la historia inicial.
Un noviembre más transcurre, el tiempo pasa y la idea sobre el amor ha cambiado y ya no existe depresión alguna provocada por el amor, ni ideas propensas a ser tachadas de corruptas sobre el amor.
Seguramente como lo dijo el chico de la historia: "si sucediera otra vez"... las cosas serían muy diferentes, pero afortunadamente ningún momento se repite.
P.D. el chico del relato no soy yo.
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