Tengo muchas ganas de escribirte. Ayer me sentía muy solo y tú no estabas por ningun lugar, ni una muestra de ti, ni un correo, ni una llamada, ni una típica conversación en el messenger sobre sexo y sobre lo mucho que quisiéramos abrazarnos y besarnos. No, hasta ese momento no hubo nada de eso.
Tuve una mañana extraña, todavía afectado por la cena de la madrugada anterior, me levanté para ver si te encontraba en internet, no fue así y me sentí un poco abandonado. Para que el día se pasara más rápido, volví o más bien deberia decir "vieron" Claroscuro; mientras tanto yo bajaba para estar un rato en la computadora, luego subía de nuevo, intentaba leer algo de Paula, situación desesperante.
Como ya no podía más, decidí salir a caminar un poco alrededor de las 4 de la tarde y es que, todo me lo recordaba a ti: sí me acostaba te miraba en el retrato, si quería ver una película recordaba cuando las compramos juntos, si quería poner un disco estaban los de Pink Floyd con los que tantos momentos pasamos juntos, si abría el cajón estaba tu ropa interior. Mejor me salí.
Caminé unas horas, pasé por "La puerta del cielo", por el jardín Zaragoza, me dí una vuelta por los portales y las plazas que existen cerca de ahí. Luego fui en dirección de rectoría para quedarme en una de las bancas hasta que dieron las 6. Subí a los baños de otra plaza a la que asistimos con frecuencia y resultó que ya cobran para entrar, espero que la medida sirva realmente de algo porque 3 pesos, son 3 pesos.
Llegué a casa, me encerré para escuchar música y me torturé con las canciones que significan algo para nosotros. Mi líbido comenzó a subir y no tuve más opción que sacar mi frustración, fue algo realmente placentero.
Luego con mi padre fuimos a entregar unas películas, me vió un poco triste y trató de darme ánimos, cree que soy fuerte y yo en ocasiones como éstas, lo dudo bastante. Regresamos con otras películas, decidieron verla cuando llegamos y mi hermano al fin se salió de internet, lo que yo pude aprovechar para saber si había noticias de ti. Y sí, afortunadamente tenía un correo tuyo que me hizo sentir mejor.
Después a ver la película, a la mitad de ella sonó el teléfono y no esperaba que fueras tú, fue una excelente sorpresa y me dió mucho gusto platicar contigo.
Me acosté muy tarde por estar conversando con mi hermano, y aqui estoy, preguntándome que estarás haciendo. Aunque el momento de volver a vernos, cada vez se acerca más, yo no puedo dejar de extrañarte.
Tuve una mañana extraña, todavía afectado por la cena de la madrugada anterior, me levanté para ver si te encontraba en internet, no fue así y me sentí un poco abandonado. Para que el día se pasara más rápido, volví o más bien deberia decir "vieron" Claroscuro; mientras tanto yo bajaba para estar un rato en la computadora, luego subía de nuevo, intentaba leer algo de Paula, situación desesperante.
Como ya no podía más, decidí salir a caminar un poco alrededor de las 4 de la tarde y es que, todo me lo recordaba a ti: sí me acostaba te miraba en el retrato, si quería ver una película recordaba cuando las compramos juntos, si quería poner un disco estaban los de Pink Floyd con los que tantos momentos pasamos juntos, si abría el cajón estaba tu ropa interior. Mejor me salí.
Caminé unas horas, pasé por "La puerta del cielo", por el jardín Zaragoza, me dí una vuelta por los portales y las plazas que existen cerca de ahí. Luego fui en dirección de rectoría para quedarme en una de las bancas hasta que dieron las 6. Subí a los baños de otra plaza a la que asistimos con frecuencia y resultó que ya cobran para entrar, espero que la medida sirva realmente de algo porque 3 pesos, son 3 pesos.
Llegué a casa, me encerré para escuchar música y me torturé con las canciones que significan algo para nosotros. Mi líbido comenzó a subir y no tuve más opción que sacar mi frustración, fue algo realmente placentero.
Luego con mi padre fuimos a entregar unas películas, me vió un poco triste y trató de darme ánimos, cree que soy fuerte y yo en ocasiones como éstas, lo dudo bastante. Regresamos con otras películas, decidieron verla cuando llegamos y mi hermano al fin se salió de internet, lo que yo pude aprovechar para saber si había noticias de ti. Y sí, afortunadamente tenía un correo tuyo que me hizo sentir mejor.
Después a ver la película, a la mitad de ella sonó el teléfono y no esperaba que fueras tú, fue una excelente sorpresa y me dió mucho gusto platicar contigo.
Me acosté muy tarde por estar conversando con mi hermano, y aqui estoy, preguntándome que estarás haciendo. Aunque el momento de volver a vernos, cada vez se acerca más, yo no puedo dejar de extrañarte.
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