
Director: Fritz Lang
Duración: 117 minutos
País: Alemania
Reparto: Peter Lorre, Ellen Widmann, Inge Landgut, Otto Wernicke, Theodor Loos, Gustaf Gründgens, Friedrich Gnab, Fritz Odemar, Paul Kemp, Theo Lingen, Rudolf Blümner, Georg John, Franz Stein, Ernst Stahl-Nachbaur, Gerhard Bienert, entre otros.
" Un asesino de niñas tiene atemorizada a toda la ciudad. Mientras la policía sigue su frenética y desesperada búsqueda, deteniendo a cualquier persona mínimamente sospechosa, los líderes del hampa, encendidos por las redadas contra ellos, deciden encontrar al asesino ellos mismos. Todo un clásico del genéro en el que el genial Peter Lorre debuta y deslumbra."
Hablar de una película mítica de por sí siempre es difícil. Aquí está el maestro Lang que viene a explicarnos cómo se filma y se monta una película en el año 1931. Y es que probablemente el hecho que más llama la atención a los espectadores que se acercan hoy a esta obra maestra es su total actualidad formal. No sólo se conserva estupendamente sino que parece mentira que sea del año 31. Tanto el ritmo, como la narración, como el montaje de esta película no tienen nada que envidiarle a cualquier thriller moderno (moderno en años, quiero decir), más bien deberían aprender un poquito.
Sus avances en cuanto al sonido son memorables y la habilidad de Lang encuadrando o sacándole todo el jugo posible (junto a Arno-Wagner) de la fotografía en blanco y negro, es para arrodillarse. Especialmente memorables son la gran secuencia de apertura (todo un prodigio de montaje macabro) y la comparación que se establece entre policías y ladrones.
La primera película en donde aparece un asesino en serio, y lejos de quedarse en la mera colección morbosa de asesinatos es un profunda reflexión acerca de una sociedad (la alemana) descompuesta por la guerra, la inestabilidad económica, el paro y la delincuencia, que estaba gestando en ese momento lo que el mundo conoció como Nazismo.
En la escena final, Peter Lorre encoge el corazón de cualquier espectador con su monólogo final, consiguiendo un cierto grado de empatía con el público, caso éste muy difícil de conseguir por un actor y solo al alcance de los genios de la interpretación. También cabe mencionar que es la película que jamás aprobarían los que promovieron la Ley Anti Tabaco en nuestro país.
Nada es sencillo, todo tiene su reverso, lo que empieza como una afilada sinfonía del horror acaba siendo una lección inolvidable de psicopatología, M.
Y es que la vida puede ser una terrible enfermedad.
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