
Director: Howard Hawks
Duración: 114 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Humphrey Bogart, Lauren Bacall, John Ridgely, Martha Vickers, Dorothy Malone, Peggy Knudsen, Regis Toomey, Charles Waldron, Charles D. Brown, Bob Steele, Elisha Cook Jr., Louis Jean Heydt, Pat Clark, James Flavin, Thomas E. Jackson, entre otros.
" Narra la historia del detective privado Philip Marlowe, al que el general Sternwood, padre de dos hijas Vivian y Carmen encarga la investigación del chantaje al que es sometido por un obscuro personaje, el librero Geiger, que le reclama dinero por presuntas deudas de juego de su hija Carmen. "
Supongo que esta película es muy buena. Quiero decir, que una obra de cine negro que desobedece algunos de sus cánones: no hay una sino dos mujeres fatales, no usa flashbacks ni voz en off, el héroe no es una persona desesperada, entre otras cosas, es una obra maestra de la historia del cine y quien la observa, más que ver una realización del celuloide, puede llegar a pensar que ha entrado en una especie de Museo del Cine.
Porque la película es indescifrable, como si fuera un jeroglífico con todas esas imágenes en movimiento que están al servicio de un embrollo monumental del que todavía no se ha descubierto la clave que lo haga inteligible. Curiosamente esa es una de sus más importantes fortalezas, puesto que destila clase por los cuatro costados y puede ser muy estimulante esa sensación de mareo o de borrachera que te da el sentirse zarandeado por un guión contradictorio.
Entre otros elementos presenta una detallada exploración del submundo del crimen, tráfico de drogas, venganzas, juegos ilegales y extorsión, que recrea en ambientes densos, oscuros y opresivos.
La trama es compleja y enmarañada, ya que deja sin desarrollar líneas de acción, personajes y situaciones. En algunos casos lo hace de manera intencionada y en otros para evitar problemas de censura. Por esto último contiene cálidas escenas de erotismo sutil, como la de Marlowe en la librería que administra una sensual e insinuante Dorothy Malone, la despedida de la taxista y las conversaciones a solas de los protagonistas en el coche y en el restaurante, en la que disertan sobre caballos.
Es una película violenta, que hilvana una larga sucesión de asesinatos de todos tipos, ya sea por despecho, venganza, robo o incluso sólo por error.
La química de Bogart y Bacall llena la pantalla de sensualidad y se erige en uno de los atractivos del filme. La reiterada presencia de la muerte explica y justifica el título de la misma. Estamos en presencia de un sueño eterno, como se nombra esta cinta en España.
Ahora, si uno es de esos espectadores o (peor aun) sujetos que fácilmente podrían entrar en esa clasificación de mente cartesiana que aspira a entender racionalmente el mundo, mejor vean otra cosa. Esta creación puede ser profundamente irritante y resultar una especie de sesión de diapositivas de cine negro, todas bellísimas pero mal ordenadas.
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