
Director: James Whale
Duración:71 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Colin Clive, Mae Clarke, John Boles, Boris Karloff, Edward Van Sloan, Frederick Kerr, Dwight Frye, Lionel Belmore, Marilyn Harris, entre otros.
" El doctor Henry Frankenstein se embarca en un experimento tenebroso: construir, a partir de trozos de cadáveres, un nuevo ser humano. Para el cerebro emplea el de un criminal, lo que conduce al mostruo al odio más cruel. Ayudado por su criado Fritz se adentra durante la noche en los cementerios de la localidad para robar la materia prima."
Uno de los títulos más emblemáticos del género de terror; fundacional en cierta medida, tanto de la escuela como de la serie de películas que la Universal produciría a lo largo de la década. Un más que satisfactorio trabajo de James Whale, que consagraría a Boris Karloff como el definitivo monstruo, y que elevaría a la historia y al personaje a la escala de mito.
El filme presenta, ya desde el comienzo, un curioso formato. Un anunciador hace una advertencia al público, referenciando el contenido escabroso de la historia.
A continuación, los títulos de crédito, en los cuales se aprecian también algunos detalles del tipo anecdótico, como puede ser la incógnita que se guarda con respecto a quién interpreta la criatura, o la forma de otorgar la autoría de la novela a Mary W. Shelley, a quien se nombra como a "Mrs. Percy Bysshe Shelley".
A lo largo de la proyección, los lectores de la novela observarán que la adaptación es más que libre. De hecho, se intercambian los nombres de pila de los personajes del doctor Henry Frankenstein (Victor en la novela) y de su amigo Victor (que era Henry en la novela).
La cinta junta los géneros de terror y ciencia ficción. La historia, leyenda viviente, es la del ambicioso y talentoso doctor Frankenstein, quien, en sus intentos por emular a Dios e infundir vida a criaturas carentes de ella, roba cuerpos de los cementerios en compañía de su fiel criado Fritz, un jorobado deforme.
Adquiriendo, así, las distintas partes que conforman un cuerpo humano, crea un ente al que le da vida, con resultados monstruosos.
El guión muy preciso, utiliza una terminología científica que dota a la trama de cierto grado de realismo (la descripción de la masa encefálica, y otros elementos del léxico, como "galvanismo" o "electrobiología").
Se puede decir también que abarca cuestiones del tipo filosóficas, casi con tanta profundidad como lo hiciera la novela: el hombre que alcanza a Dios, la marginación social, la responsabilidad ante un experimento semejante y sus resultados, el desprecio y el horror.
Una de las virtudes del guión es que otorga, poco a poco, características humanas a la criatura, como el miedo al fuego, la curiosidad, el instinto de defensa.
El recurso del cerebro de un criminal muerto es perfecto para justificar las actitudes del monstruo. También se observa una evolución evidente en el personaje del doctor Frankenstein, que atraviesa etapas de orgullo, ambición científica desmedida, euforia, frialdad y espanto.
Lo cierto es que es una buena película que seguirá presente entre las grandes y de obligado visionado para cualquier persona interesada en el cine de terror clásico.
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