
Director: Charles Burnett
Duración: 83 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Henry G. Sanders, Kaycee Moore, Charles Bracy, Angela Burnett, Eugene Cherry, Jack Drummond, Slim, Delores Farley, Dorothy Stengel, Tobar Mayo, Chris Terrill, Lawrence Pierott, Russell Miles, Homer Jai, Johnny Smoke, entre otros.
" Retrado de la vida de un hombre común, un trabajador negro de un matadero de Los Ángeles, con una vida llena de dificultades y contradicciones en su ámbito social y familiar."
Allá por los años setenta, cuando películas como Annie Hall, Star Wars, Close Encounters of the Third Kind, y Saturday Night Fever dominaban la época, Charles Burnett trabajó de manera silenciosa en Killer of Sheep, una película que funcionaría como su tesis para la UCLA, en donde estudiaba en aquella década.
Más de treinta años han transcurrido hasta ahora, el resultado aunque ha ido envejeciendo como todo en la vida, es una gran película; un auténtico y amable pedazo de poesía cruda americana que de manera tranquila y de modo callado observa la existencia de un puñado de personas en un gueto de Los Ángeles. En pocas palabras no es más que un estudio firme y profundo de ciudadanos que viven directamente encima del nivel de pobreza, esta película se dedica únicamente a observarlos y analizarlos, por supuesto siempre con un criterio lo bastante amplio como para no juzgarlos.
Como si se tratara de apreciarlo todo visto desde la óptica de una mosca sobre la pared, la cinta se dedica a mirar hacia el interior de un trabajador de un matadero de ovejas de nombre Stan que lucha diariamente cuerpo a cuerpo con la pobreza, el mal comportamiento de los niños y el encanto de la violencia. Stan es un hombre simple, diligente, simpático y lo más importante: es un tipo fatigado. Su familia incluye a dos niños, cada uno completamente opuesto al otro. Mientras que la hija de Stan (interpretada por la hija del director) es la niña juguetona y del tipo que se dedica únicamente a aprender; el otro nunca está en casa, es descortés y generalmente se está metiendo en problemas.
El proyecto se centra en la gente afroamericana de ese barrio pobre en una ciudad estadounidense, en la década de los setenta. Se enfoca en los juegos de los niños, pero también los de los adultos; en un momento en el que todavía no existía tanta violencia como ahora y el negocio de las drogas no formaba parte de la vida de muchas personas.
Es por ello que el realizador hace una peculiar analogía entre la vida de las ovejas que acaban siendo sacrificadas (como si no tuvieran una mejor opción que la muerte) con la gente de color que habita en barrios pobres, sin perspectiva de mejorar; y esto se aplica tanto para los adultos como para los niños.
Burnett, en aquellos días era un joven director afroamericano que, cuando filmó esta película en un sector de clase baja en el barrio de Watts en la ciudad de Los Angeles, lo hizo por su cuenta y mucho riesgo, con pocos recursos y sacándola adelante casi por pura necedad, trabajo y convencimiento propio de que estaba realizando una obra original y relevante, justo como se ha empezado a reconocer después de transcurridas las tres décadas mencionadas.
Probablemente para los que vivimos en otras partes del mundo, esta película no es más que una obra normal, sin ningún mensaje que nos alcance,; pero bien vale la pena apreciarla con detenimiento por su realismo genuino sobre las vidas de esas clases marginadas que poco han cambiado. Por ello, le han puesto como una obra que rescata algunas características del Neorrealismo Italiano, cuyo aspecto e intención principal consistía en plasmar la realidad tal cual era. Un cine casi de desesperanza con un claro contenido social.
En 1990, la ópera primera de Burnett era declarada como Tesoro Nacional por el congreso de los Estados Unidos. En el 2007, diecisiete años después finalmente era presentada para la gran pantalla y lanzada unos meses después en DVD. Todo esto debido a que fue marginada de las salas probablemente por ser un buen exponente de la vida de los negros, hecho por negros y que mostraba una realidad que muchos no querían aceptar: los ciudadanos negros son muy parecidos a los blancos y no son ni mejores, ni peores que ellos.
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