Director: Zack Snyder
Duración: 117 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Gerard Butler, Lena Headey, Dominic West, David Wenham, Vincent Regan, Michael Fassbender, Tom Wisdom, Andrew Pleavin, Andrew Tiernan, Rodrigo Santoro, Giovani Cimmino, Stephen McHattie, Greg Kramer, Alex Ivanovici, Kelly Craig, entre otros.
" Adaptación del cómic de Frank Miller sobre la famosa batalla de las Termópilas. El objetivo de Jerjes, emperador de Persia, era la conquista de Grecia, lo que desencadenó las Guerras Médicas. Así, el rey Leónidas y 300 espartanos se enfrentaron a un ejército persa que era inmensamente superior."
En su momento, esta cinta fue una de las más esperadas por quien escribe. Esto se debió a la gran admiración que siento por Frank Miller (en gran medida por otra creación suya, Sin City), creador del cómic en el que está basado el proyecto de Snyder. Para mayores referencias vayan al año 2007, de este blog.
En aquellos días, leía las críticas y encontraba que había una enorme confusión respecto a la pelicula. Miller, en su comic, no trata de ser fiel a la historia. Ha repetido más de una vez que su interés por la batalla de las Termópilas se despertó por otra película, The 300 Spartans de Rudolph Maté, del año 1962. Y el argumento del cómic está calcado de aquella creación, tomándose gráficamente las libertades estílisticas propias de los años 80 y 90, para crear una obra más visceral, más cruda, que en su momento supuso algo diferente en el ambiente. Lo que hizo Miller con la historia fue quedarse con la esencia: unos pocos se enfrentan a muchos y, aunque sólo sea moralmente, vencen. Habiendo hecho la aclaración correspondiente, puedo continuar con lo que si es trascendental.
Esta película es sencillamente una entusiasmada adaptación del comic de Miller citado, que si bien respeta absolutamente lo gráfico y lo cromático del mismo, consigue enriquecerlo, añadiéndole tramas secundarias que enriquecen la historia y sirven de respiro a la salvaje brutalidad de las batallas.
Es también un filme innovador por la utilización de todos los recursos de la tecnología digital para evocar un pasado inexistente, un universo imaginario, que asombra por su concepción dinámica y plástica. En este sentido, resulta fascinante incluso el diseño de los títulos de crédito finales y su forma de romper con la tradición de dos dimensiones de los comics.
Es por último, una moderna revisión de innumerables leyendas épicas en la mitología. Por ejemplo, el enfrentamiento entre el bien y el mal, la belleza y la deformidad, lo Apolíneo (referido a lo equilibrado) y lo Dionisíaco (en contraposición), todo ello relatado con un salvajismo y una brutalidad perfectamente coreografiadas, conscientes de su función de espectáculo visual.
Ahora bien, conociendo un poco la historia se sabe que el Imperio Persa le daba mil vueltas a Esparta. En todo. Pero, aquí ese no es el punto.
Ahora que se habla de sociedades multiétnicas, Persia lo representaba como nadie. Los persas fueron los primeros que inventaron la jornada de trabajo, abolieron en gran parte la esclavitud y establecieron un salario para los trabajadores. En Grecia, la cosa era diferente. Esclavos y pocos derechos para la inmensa mayoría de los habitantes del territorio. Pero nosotros nos hemos quedado con la democracia que disfrutaban menos del 15% del total de la población. Y eso, tampoco es el punto.
Está visto, la gente se empeña en querer ver cosas donde no las hay. Poco importa que el director, guionista y demás responsables de la realización de una cinta hagan una declaración pública sobre cuales son sus intenciones, qué intentan contarnos y cómo. Al final, siempre salen con aquello de "esto no es lo que yo esperaba". Y es que muchos aseguran que el cine se ha inventado para responder a todas las dudas existenciales del ser humano. Y me temo que llegará el momento en el que nos creamos semejante idiotez creada por intelectuales del café de las cuatro, críticos arrogantes y posturas avant-garde.
Una vez más, no. El cine también tiene un propósito de entretenimiento, no se les olvide, y no se puede castigar a la audiencia por pagar una entrada o una renta esperando encontrar eso, entretenimiento puro y duro.
Este filme expone lo que es una mentalidad, la de quienes tienen muy claro que el sí a la guerra es tan noble como el no, sobre todo cuando se trata de la defensa propia, de la defensa de inocentes o simplemente de frenar a los abusadores e impedirles primero por las buenas y si no atienden a éstas, entonces por las malas, que sigan con sus abusos.
Estamos ante un producto cinematográfico que resalta la mentalidad guerrera, sacrificada, patriótica, de un pueblo siempre dispuesto para la guerra, entrenado para contrarrestar a quienes tuvieran las intenciones de invadirlos o subyugarlos. Aquellos espartanos no vivian en un mundo de corderos de dios, y como lo sabían de sobra se constituyeron en un pueblo obsesionado en no ser manso, ni menso. Así como también hubo gente obsesionada en lo contrario, partidarios de la tolerencia incluso con los abusadores.
Esto no fue una barbarie, ni una civilización de bestias, un hatajo de brutos. Más bien las civilizaciones se han preservado a lo largo de la historia gracias a que siempre hubo alguna fuerza de guerreros como los espartanos entrenados para defenderlas.
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