Director: Christopher Nolan
Duración: 164 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Christian Bale, Gary Oldman, Tom Hardy, Joseph Gordon-Levitt, Anne Hathaway, Marion Cotillard, Morgan Freeman, Michael Caine, Matthew Modine, Alon Aboutboul, Ben Mendelsohn, Burn Gorman, Daniel Sunjata, Aidan Gillen, Sam Kennard, entre otros.
" Hace ocho años que Batman desapareció en la oscuridad, dejando de ser un héroe para convertirse en fugitivo. Al asumir la culpa por la muerte del fiscal del distrito Harvey Dent, el Caballero Oscuro decidió sacrificarlo todo por lo que consideraba, al igual que el Comisario Gordon, un bien mayor. La mentira funciona durante un tiempo, ya que la actividad criminal de la ciudad de Gotham se ve aplcada gracias a la dura Ley Dent. Pero todo cambia con la llegada de una astuta gata ladrona que pretende llevar a cabo un misterioso plan. Sin embargo, mucho más peligrosa es la aparición en escena de Bane, un terrorista enmascarado cuyos despiadados planes para la ciudad obligan a Bruce a regresar de su voluntario exilio."
Hay películas que por su complejidad son difíciles de abordar. Otras que son producto del momento y están condicionadas por las expectativas que uno tiene depositadas en ellas. Esta película pertenece a este segundo grupo gracias al culto que ha generado su director desde que se hiciera un nombre con la inteligente Memento y que con su notable acercamiento a la franquicia cinematográfica Batman se ganó elogios, fans y claro, detractores. Con este proyecto temo que tanto unos como otros vayan a defender o atacar por igual en la que es indudablemente la menos buena de este tridente maestro en el que la oscuridad y el acercamiento realista a la fuente original se dan la mano para dejar un espectáculo memorable. Si con la primera sentó unas bases, en la segunda (la brillante, anárquica The Dark Knight) hizo fácil lo difícil. En esta tercera entrega busca un equilibrio y aunque el espectáculo sigue siendo sobresaliente, el guión flaquea en puntos donde no debería.
Si bien el acercamiento de la primera entrega era casi melancólico con un autor reinterpretando la leyenda del héroe con y sin la máscara, en la segunda parte la cosa cambiaba. La textura era la de un cómic, con el caos representado en forma de Joker intentando corromper la realidad. Esta tercera parte, es de las tres la que más cerca está del mundo terrenal en términos de manejo de la imagen, planteamiento de conflictos y desarrollo e interacción de los personajes. Curiosamente al mismo tiempo es la que más traiciona todo esto al abrazarse a esa fantasía de los cómics que puede encontrarse en las historietas anteriores al trabajo de Frank Miller. El híbrido es extraño y funciona casi siempre, pero si bien en las primeras películas había que hacer alguna concesión aislada, aquí se vive en estado perpetuo de anulación de todas las leyes lógicas posibles.
Con esto no quiero decir que esta obra sea fallida a nivel narrativo, nada más lejos de la realidad. Lo que plantea lo hace bien siempre y cuando la suspensión de la realidad se aborde desde el primer momento, sabiendo que se va a asistir a un cómic en movimiento, por supuesto mucho más apegado a la realidad que en los trabajos previos basados en el hombre murciélago. El problema aparece por ciertos giros que sacan un poco de la película, que por otra parte hace un trabajo ejemplar a la hora de desarrollar a sus personajes incluso para aquellos que se sumaron a la franquicia; desde John Blake pasando por Catwoman, luego con Bane, dándole más protagonismo a Fox o Alfred, y volviendo a la primera cinta para otorgarle al icono de Gotham la importancia que perdió en la segunda que se inclinaba a favor de Joker y Dent.
Particularmente interesantes son las ideas que quieren transmitir los hermanos Nolan con su guión, que nos vuelve a hablar de la necesidad de héroes, con un Bruce Wayne destruido tras los eventos de la anterior entrega, con amenazas más allá de las evidentes: pérdidas personales, dudas, y por supuesto enemigos. Aquí tenemos a un notable Tom Hardy haciendo de Bane, un enemigo amenazador, poderoso y sin miedo a causar el caos total, que tiende un hilo a Batman Begins para poner broche de oro a una trama iniciada y hasta ahora inconclusa.
Este regreso del caballero oscuro acusa la falta de ingenio, un uso desmedido de clichés y un ritmo rutinario en bastantes tramos, pero que terminar sorteando, en gran medida, con otros de un gran frenetismo, espectacularidad e intensidad. Sin embargo, en su conjunto, nos encontramos ante un producto netamente inferior a la segunda entrega y de un nivel parejo a la primera de la saga. Si el tema principal de Begins era el miedo, y el de The Dark Knight era el caos, aquí es el dolor. Sin embargo, a diferencia de sus antecesoras, esta creación de Nolan no parece haber sido concebida con el afán de crear una historia única y envolvente, sino exclusivamente para poner el cierre a la saga.
Al igual que en las dos anteriores entregas, nos hayamos ante una de las mayores acumulaciones de buenos actores por fotograma. En la cúspide, vislumbrando las cenizas de Gotham previo a su renacer, un Christian Bale encarnando por última vez al vigilante de la ciudad, seguido de las grandes novedades, por un lado Tom Hardy conformando un imponente y temible Bane (aunque parcialmente desaprovechado) y Anne Hathaway dando vida a Selina Kyle alias Catwoman, una mujer fatal al más puro estilo del cine negro y que resulta ser la mejor y más fiel representación cinematográfica realizada hasta la fecha. El personaje de Joseph Gordon-Levitt es uno de los puntos más acertados y arriesgados de la función, mientras que el de Marion Cotillard es uno de los peores y más desaprovechados. Destacar, por supuesto, el gran trabajo de tres de los mejores actores en activo: Gary Oldman, Michael Caine y Morgan Freeman, los cuales son la única conexión emocional de Bruce Wayne con el mundo exterior.
Llegados a este punto sólo queda asumir las cosas como son: esta película es un entretenimiento notable que disfrutarás si eres capaz de pasar por alto algunas de las licencias que se toma. No es el gran broche de oro que podría esperarse pero después de la segunda entrega la cosa estaba complicada. Sin Joker y con una conclusión que dividirá a la gente, este producto es la última ojeada de un autor a un material que sólo unos pocos han sabido dignificar. Una trilogía para la historia.
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