Director: Joe Dante
Duración: 106 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Hoyt Axton, John Louie, Keye Luke, Don Steele, Susan Burgess, Scott Brady, Arnie Moore, Corey Feldman, Harry Carey Jr. Zach Galligan, Dick Miller, Phoebe Cates, Polly Holliday, Donald Elson, Belinda Balaski, entre otros.
" Randall Peltzer es un viajante que un día regala a su hijo Billy una tierna y extraña criatura, un mogwai. El inocente regalo, sin embargo, será el origen de toda una ola de atropellos y fechorías en un pequeño pueblo de Estados Unidos. Todo empieza cuando son infringidas, una tras otra, las tres reglas básicas que deben seguirse para cuidar a un mogwai: no darle de comer después de medianoche, no mojarlo y evitar que le dé la luz del sol."
Los niños que crecimos en los 80 conocimos algo que las criaturas de hoy, han abandonado al sucumbir a la adicción a los videojuegos, artefactos tan letales como egoístas. Los niños de aquella época conocimos el valor de la amistad. Todas las tardes al salir de la escuela, llenábamos las calles y los parques y hacíamos del lugar donde viviamos un efímero y maravilloso país de Nunca Jamás donde reinaban cosas tan sencillas como las canicas, el trompo, o las piernas de alguna niña en minifalda que saltaba a la cuerda. Pero además de todo esto, fue una parte muy importante de nuestro crecimiento una serie de películas inolvidables que nos acompañaron durante esos años.
Cuando se pronuncia el año 1984, muchos pensarán en la oscura y sórdida novela homónima de George Orwell, pero Hollywood lo recordará como uno de los años más rentables y exitosos de su historia: Indiana Jones and the Temple of Doom, Beverly Hills Cop, The Woman in Red, A Nightmare on Elm Street, Terminator, Amadeus, Police Academy, Karate Kid, Ghostbusters, entre otras colmaron de público cada una de las salas del mundo.
El cine comercial de entonces, fresco y juvenil, se abrazaba tanto con el público como con la crítica. En la década de los 80 Spielberg financió distintas joyas como The Goonies, la trilogía de Back to the Future y por supuesto esta obra, un clásico irrevocable del cine fantástico. Un Spielberg ávido de encontrar directores solventes para llevar a cabo sus innumerables proyectos no tardó en fijarse en Joe Dante, mejor conocido hasta ese momento por sus proyectos de terror como Piranha. Demostrada de manera definitiva su valía, Spielberg le entregó esta obra, sabedor que esa misión malévola del joven realizador, era perfecta para conseguir dar algo más a un filme quizá demasiado ingenuo en su origen.
Divertida fusión de comedia y la ya mencionada fantasía con terror, aderezada de un sabor a cinta de serie B que se erigió en todo un éxito en aquella lejana década, que ha conservado sorprendentemente bien la gracia y el encanto a pesar del transcurrir de los años. No es una gran película, pero si un gran entretenimiento. Puede ser tonta, pero también es novedosa. Su originalidad no deja de ser curiosa y solo por eso resulta interesante. Gracias a ella prácticamente se inventó un nuevo género de bichos vándalos generadores de maldades contra los humanos que luego habría de ser explotado hasta el cansancio.
El sincero y entrañable homenaje a aquellas obras por parte de Dante, aunado al talento comercial de Spielberg inició una simpática y cinéfila colaboración que siguió dando buenos resultados en los años siguientes, aunque en pocas ocasiones lograron productos tan redondos como este. Este singular y algo sinvergüenza cuento de navidad es ante todo un divertimento cargado de referencias a otras películas y mucho sentido del humor. Tal vez el principal fallo está precisamente en el exceso de chistes, que en su intención de divertir, rompen el esplendido ritmo que le imprime Dante al conjunto.
De hecho, la labor del director es de lo más destacado, demostrando talento en la creación de atmósfera y brindando escenas de gran interés visual, aprovechando los limitados medios de los que disponía de forma admirable. De todas formas, en conjunto todos realizan un trabajo muy equilibrado: empezando por los actores quienes rozan la parodia en sus personajes, luego contando con una estupenda fotografía y la brillante labor tanto en los efectos que han envejecido razonablemente bien y por último la original banda sonora de un Jerry Goldsmith muy creativo que sacó a relucir su faceta más traviesa.
Linduras aparte, aún conserva algún detalle marca de la casa. Para muestra, la mejor escena de la película curiosamente no tiene nada que ver con los furiosos y diminutos monstruos, es un monólogo, improvisado por el propio director, sobre los hechos que le ocurrieron al personaje de la chica y de por qué odia tanto la navidad. Impagable.
Y recuerda: no es que se haya quedado sin pilas, no es que el cable no funcione, no es que se te haya caído por la calle, no, es un Gremlin que se está riendo de ti. Mejor enciende las luces.
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