Director: Ang Lee
Duración: 136 minutos
País: Estados Unidos/Reino Unido
Elenco: James Fleet, Tom Wilkinson, Harriet Walter, Kate Winslet, Emma Thompson, Gemma Hones, Hugh Grant, Emilie François, Elizabeth Spriggs, Robert Hardy, Ian Brimble, Isabelle Amyes, Alan Rickman, Greg Wise, Alexander John, entre otros.
" Inglaterra, siglo XIX. Dos hermanas completamente distintas. Una de ellas es pura razón y sentido común; la otra, pura sensibilidad y pasión. Se enfrentan al amor y a las adversidades de la vida. Al morir su padre, deben abandonar su hogar, que pasa a manos de un hermanastro, hijo del primer matrimonio de su padre. Se mudan al campo y, allí, tendrán experiencias amorosas que producirán en ellas un cambio profundo."
Al inicio pensé que la película pintaba para ser un buen somnífero, de esas que no ves la hora en que por fin termine. No obstante, me fui acomodando al ritmo lento que posee la narración. La misma se centra en el relato de la vida amorosa de las hermanas Dashwood, y abarca además cuestiones como las posiciones sociales, las costumbres, los desengaños, las traiciones, los amores por conveniencia y la búsqueda del equilibrio entre los sentimientos que todas ellas provocan.
Por esa razón, a medida que la obra transcurría me fui adentrando en la historia e indudablemente que la película va de menor a mayor intensidad, así fue logrando que me sintiera parte de la exposición de todas esas emociones. Aunque he de señalar que no me emocioné ni estuve cerca de hacerlo, ya que la película me parece bastante fría a pesar de los temas que trata, sin embargo una de sus mayores virtudes es que en ningún momento hay moralinas ni golpes bajos.
No creo que sea fácil dirigir cualquier película, pero una de época mucho menos. Ahora puedo decir, sin que se malinterprete, que está es una película para pocos. Es decir, no para entendidos o para iniciados, sino para amantes de esta clase de cine. Gente que no espera ver acción, vértigos, efectos especiales o sorpresivos giros en el guión, sino una tranquila, emotiva y hermosa historia. Ortega y Gasset mencionó alguna vez que las personas que rehuyen hablar de amor, para no pecar de banales, no son precisamente las más profundas. Y es que no es sencillo hablar de amor. Pero la cinta lo hace con un respeto y con una fidelidad histórica sorprendentes.
Para amantes de Jane Austen y para amantes del cine romántico. Y para amantes del buen cine en general, porque si por algo Austen es una maestra de la literatura británica es porque sus novelas, sus historias, son aptas para todo público. Y con ésto no me refiero a que puedan ser vistas por menores de edad (lo cual pueden hacer, por supuesto) sino a que, por muy azucaradas que sean, no llegan nunca a serlo tanto como para provocar horror en aquellos a los que no les gustan las historias de amor.
Esta película, como todas las historias de Austen, dice mucho acerca de la sociedad inglesa de finales del siglo XVIII, de la injusticia social con las mujeres, de la familia, del amor y de muchas cosas más. Y Ang Lee retrata esa época con la elegancia de siempre, acompañando con la cámara el excelente guión adaptado de Emma Thompson que además está magnífica como Elinor Dashwood.
El amor romántico se desplaza rápidamente de la literatura a la vida real, aunque, como la cinta se ocupará de demostrar, a menudo sigue siendo una ficción cuando no directamente un engaño. Pero, al menos servirá para desacreditar de forma rotunda y definitiva el matrimonio por interés.
Sin embargo, aunque la vieja sociedad comience a desmoronarse lentamente, Austen y Thompson insisten en afirmar que seguirán existiendo valores imperecederos: la responsabilidad, la cortesía, la honestidad, incluso el honor, los cuales traspasan épocas y vienen a sumarse a otros nuevos como ese amor vibrante y a veces doloroso, como el que siente Marianne Dashwood por Willoughby, o ese amor, tan real como el primero pero menos espectacular, que nace de la comprensión y la ternura, por ejemplo el que se siente por Marianne su hermana Elinor o de otro modo, el prudente y algo oscuro Coronel Brandon.
Queda por decir, que esta magnífica historia no habría sido posible sin precisamente, la sensibilidad que destila el guión de la ya mencionada Thompson, lo mismo que no habría sido igual sin las interpretaciones soberbias cuando no directamente deslumbrantes de la propia Thompson, la genial y primeriza Winslet y el impactante y sobrio Rickman. Incluso el criticado Grant quien interpreta más que eficazmente su papel.
Simplemente, una cinta absolutamente recomendable, de impecable factura y llena de sentimientos para sentimentales y no sentimentales.
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