Director: John Schlesinger
Duración: 128 minutos
País: Reino Unido
Elenco: Julie Christie, Laurence Harvey, Dirk Bogarde, José Luis de Vilallonga, Roland Curram, Basil Henson, Helen Lindsay, Carlo Palmucci, Dante Posani, Umberto Raho, Marika Rivera, Alex Scott, Ernest Walder, Brian Wilde, Pauline Yates, entre otros.
" Una hermosa, pero amoral modelo está dispuesta a todo para ascender a la cima de la escena de la moda londinense en la época alocada de los sesenta."
El director, Schlesinger convierte magistralmente los créditos iniciales en un verdadero ensayo: mientras los nombres aparecen superpuestos, vemos cómo un empleado subido a una escalera va cambiando por partes el cartel de un gran muro publicitario. La imagen de unos niños africanos deformados por la desnutrición y un anuncio pidiendo ayuda para el Tercer Mundo van siendo sustituidos por el gigantesco de Julie Christie, muy ligero, blanco y sonriente, anunciando la publicación en una revista femenina de las memorias de la modelo y pseudoactriz Diana Scott, un símbolo social.
En un par de minutos queda marcado radicalmente el sentido de la obra: las modelos fotográficas se convierten en modelos sociales para la mujer lo cual obedece a criticables intereses de mercadotecnia, y a no menos criticables ambiciones de ascenso social.
Julie Christie encarna a la mencionada Scott, casada con un tipo a quien valora realmente poco. Su vida cambiará al ser entrevistada casualmente por un periodista de la BBC en un reportaje callejero. Al verse en pantalla, a Diana se le dispara la ambición de llegar lejos y alto; a toda costa, según se irá evidenciando en el relato del accidentado ascenso. A Diana la podría definir como una mujer atractiva, inteligente, fotogénica, encantadora y ambiciosa. Le gusta la aventura y busca la felicidad plena.
La obra es una mezcla de drama, romance y crítica social. En algún sentido elabora una parábola sobre el mito de la felicidad. Con el estilo realista y crítico del Free Cinema, presenta un retrato de la sociedad de los famosos en el Londres de los 60. La narración, hecha en flashback y a cargo de la protagonista, se desarrolla de modo distante, objetivo y frío, propio del cine que se imponía en aquellos días.
De igual manera explora las transformaciones que en los primeros años de la década afectaron a la moral, y a los usos y costumbres sociales. Frente a la moral tradicional, plagada de prohibiciones y tabúes, las nuevas concepciones se asumieron como normales, razonables y temas lícitos, después de ser satanizados hasta entonces. Sí, asuntos como el aborto, el divorcio, el abandono del hogar por la mujer, la infidelidad, la homosexualidad y la promiscuidad se volvieron cuestiones frecuentes y ordinarias.
Se destaca en la película la manera como critica con ironía y en tono burlón la hipocresía, el culto a las apariencias y el cinismo de la alta sociedad conformada por ricos, poderosos y celebridades efímeras. Lo ponen de manifiesto la fiesta social de caridad para recaudar fondos contra el hambre en África, el egoísmo y la codicia que presiden sus vidas y su arbitraria división entre moral privada y publica.
Aclara muchos puntos sobre la vanidad, la insensibilidad y el esnobismo de los ricos, poderosos y famosos, así como la superficialidad y el desinterés que demuestran por los temas relacionados con el conocimiento, la información, el saber, el arte y la cultura.
Porque a veces lo que parece sacado de un cuento de hadas no es lo verídico, la realidad es otra, una vida desgraciada y vacía sin ningún respeto por si mismo. Todo ha sido pagado a costa de su felicidad y autoestima.
Llaman la atención los gustos y preferencias de Hollywood por las actuaciones de las estrellas, ya que en ocasiones son inexplicables. Ejemplo de ello es el caso de Christie. En 1965 ganó su primer y único Oscar con esta película, realizando un personaje frívolo y sin mucha profundidad. Luego de ello fue nominada tres veces más, por interpretar personajes más complejos y y difíciles, pero según Hollywood no ha sido merecedora del premio. Cosas muy raras.
En fin, a causa de su elegante calidad, la cinta parece menos crítica y corrosiva de lo que realmente es. Si, mucho antes de que el nombre París Hilton apareciera en algún periódico.
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