Director: David O. Russell
Duración: 138 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Christian Bale, Bradley Cooper, Amy Adams, Jeremy Renner, Jennifer Lawrence, Louis C.K., Jack Huston, Michael Peña, Shea Whigham, Alessandro Nivola, Elisabeth Röhm, Paul Herman, Saïd Taghmaoui, Matthew Russell, Thomas Matthews y algunos otros.
" Un estafador de nombre Irving Rosenfeld, junto con su seductora novia llamada Sydney Prosser, se ven obligados a trabajar para Riche DiMaso, un feroz agente del FBI, quien los arroja a un mundo de corredores de bolsa de Jersey y la propia mafia."
Ese asunto tan valorado de la originalidad en las historias es verdaderamente algo raro en Hollywood en estos días. Esto resulta más que evidente en la tendencia emergente de tomar historias reales e inyectarlas con un toque de comedia oscura, en un claro intento de cautivar al público. Un claro ejemplo de ello lo vimos en cintas como The Wolf of Wall Street, y tristemente ocurrió en aquel mismo año con la creación de la que hoy me toca hacer una breve reseña.
Pero veamos, una pista de la dirección que va a tomar la película se da justo antes de la escena de apertura cuando la frase algo de esto sucedió realmente aparece en la pantalla.
Así que, David O. Russell decide adoptar el enfoque para su creación que versa más o menos Si no está roto, ni lo toques cuando se trata del casting, haciendo uso de varios de los actores que ya habían trabajado con él en el pasado. Y se le debe aplaudir, ya que fue una decisión prudente, dado que esas actuaciones junto al estilo astuto y vertiginoso para dirigir de Russell, logran salvar la película de la mediocridad pura. El tema fundamental en el que está basado toda la narración, proporciona suficiente fondo para no permitir que el estilo sofoque la película por completo. En ese sentido, es una lástima que gran parte de dicho enfoque esté dirigido a las partes de la historia que realmente no sucedieron.
La historia se centra en dos estafadores (interpretados por Christian Bale y Amy Adams) quienes, a través de sus errores en las formas de llevar a cabo sus engaños, son descubiertos y posteriormente reclutados por un ambicioso agente (Bradley Cooper) para usar sus peculiares habilidades para implicar a algunos políticos y a la mafia en el delito de aceptar sobornos. Desde los primeros minutos, nos encontramos con algunos amagos de que Bale, junto con su peinado falso y su prominente barriga, dominará la película con otra gran actuación (como a las que nos tiene acostumbrados). Sin embargo, uno de los elementos que embriaga a la película por el uso excesivo que se hace de ello, son los vestuarios y la decoración en consonancia con la época en la que se desarrolla el relato que son los años setenta, en comparación con una propuesta bastante discreta de Bale. Aunque en realidad todo el elenco realiza una labor bastante destacada, con Jennifer Lawrence particularmente espléndida dando vida al personaje de la esposa manipuladora, pero poco brillante del mencionado Bale.
Ahora bien, la cinta comienza justo en el punto medio de lo que podríamos denominar el arco de la historia, ayudando a proporcionar cierta claridad sobre la dinámica entre los personajes principales. Para después, contar de manera hábil el asunto que yace en el fondo, lo cual construye con astucia al compartir la narración entre los personajes de Bale, Adams y Cooper. El ritmo vertiginoso y la intriga continúan hasta que se vuelve a examinar la escena de apertura. De ese lugar en adelante, el tono de la película cambia completamente, ya que el desarrollo apropiado de la trama se sacrifica por el humor como ingrediente principal de la misma.
En ultima instancia, es el guión el que al final demuestra ser el componente más débil de la película. Si, provoca que la audiencia se ria un poco, particularmente con aquel chiste sobre la pesca en hielo que involucra a Cooper y su jefe, pero me parece que el tema merecía una entrega más seria. A pesar de la crisis de identidad de género que padece, y que haya gozado en su momento de cierta fama por su aparición en aquella lejana temporada de premios de hace cinco años, no es una película que haya recordado con mucho cariño durante estos años. Es la segunda ocasión en la que tengo oportunidad de echarle una mirada, y aunque esta vez la disfruté un poco más, me sigue pareciendo que es una obra a la que como dicen los españoles se le notan todas las costuras.
Simplemente es una cinta que vale la pena mirar en la pantalla chica un domingo cualquiera, mientras afuera cae una terrible tormenta, en cualquier día de mayo de cualquier año.
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