Inside Llewyn Davis (2013)

Directores: Ethan Coen, Joel Coen

Duración: 104 minutos

País: Estados Unidos/ Reino Unido/ Francia

Elenco: Oscar Isaac, Carey Mulligan, Justin Timberlake, Ethan Phillips, Robin Bartlett, Max Casella, Jerry Grayson, Jeanine Serralles, Adam Driver, Stark Sands, John Goodman, Garrett Hedlund, Alex Karpovsky, Helen Hong, Bradley Mott, entre otros.

" Una semana en la vida de un joven cantante mientras navega por la escena del folk en Greenwich Village en 1961"

Si eres seguidor de los hermanos Coen, entonces seguramente estás muy consciente de su total falta de interés artístico en cualquier personaje que pudiera denominarse como tradicionalmente exitoso. Su trabajo está inspirado en los obstáculos de la vida y la mala suerte, incluso si cualquiera de estos dos elementos es provocado por el pobre juicio de alguno de sus personajes. 

Las historias de los hermanos Coen giran alrededor de aquellos seres que lo aguantan todo, que continúan con sus miserables existencias y atesoran una fe ciega en que su forma de ver la vida, sin importar cuán equivocada esté, es la única opción que existe, el único camino que vale la pena tomar. En este caso, su personaje principal parece estar seguro de que la vida está llena únicamente de arribistas (en decadencia) o perdedores (aquellos que no pueden obtener ni un respiro).  

El protagonista quien se hace llamar Llewyn Davis (interpretado de manera espléndida por Oscar Isaac) se nos presenta en los primeros minutos sobre el escenario del famoso café Gaslight cantando una hermosa canción de folk.

Momentos después, yace en el callejón de la parte de atrás del sitio, después de recibir un puñetazo de un misterioso desconocido. No es hasta que esta escena se repite nuevamente al final de la película, que entendemos la causa de este efecto.

Pero veamos, Llewyn no es un tipo muy agradable, en el sentido de que no suele resultarle simpático a los demás. En algún punto, nos enteramos de que todavía está afligido por el suicidio de quien era su compañero en un dúo del que formaba parte y que rebota de sofá en sofá entre conocidos y familiares. Llewyn no tiene amigos, solo cuenta con compañeros que son demasiado amables como para echarlo de sus casas; incluso si resulta estar envuelto en dificultades como ser el padre de un bebé no deseado, o si accidentalmente permite que un gato muy querido por el dueño se escape de la casa. 

Un punto a destacar es que la historia se basa en la escena de la música folk de Greenwich Village en el año 1961, en los días previos a que apareciera un tal Bob Dylan. Para ello, los Coen se inspiraron en las memorias de Dave Van Ronk tituladas El Alcalde de la calle MacDougal.

Entonces, si bien las canciones son reales y los personajes a menudo están inspirados o se basan en artistas reales de la época, la historia de Llewyn es pura ficción surgida de la mente de los brillantes hermanos. Aunque bien provoca emociones en las que uno se recoge, ciertos niveles de incomodidad, risitas nerviosas y momentos de éxtasis, como cuando John Goodman evoca a un Doc Pomus droga que lanza duras diatribas poéticas. Es decir, nunca sabemos realmente si los Coen están haciendo una especie de declaración o simplemente la están lanzado para que el resto nos dediquemos a debatirla. 

¿Están diciendo que incluso la fealdad que se halla presente en la personalidad de Llewyn puede producir algo tan hermoso como lo es su música, o nos dicen que somos engaños por la belleza de cierta música y pensamos por ello que su creador también debe ser puro?

En ese sentido, Carey Mulligan (quien le da vida a una mujer llamada Jean) nos brinda una de las mejores y más astutas líneas de la película cuando muy irritada le dice a Llewyn que es el hermano idiota del Rey Midas.

Y resalta mucho más ese enfado (además de su perfecto uso de la palabra que en inglés empieza con la letra F) y su constante ira que desentonan con el personaje angelical que despliega en el escenario con su esposo Jim. 

Otro aspecto que subrayaría es que como siempre, los Coen nos proporcionan un flujo constante de personajes interesantes y peculiares. Entre ellos, además del farsante hipster que habla de jazz que interpreta Goodman, tenemos a Garrett Hedlund que le da vida a su chófer y que parece una imitación de James Dean, a Adam Driver como un cantante de folk vaquero, a Troy Nelson como un virtuoso cantante del género que forma parte del ejército (basado en Tom Paxton), a los aristócratas dueños del gato, a la irascible hermana de Llewyn y, probablemente el mejor de todos ellos sea F. Murray Abraham como Bud Grossman el dueño del Gate of Horn ubicado en Chicago. El personaje que está basado en el verdadero Albert Grossman que descubrió a Peter, Paul y Mary, que también fue representante de Bob Dylan, en una escena singular se convierte en el único testigo en la audición de Llewyn. Ese puede ser el momento musical más conmovedor de la película, aunque claramente es la canción equivocada para dicho momento.

Sin embargo, lo fundamental de esta reseña es mencionar que Oscar Isaac está simplemente excepcional como Llewyn Davis. El actor logra capturar esa crisis existencial, esa crisis por la que atraviesa consigo mismo que vive el personaje y que es necesaria para un artista cuyo talento y pasión están fuera de sintonía con los cambios sociales. Se siente su dolor, pero no se alcanza a comprender la falta de cuidado que a menudo muestra hacia los demás. Y se aprecia cómo su necesidad de dinero anula su integridad artística al participar en la novedosa canción Please Mr. Kennedy. 

Por qué tal interpretación no cosechó toda clase de elogios y de los consecuentes premios que vivnen con ellos, está más allá de mi comprensión. Posiblemente se deba al hecho de que la película y su personaje no son fácilmente comprensibles para el público promedio. Para disfrutarla, se requiere cierta clase de pensamiento, apreciación y fundamentos. En otras palabras, si se está esperando un viaje nostálgico por la renombrada época del cantante folk de Greenwich Village, se quedara alterado y decepcionado.

En cambio, habría que estar preparado para los intentos infructuosos de un músico talentoso que está convencido que la música debería ser suficiente. Hablando de música, el talentoso T Bone Burnett es el hombre encargado de la banda sonora de esta cinta y es fascinante observar cómo permite que las canciones sean quienes sirvan como guía a través de la historia y mantengan el asunto en todo momento con la esperanza de que siempre habrá días mejores.

Finalmente, estos son los hermanos en su forma refinada y competente.