Director: Abdellatif Kechiche
Duración: 180 minutos
País: Francia / Bélgica / España
Elenco: Léa Seydoux, Adèle Exarchopoulos, Salim Kechiouche, Aurélien Recoing, Catherine Salée, Benjamin Siksou, Mona Walravens, Alma Jodorowsky, Jérémie Laheurte, Anne Loiret, Benoit Pilot, Sandor Funtek, Fanny Maurin, Maelys Cabezon, Samir Bella, entre otros.
" La vida de Adele cambia completamente cuando conoce a Emma, una joven de pelo azul, que le permitirá descubrir el deseo y afirmarse como mujer y como adulta. Frente a los demás, Aele crece, se busca a sí misma, se pierde a sí misma y finalmente se vuelve a encontrar a través del amor y la pérdida."
La película del director tunecino-francés ganadora de La Palma de Oro en 2013 es un intento exitoso de hablar de manera honesta sobre el tema en el que más se miente en la historia del cine: el amor.
Desde entonces, la reputación de la que goza de ser una cinta lésbica muy gráfica de tres horas de duración, podría desorientar a cualquiera que sienta deseos genuinos de acercarse a la galardonada obra. A mi parecer, la cinta en lugar de celebrar o juzgar la homosexualidad o tocar ciertas temáticas de una forma manipuladora, simplemente nos ofrece una visión realista dividida en dos capítulos de la vida de su protagonista Adele (su título original es por lo tanto más preciso y no aquel que hace referencia al azul como el color más cálido) y la historia de una relación con la que el espectador puede relacionarse, independientemente de su género y/o orientación sexual. En contraste con aquella ninfómana de Lars Von Trier que apareció en el mismo año, Kechiche nos muestra el sexo con la misma objetividad y confección con la que muestra una cena familiar o una conversación en la escuela, y lo realiza ya sea sin omitir la propia sexualidad de los personajes o cargando las secuencias de un romanticismo con primeros planos iluminados con velas, lo cual en este caso como en el resto de ellos resultaría ser muy puritano.
El relato se centra en una estudiante francesa de clase media baja llamada Adele, quien estudia literatura francesa y que tiene como meta más ambicionada convertirse en maestra. Después de un intento fallido de salir y tener relaciones sexuales con un chico de la escuela, lo cual realiza para ceder un poco ante la presión de sus compañeros, comienza a sentirse confundida acerca de su propia identidad sexual. Hasta que un día, mientras camina por la calle, se cruza con una mujer de cabello azul (este signo de su inevitable encuentro, posiblemente el único momento sentimental de la película, me llevo a pensar mucho en la historia del personaje de Peter Coyote cuando conoce y termina enamorándose de su futura esposa en Bitter Moon de Roman Polanski).
Más tarde, en soledad se masturba fantaseando con la mujer con la que se encontró en la calle. A partir de ese momento todo comienza a transformarse en su interior, tanto que incluso llega a malinterpretar el coqueteo y el beso de una compañera en la escuela en la que estudia. Luego, cuando un amigo gay la introduce en la vida nocturna de bares homosexuales, se vuelve a topar accidentalmente con la misma mujer de cabello azul cuyo nombre es Emma. Este evento da paso a una relación de amistad, que eventualmente las llevará a ser amantes.
Sin embargo, Adela no es necesariamente heterosexual o lesbiana. Solo parece estar confundida. Solo parece estar incómoda con el estado actual de las cosas. No está segura de sí misma. Mientras que Emma, quien resulta ser estudiante de las Bellas Artes es fuerte, determinada y masculina; Adele en el extremo totalmente opuesto es débil, poco ambiciosa, vulnerable. Así que, con la ayuda de Emma, ella explora sus propios deseos y su sexualidad y mientras esto sucede se va uniendo a ella emocionalmente de una manera profunda. En otras palabras, Adele es un personaje impulsado puramente por sus emociones. En algún punto de ese capítulo, al asistir a un desfile del orgullo gay, se nota su incomodidad de la misma manera que la experimentó cuando tenía relaciones sexuales con el chico de la escuela. Por lo cual, lo único de lo que puede estar segura es del amor que comparte con esa mujer. Justo ahí, es donde termina el capítulo uno de la narrativa.
Otro rasgo que destacaría es que la película aborda la controversia que sigue existiendo sobre el tema de la homosexualidad y las diferentes actitudes que presenta la sociedad hacia ella y lo representa de una manera objetiva, mostrando para ello por ejemplo la cultura clandestina de bares de lesbianas y desfiles gays o el violento rechazo de los amigos de Adele hacia ella, cuando aparecen los rumores en el colegio de que es lesbiana. Así mismo la familia de clase alta de Emma se muestra abierta al hecho de que su hija forme parte de una relación con una persona del mismo sexo; en contraposición de Adele quien tiene que mentirle a sus padres sobre el vínculo que mantiene con Emma: es decir que ese conflicto que en lo más superficial parecer ser un simple tema de gusto por las ostras y la pasta; más bien se trata de un asunto de las diferencias entre la burguesía y la clase trabajadora que bien podría ser la razón principal de la separación de la pareja en el segundo capítulo.
A continuación vemos a Adele, quien se siente satisfecha de su labor como maestra en un jardín de niños y sirviendo como musa para las pinturas de Emma, aunque la artista se empeña en alentarla para que evolucione y para que comience una carrera como escritora. Esto, en cierto modo hace pensar en que están destinadas a separarse, ya que Adele se siente cada vez más fastidiada y contrariada en las reuniones en las que aparecen los amigos intelectuales de Emma, quien a su vez cada vez más se halla más enfocada en su carrera artística.
Si bien las diferencias que van apareciendo en dichas comparecencias sociales y las disparidades intelectuales entre ambas se vuelven obvias, su amor igualmente se va enfriando (del mismo modo que el cabello rebelde de color azul de un inicio de Emma cambia a un neutro color castaño). Todo se termina desmoronando después de que Emma descubre que Adele se ha acostado con un colega por mera frustración emocional, así que decide terminar su relación y le ordena de forma colérica que salga de su departamento.
Entonces, el tiempo transcurre y Adele continua experimentando el dolor de la pérdida. Todavía enamorada de Emma, decide arreglar un encuentro con ella en una cafetería solo para descubrir que Emma se ha convertido en parte de una familia y ya no la quiere. Como cierre, observamos a las dos mujeres que se abrazan sabiendo que su relación fue algo especial, una experiencia que nunca volverán a vivir.
La última vez en la historia en que ambas se reunen, ocurre cuando Adele asiste a una de las exposiciones de arte de Emma. Ahí, cruzan algunas palabras propias de una mera conversación formal, hablando solamente de los desnudos que Emma pintó de Adele y que se exhiben en el lugar. Después de hablar un poco con Samir (quien resulta ser el director de la cinta), uno de los amigos de Emma, Adele cambia de parecer de forma repentina y abandona la galería. El hombre intenta seguirla, pero cuando llega a la esquina, ha desaparecido.
Dichas acciones, bien podrían explicarlas si al especular un poco al estar en el lugar se percata finalmente de que ella y Emma nunca estuvieron en condiciones de entenderse o aceptarse mutuamente.
El final para mí, sigue quedando abierto y cada quien lo interpretará de acuerdo a sus experiencias y su percepción sobre la vida. Si se desea ser optimista, el desenlace feliz de la historia en el que Adele finalmente se encuentra a sí misma y puede pasar al siguiente capítulo de su vida no deja de ser eso, una conclusión ingenua a mi entender de una historia que trate sobre alcanzar la mayoría de edad y sus inherentes consecuencias.
Pero, bien me gustaría insistir en esa cuestión de que realmente sea un final feliz. Yo preguntaría ¿Lo es? ¿O el amor entre ambas fue algo que jamás se volverá a repetir? En ese punto, es cuando surge el concepto aquel de perder el verdadero amor (que bien podría sonar demasiado romántico, aunque solo sea Adele quien siente la pérdida cuando nota en las nuevas pinturas de Emma que exhiben algo preocupante en sus ojos) lo cual me lleva cada vez a preguntarme si los siguientes capítulos de su vida resultan tener alguna trascendencia. Sin embargo, si bien ella se da cuenta en algún instante estando en ese lugar de que todo aquello no fue un amor verdadero, el cierre mismo bien podría sugerir que tal cosa no existe.
De cualquiera manera, Kechiche comprende e indaga bastante en su creación sobre la esencia de las relaciones humanas, las emociones, los deseos, los miedos y... bueno, la vida.
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