Director: Alexander Payne
Duración: 115 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Bruce Dern, Will Forte, June Squibb, Bob Odenkirk, Stacy Keach, Mary Louise Wilson, Rance Howard, Tim Driscoll, Devin Ratray, Angela McEwan, Glendora Stitt, Elizabeth Moore, Kevin Kunkel, Dennis McCoig, Ronald Vosta, entre otros.
" Un padre anciano y adicto a las bebidas alcohólicas, realiza un viaje desde Montana a Nebraska con uno de sus hijos con quien mantiene una relación lejana, todo para reclamar un premio de un mega sorteo por un millón de dólares."
En una industria cinematográfica dominada por grandes producciones casi siempre protagonizadas por superhéroes y comedias ordinarias, las películas afables y reflexivas de Alexander Payne casi siempre son proyectos que se distinguen del resto. Suelen ser cintas en donde hay más diálogo que explosiones o grandes emociones, que gozan de menos comedia que momentos de contemplación en su metraje, las películas de Payne, desde About Schmidt hasta Sideways y The Descendants, han sido el antídoto perfecto contra los peores excesos que suelen abundar en Hollywood.
Esta obra, un tratado desgarrador y conmovedor sobre el amor y la familia, es quizás uno de sus mejores trabajos: una creación que encuentra un equilibrio dulce, ácido y perfectamente medido entre la comedia y la tragedia de la vida y la vejez.
La trama se centra en un anciano que convencido de haber ganado un millón de dólares en un dudoso sorteo del que se entera por el correo, el hombre llamado Woody Grant resuelve viajar de Montana a Nebraska para reclamar su premio. El único problema es que su estado actual es precario y se halla rodeado de personas que lo desdeñan; su ingenio está desapareciendo rápidamente debido a la vejez y al alcoholismo, y nadie -y menos su majadera y verborreica esposa Kate (interpretada por June Squibb con gran vitalidad y seguridad) o el hijo mayor Ross están dispuestos a complacer su último capricho. Solo David, su segundo hijo, decide regodearse con el asunto, siguiéndole la corriente al irascible viejo. Juntos, Woody y David se embarcan en un viaje por carretera que los terminará llevando a cruzar la antigua ciudad natal de Woody, y un paso o dos más cerca de la comprensión mutua.
Este viaje de descubrimiento es, por supuesto, literal y simbólico. Al detenerse en los viejos lugares en los que Woody creció, David conoce a Ed Pegram, el ex socio comercial de su padre, una mezcla de encantador y sombrío personaje, un depredador de la escuela tradicional que siempre está a la caza de un dinero rápido. Allí igualmente se encuentra con el resto de los miembros de la numerosa familia paterna y con habitantes del pueblo que se comportan bien de una forma gobernada por la envidia o con una felicidad genuina por la supuesta nueva fortuna de Woody.
Pero David también descubre más sobre su padre con el espontáneo periplo que emprenden juntos. A medida que se desarrolla la película, se hace cada vez más evidente que el hijo dejó de tener alguna clase de proximidad con el padre, que lo perdió de vista hace mucho tiempo, y que esto sucedió después de que Woody se envolvió en una neblina taciturna y colmada de alcohol que lo enajena y la cual carga a través de la mayor parte de la historia. En el preciso lugar que lo suscitó y, de alguna manera en ese mismo sitio que fracturó a su padre, David va retirando una por una las capas edificadas a base de edad y polvo que oscurecen al hombre que alguna vez fue.
La que considero es la principal cualidad y un gran motivo de regocijo al observarla es su manera hábil y maravillosa de explorar y profundizar en sus personajes. El director realiza su labor contando con un guión rebosante y sin sentimentalismo de Bob Nelson, el cual permite a la familia Grant vivir y respirar, lo cual genera que sus inseguridades y sus miedos se deslicen justo por aquellas grietas de la rutina diaria. Incluso Kate y Ross (la madre y el otro hijo) quienes se ven obligados a asistir a la reunión familiar no programada, atesoran una profundidad que va más allá de sus papeles secundarios. De tal manera que mientras Kate suele quejarse todo el tiempo de Woody y todo lo que ello implica, lo que casualmente suele ser insultarlo de una manera casi inaudita, es fácil poder advertir en esa interacción los años de amor, frustración y vida que comparten.
En lo que se refiere al protagonista, Dern ha sido elogiado con toda razón por su papel de Woody: el hombre casi se desliza literalmente hablando a lo largo de la creación de Payne, arrastrando a cada minuto una marea de pelo blanco rebelde y una desconcertante determinación de llegar a Nebraska. Pero lo que realmente impresiona es la habilidad de Dern para construir una figura noble, sincera y completamente ordinaria: un anciano, perdido en el tiempo y dentro de sí mismo, decidido a dejarle al mundo una última declaración de lo que fue su vida. En cuanto al trabajo de Forte también es formidable, haciendo uso de todas sus habilidades como interprete, incluso las cómicas por las que es mejor conocido logra verterlas en el dulce y cariñoso David, quien decide arriesgarse a tomar lo que sabe desde un principio no es más que un viaje inútil, solo para pasar un tiempo con su padre. En otras palabras, Forte es el corazón palpitante de esta cinta, mientras que Dern es el alma valiente de la misma.
Filmada en un impresionante y delicado blanco y negro, esta creación bien podría parecer un retorno a tiempos más simples. En cierto modo, lo es. Esta es una historia tradicional acerca de la familia, el amor y la conexión; de extrañar al hombre que yace debajo de los recuerdos, y posiblemente del peculiar asunto que es no entender siempre a las personas de las que has estado rodeado toda la vida.
No obstante, la película también posee una esencia más oscura y más moderna, enterrada bajo los tristes y agridulces tonos grisáceos del guión. Me refiero a que el argumento central del relato es acerca de Woody que se ve atraído por las promesas de riqueza que son claramente falsas, un comentario, se podría pensar, sobre la economía estadounidense tambaleante de los últimos años.
En fin, es un buen acto de ecuanimidad que Payne llevó a cabo maravillosamente bien.
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