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Elephant (2003)



Director: Gus Van Sant

Duración: 81 minutos

País: Estados Unidos

Elenco: Alex Frost, Eric Deulen, John Robinson, Elias McConnell, Jordan Taylor, Carrie Finklea, Nicole George, Brittany Mountain, Alicia Miles, Kristen Hicks, Bennie Dixon, Nathan Tyson, Timothy Bottoms, Matt Malloy, Ellis Williams, y otros más.

" Diversos estudiantes de preparatoria, viven en la escuela un día cualquiera de su rutina diaria, mientras un par de ellos se preparan para realizar un plan malévolo al interior de las instalaciones del colegio."

Hace justamente más de veinte años, para ser preciso el 20 de abril de 1999, dos muchachos que usaban gabardinas y que portaban un enorme arsenal de armas, las cuales traían adheridas a sus cuerpos gracias a algún arnés y toda clase de equipo militar ingresaron a la preparatoria Columbine ubicada en Littleton, Colorado, y gracias a un plan bien organizado de manera casi táctica asesinaron a 12 estudiantes y a un profesor. A pesar de lo horrible que resultó el violento episodio, el incidente fue considerado como uno más en el total de ocho tiroteos mortales que ocurrieron en un escenario tan inesperado como una escuela entre 1997 y 1999. Dichos eventos traumáticos iniciaron un debate en los Estados Unidos sobre cuál era el origen de esta clase de acontecimientos, enfocándose en cuál era el verdadero problema con la juventud de la nación, esta cuestión es el tema en el que se centra la obra de Gus Van Sant de la que haré una breve reseña.
Ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes en 2003, se trata de una inquietante película que consigue afectar a niveles profundos y que realiza un valiente esfuerzo por captar el malestar presente en la cultura juvenil de aquel momento histórico. De tal forma que Van Sant no intenta explicar que ocurrió en Columbine o descubrir las causas subyacentes al evento, y por lo tanto no hay en su narrativa una revelación demostrativa al respecto. Más bien, su obra es una especie de poema visual construida en un tono de ensoñación, muy estilizada, que se dedica a desafiar las convenciones lineales y que goza de un enfoque casi surrealista. Para ello, hace uso de distintos flashbacks e imágenes recurrentes observadas desde diferentes puntos de vista que proporcionan distintos personajes. Esto es, la cinta captura el estado de ánimo, el matiz y el carácter de ese mundo adolescente: sus percepciones, su propio confinamiento ante el mundo y, en última instancia, sus instintos más oscuros.
Estamos frente a una obra en la que el estilo realmente se convierte en sustancia, donde el significado se halla en la forma y es dicho proceder el que le brinda la esencia a la creación en sí misma. En lugar de contarnos una historia de forma convencional, Van Sant optó por darle a su película el aspecto de un pseudo-documental, en el que simplemente se dedica a filmar los eventos y conversaciones que se producen en ese día, un día que todos creen y nos hacen creer que es como cualquier otro en la costumbre de ese lugar.
Por consiguiente, el ojo oculto en el que se convierte la cámara, nos lleva a volvernos una especie de testigo, mientras observamos la exclusividad al interior de algunos grupos, las pequeñas humillaciones y la abrumadora banalidad que han definido la vida en la preparatoria para algunos de nosotros. Para ello, Van Sant utiliza el espacio con el que cuenta, de manera oportuna. En otras palabras, a pesar del hecho de que en apariencia se trata de una escuela con una gran población estudiantil, los personajes en los que se enfoca parecen estar siempre aislados de casi todos los demás que les rodean. Ninguno de los personajes que vemos parece tener realmente tener una conexión entre sí, e incluso cuando parecen tenerla, tiende a ser de una clase muy superficial. Es decir, son personas atrapadas en sus propias islas individuales, soportando el sufrimiento de manera solitaria y en silencio.
Mientras tanto, la cámara es un simple observador a la distancia, y la potencia del filme reside en su agudo poder para analizar y examinar cada detalle en cada una de sus largas secuencias. Conforme con ello el director nos muestra todos los rituales que se manifiestan en la superficie: las animadoras, los jóvenes que juegan al fútbol, los casilleros alineados en los amplios e interminables pasillos, las discusiones académicas, y todo ello surge impregnado a cada segundo de un inefable sentimiento de soledad. En algún sentido, la cinta nos regala actuaciones correctas por parte de un grupo de adolescentes no profesionales originarios del área de Portland en Oregon. Cada uno de estos personajes es presentado de forma separada y los vemos (y también los seguimos en algunas prolongadas caminatas) realizando sus distintas actividades en un día escolar que es aparentemente normal. 
En particular, destacaría esa cámara fija que se dedica a seguir a cada uno de los personajes mientras caminan por los desolados pasillos, que como señalé parecen interminables. Es decir, la escuela parece como un edificio sin vida, un lugar donde se percibe una desmoralizadora sensación de pérdida. Es con ello que el director marca el tono gracias a sus tomas de seguimiento con personajes que caminan por pasillos en apariencia interminables, con dirección a ninguna parte, estableciendo poco o ningún contacto humano a medida que avanzan.
Otro rasgo que predomina es que la cámara a lo largo de la película pareciera tener una mente propia, ya que a menudo evita lo que parece ser un punto importante de la trama y, en cambio, se centra en algo que parece tener poca o ninguna trascendencia. Luego, a través del encanto que genera el proceso de edición, urde nada menos que un tapiz completo y perfecto de lo que significa la alienación. 
En un comienzo, vemos a John, un muchacho de cabello rubio con apariencia de surfista, que se encarga de velar por su padre que se encuentra muy alcoholizado, para luego ser detenido por un supervisor al llegar a la escuela por haber arribado tarde a sus clases. El siguiente personaje en dejarse ver es Eli, un fotógrafo aficionado que emplea su tiempo en pedirle a sus compañeros de clase, incluido el propio John, que posen para sus retratos. Y conocemos al jugador de futbol Jordan que se encuentra en algún momento con su novia Carrie para compartir el almuerzo. Así como las tres amigas Nicole, Brittany, y Acadia entregadas al oficio del chisme, que discuten sobre quién de ellas es la mejor amiga en el pequeño grupo. Finalmente aparece Michelle, una adolescente que usa lentes y que se niega a usar shorts en su clase de deportes, por lo que es amonestada por su maestra y luego se dirige a trabajar en la biblioteca. De ahí que, los caminos de todos estos estudiantes se entrecruzan a lo largo del metraje y cada uno tiene su propio destino que cumplir cuando finalmente estalle la violencia.
Con respecto a los protagonistas del relato, Alex y Eric, son un par de púberes construidos con base en el modelo de Eric Harris y Dylan Klebold, los perpetradores de la masacre acontecida en Columbine. Cuando tenemos la breve ocasión de conocer a Alex, apreciamos como es rechazado por sus compañeros, quienes le ponen todo tipo de sobrenombres y durante las clases le lanzan toda clase de objetos. De acuerdo a lo que nos revela el filme, tenemos la oportunidad de enterarnos que la personalidad de Alex es la de ser un tipo más extrovertido y creativo, mientras que Eric se trata de alguien más pasivo, pero al final sus personalidades se complementan entre sí. 
Más tarde, en una particular secuencia, asistimos a un momento en el ambos sujetos esperan en casa, mirando vídeos sobre Hitler y el nazismo, hasta que llega un extraño paquete entregado por el correo, mientras Alex toca Fur Elise de Beethoven en el piano. Cuando por fin regresan a la escuela, están vestidos con equipo de combate y listos para matar.
Ahora bien, en lugar de darnos las respuestas que se considerarían adecuadas para intentar dilucidar el suceso, Van Sant basa su enfoque para aproximarse al evento en evitar la dificultad que representa llegar a la verdad y nuestro insaciable deseo como espectadores por saber más al respecto. El autor es lo suficientemente lúcido como para saber que no existe una explicación única para tal comportamiento, que surge de una variedad de causas y que es básicamente el producto de un sentimiento general de soledad en la sociedad moderna. Acorde con ello, vemos por ejemplo a uno los protagonistas sufriendo burlas a manos de dos compañeros, o al otro de ellos jugando un videojuego violento y leyendo una revista de armas, pero estas, por sí mismas, no pueden ser las únicas explicaciones. En el mejor de los casos, son síntomas de una enfermedad social mucho más profunda, una que el director solo puede insinuar pero nunca comprender plenamente, porque ¿quién de nosotros puede afirmar que realmente la comprende? Lo que el filme consigue es enfocarnos en el asunto para poder realmente advertir esa insatisfacción que impregna la cultura y que definía la vida de muchos de los jóvenes de aquellos tiempos y en estos que corren; ya que como hemos visto el propio suceso de Columbine ha sido superado en años recientes con matanzas en las que han habido un mayor número de víctimas.
En ese sentido, las imágenes y el trabajo de cámara son casi hermosos de forma dolorosa, mientras que la narrativa desconectada de todo el asunto de modo deliberado evita el cierre. Además de todo esto, el ritmo en el que se van relatando los sucesos es conveniente, acumulando lentamente toda la tensión que se vuelve en algún momento casi insoportable. Cuando finalmente dicha incertidumbre es liberada, la explosión de energía golpea con una fuerza estremecedora que se transforma en una experiencia tan inolvidable como emocionante. 
A manera de cierre, habrá algunos que encontrarán este filme como lento, vacío, demasiado artístico y pretencioso. Pero no tienen de que preocuparse, para ellos existen un montón de representaciones optimistas y sin mucha reflexión sobre la vida escolar a esos niveles que pueden tener la oportunidad de disfrutar. Sin embargo, para aquellos que pueden ser capaces de apreciar a un artista del cine que se encontraba en la cúspide de su labor, esta obra es una experiencia única que modifica la perspectiva, que desaparece los límites y nos lleva a un lugar, emocionalmente hablando, que nunca habíamos visto o estado antes.

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