Director: Phillip Noyce
Duración: 94 minutos
País: Australia
Elenco: Everlyn Sampi, Tianna Sansbury, Laura Monaghan, David Gulpilil, Ningali Lawford, Myarn Lawford, Deborah Mailman, Jason Clarke, Kenneth Branagh, Natasha Wanganeen, Garry McDonald, Roy Billing, Lorna Lesley, Caeline O'Leary, Kate Roberts, entre otros.
" En el año 1931, tres niñas mitad blancas y mitad aborígenes son separadas de su familia, y enviadas a un campamento en donde son entrenadas para convertirse en personal doméstico. Después de escapar del lugar, deciden emprender un viaje de regreso a su hogar, que las llevará a cruzar las tierras remotas y semiáridas de Australia conocidas como Outback."
Ambientada en el lejano año de 1931 en el vasto territorio de Australia Occidental, esta cinta es encabezada por el director australiano Philip Noyce, cuyo eje central en su sencilla narrativa es servir como un ataque mordaz a la política eugénica empleada por el gobierno australiano en contra de los mestizos aborígenes que se mantenían habitando en ese lugar. De tal manera que, continuando con los duros estatutos iniciados por los británicos, el gobierno blanco que dirigió el destino de Australia durante seis décadas, resolvió desprender de sus familias por la fuerza a todos los seres pertenecientes a aquella casta que consideraban inferior y que ellos mismos habían creado (lo cual justificaron diciendo que lo hacían por su propio bien) y los enviaron a campos pertenecientes al estado donde eran entrenados y criados como sirvientes, se les convertía al cristianismo y finalmente si les concedía el visto bueno de las autoridades, eran insertados en la civilizada y virtuosa sociedad blanca.
Basada en el libro de 1996 Follow the Rabbit-Proof Fence, cuya autora es Pilkington Garimara (quien es hija de Molly Craig, una de las niñas protagonistas del relato), el filme cuenta la historia de tres niñas de origen nativo, Molly Craig de catorce años, su hermana Daisy de ocho, y su prima Gracie de diez.
El breve relato de poco menos de una hora y media de duración, muestra la huida del peculiar trío de criaturas del confinamiento en el que son establecidas de manera forzosa, el sitio es un campamento del gobierno especialmente creado para lo que denominan mestizas, y su posterior retorno a casa a través del vasto y solitario Outback australiano. Como ya lo he citado, se trata de una historia simple cuya esencia gira alrededor de personajes que demuestran un coraje indomable, y que es relatada con una emoción tan sincera, que casi podría asegurar que en algún sentido puede pecar de ingenua.
Todo el asunto arranca cuando en 1931, luego de ser secuestradas (y evidentemente separadas de su familia) en el poblado de Jigalong, un asentamiento aborigen ubicado en el borde del pequeño desierto de Sandy en el noroeste de Australia, las tres niñas son enviadas al establecimiento nativo del río Moore, cerca de Perth. Después de conocer el lugar, nos percatamos de que ahí los niños deben soportar condiciones miserables de vida. Hacinados en dormitorios masivos, no se les permite hablar su idioma nativo, están sujetos en todo instante a una estricta disciplina y, si se atreven a romper las reglas que se han fijado, son puestos en un régimen de aislamiento durante catorce días.
Acto seguido, una vez que el escape del tierno terceto se ha consumado, son seguidas muy de cerca por el rastreador aborigen a quien apodan Moodoo (por cierto, una gran actuación de David Gulpilil), y los elementos de acción y tensión se elevan hasta niveles insospechados. Precisamente, usando una cerca a prueba de conejos (que es el componente que le brinda el título a la película) como herramienta de navegación, las tres pequeñas emprenden la terrible aventura de caminar de modo resuelto mil quinientas millas a través del mentado Outback para conseguir regresar a su amado Jigalong.
En relación a esto, la cerca a prueba de conejos, era una tira de malla con alambre de púas que separaba la mitad del continente y estaba diseñada para proteger los cultivos de los granjeros, manteniendo alejados a los traviesos conejos.
Pero quisiera volver al tema de las chicas, las cuales cuales se ganaron toda mi admiración, puesto que de modo casi inconcebible caminaron durante meses y horas, a menudo sin comer ni beber, y no siempre se encontraban seguras de conocer la dirección que iban siguiendo, usando únicamente toda su capacidad e inteligencia aplicadas sobre el camino solo para lograr sobrevivir.
Desde luego, también sobresale el impresionante paisaje australiano que es fotografiado de manera espectacular por Christopher Doyle, y esas bellas imágenes son acompañadas por una partitura inolvidable compuesta por Peter Gabriel que se concentra en traducir los sonidos naturales de aves, animales, viento y lluvia y transformarlos en música que agrega sin duda un sentimiento místico a este singular viaje.
En lo que respecta al apartado de las interpretaciones, hay que señalar que en el caso del trío protagonista Everlyn Sampi, Tianna Sansbury y Laura Monaghan se trataba de actrices principiantes (es decir, que nunca antes habían visto una película y mucho menos habían actuado en una) y su labor en esta obra me pareció auténtica y conmovedora. A mi juicio no son completamente acertadas las actuaciones del resto del elenco, y es que si bien los funcionarios y la policía que son la raza blanca se caracterizan por ser presuntuosos e insensibles, sus personajes se parecen más a algún burócrata que lleva a cabo toda clase de políticas oficiales más que a los verdaderos villanos detrás de estas arbitrarias medidas. En ese sentido, ni siquiera Kenneth Branagh, quien interpreta al ministro a cargo de las medias castas consigue salvarse, ya que brinda una interpretación regular, en la que prácticamente no existe nada que merezca ser destacado.
Al final, lo primordial en esta creación australiana es mostrarse como una película honesta que evita el sentimentalismo y permite en cada minuto de su metraje que brille el coraje y la sabiduría natural de las tres chicas.
En suma, muchos problemas con respecto a los aborígenes persisten aún en toda Australia, los cuales se originan en dos corrientes de pensamiento: una que se pregunta si deben ser aislados o si en cambio deben ser restituidos de nuevo en la sociedad y recibir los mismos derechos y oportunidades que los colonos de piel clara.
Como sea, me queda claro que no es una de esas producciones que atraen a la multitud, ni es conveniente para ser usada a manera de escape en un de fin de semana, pero aún así vale la pena echarle un vistazo. Esta filmada de forma majestuosa y para ello emplea particularmente el impresionante paisaje australiano con gran emoción, complementando la inmensidad de la que goza ese lejano territorio, y la conmoción causada por una historia que para sorpresa de cualquiera fue real. No es exactamente alegre, ni guarda un tono que resulte estimulante en ese aspecto, pero si es una poderosa historia que merece noventa minutos de tu tiempo.
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