Director: Lars von Trier
Duración: 117 minutos
País: Dinamarca / España / Suecia / Francia / Holanda / Italia
Elenco: Bodil Jørgensen, Jens Albinus, Anne Louise Hassing, Troels Lyby, Nikolaj Lie Kaas, Louise Mieritz, Henrik Prip, Luis Mesonero, Knud Romer Jørgensen, Trine Michelsen, Anne-Grethe Bjarup Riis, Paprika Steen, Erik Wedersøe, Michael Moritzen, Anders Hove, entre otros.
" Un grupo de personas decide reunirse en una casa localizada en un suburbio de Copenhague para romper con todas aquellas limitaciones que existen en el mundo exterior y poder así, ser capaces de sacar el idiota interior que habita en cada uno de ellos."
Como arranque de esta breve reseña cabría manifestar lo siguiente: un hombre que jamás ha temido generar un poco de controversia alrededor tanto de su persona como de sus correspondientes obras, el director danés Lars Von Trier causó una absoluta tormenta en 1998 con esta singular creación. Desde entonces, luego de la fase del manifiesto cinematográfico Dogma 95, atravesó una etapa en la que se dedicó a realizar películas en suelo estadounidense que algunos calificaron de poseer actitudes casi misóginas hacia las mujeres.
En general, sus filmes suelen ser criticados por someter a sus protagonistas femeninas a horribles y agotadores abusos tanto psicológicos como físicos. Pero en este caso, la controversia provocada por estos Idiotas no se debió a su caracterización en la pantalla de las mujeres, sino más bien a la aparente burla con toques sádicos que proyecta en especifico hacia todos aquellos discapacitados mentales.
El argumento de la cinta trata sobre un grupo formado por hombres y mujeres jóvenes a los que sigue en sus distintas peripecias cotidianas, los cuales viven juntos en una enorme mansión propiedad de uno de los tíos de uno de los personajes principales llamado Stoffer. Sus andanzas consisten básicamente en pasar su tiempo en fingir estar mentalmente enfermos o actuar como una especie grave de deficientes y de esta manera intentar hallar su propio idiota interior. En los primeros minutos, la agrupación determina recoger en una restaurante a una mujer que en apariencia se encuentra perdida cuyo nombre es Karen para que se una a ellos, mientras se muestra igualmente fascinada y repelida por sus actos.
Justo atravesando esa particular búsqueda se halla Karen buscando a su idiota interior, mientras el grupo continua asistiendo a algunos "spas" en distintas localidades, lo cual emprenden simplemente para su propia diversión.
En lo que respecta al citado Stoffer, se supone que al tipo le han encomendado vender la casa que es propiedad de su tío; sin embargo, desde que la pandilla ha resuelto establecerse de forma permanente en el lugar, ha decidido de modo conveniente utilizar al grupo como un medio para ahuyentar cualquier posible comprador que se acerque a la zona. No obstante, las tensiones comienzan a desarrollarse al interior de la extraña colectividad, principalmente debido al comportamiento cada más agresivo e impredecible del errático Stoffer.
Pero veamos, es difícil averiguar (si no es que es imposible) o poder afirmar hacia quien o quienes apunta esta evidente burla de Von Trier hecha película. Es decir, bien podría ir dirigida hacia la propia banda, que asegura ser anti-burgués y despreciar todo lo que les huela a clase media, pero solo en apariencia, ya que solo emplean esta clase de afirmaciones cuando les sirven para liberarse de todo tipo de responsabilidades. Por ejemplo, uno de los miembros del clan que se ha escapado dejando atrás a su esposa y a su hijo, piensa en regresar con ellos, pero se arrepiente al solo describir la imagen de verse a sí mismo empujando a su hijo sobre un cochecito a la que denomina como de clase media.
O bien, la película podría estar mofándose de las actitudes existentes en la sociedad y que suelen expresarse hacia los discapacitados mentales. Como muestra de esto cabe recordar aquella escena cuando Stoffer le menciona a una posible compradora de la casa que junto a ella se ha abierto una morada para atender a los enfermos mentales, la mujer de inmediato reacciona con demasiada incomodidad ante la mera idea de que invada su existencia ideal (esa si de clase media). Cuando el grupo dictamina rodearle, ella entra en pánico y huye, lo más probable es que nunca regrese.
Como se ha dicho, no se trata de una película que presente sus propósitos o intenciones como si fuera la luz del día. Por esto, si hay un mensaje social en el filme, nuevamente no me parece que esté claro. Lo que si lo está es que se trata de una obra desafiante, frustrante, divertida, ingeniosa y extremadamente incómoda.
Como se ha comprobado a lo largo de los años, el anhelo constante de Von Trier por llegar a ser lo más controvertido posible ha sido evidente en la mayoría de sus películas: baste evocar la extirpación de un clitorís en Antichrist de 2009 o, el final impasible y brutal de Dancer in the Dark del año 2000.
Por lo general, me resulta molesto en un cineasta (en automático me vino a la mente el nombre de Gaspar Noe, más allá de su obra Irreversible), pero la capacidad de Von Trier para conseguir perturbar al espectador de modo genuino es el trabajo de un cineasta en extremo interesante y en algún sentido con determinado talento.
Aunque rompe muchas de las reglas que se habían establecido en su proclama, esta es la segunda obra surgida del manifiesto aludido con anterioridad Dogma 95, cuyo trayecto fue iniciado por Festen de Thomas Vinterberg, en el que se suele utilizar luz natural, cámaras en mano y se evita todo aquel elemento que implique un acercamiento a cualquier género o a la acción superficial.
En ese sentido, es probable que la secuencia que más genero polémica en aquellos años es aquella en la que se muestra sexo sin censura, en apariencia no actuado, una escena muy controvertida en la que el grupo despliega todo el talento que poseen en la capacidad de interpretación que tiene lugar en una orgía mientras están justamente en su modo de personaje idiota.
Una más de esas que ingresan a la perfección de la categoría de amor u odio. En mi caso, la encontré original y alucinante.
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