Directores: Daniel Myrick, Eduardo Sánchez
Duración: 81 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Heather Donahue, Joshua Leonard, Michael C. Williams, Bob Griffin, Jim King, Sandra Sánchez, Ed Swanson, Patricia DeCou, Mark Mason, Susie Gooch, entre otros.
" Tres estudiantes de cine desaparecen después de haber tomado la decisión de viajar a un bosque ubicado en Maryland, para grabar un documental sobre la leyenda local de la llamada Bruja de Blair, dejando detrás de sí solo el material filmado."
El concepto detrás de este filme es, por decir lo menos, interesante y sobre todas las cosas original. Es decir, el trabajo realizado con la cámara en mano, propia de un aficionado, acompañado de una estética que le correspondería a un documental, debe ser capaz de brindar a los espectadores una visión realista de los eventos que nos presenta y provocar que la audiencia crea que todo lo que se le narra realmente sucedió. En otras palabras, todos estos elementos llevan a considerar que en algún sentido se trata de un proyecto inusitado y único. Sí, nunca más habrá una película como esta, lo cual no es poca cosa.
A mi juicio, algunas de las mejores películas de terror son todas aquellas que sugieren en lugar de todas aquellas que abusan, que prefieren insinuar en lugar de exponer. Por tal motivo, podría señalarse casi de manera evidente que el miedo suele ser más aterrador que el miedo mismo: dicho de otra manera el miedo es solo miedo. El pánico, el pavor, el horror y todos los sinónimos que se le puedan ocurrir que aparecen en pantalla, pueden producir las mismas emociones en el público sentado justo al otro de la misma. Es decir, el miedo incita a todas las reacciones posibles que le siguen. El miedo origina que te pongas al borde del asiento, y también ocasiona que los pelos alrededor del cuello se ericen. Lo fundamental, es que el susto venga después.
En el caso de esta peculiar creación, se sabe que toda la película desde la supuesta leyenda que lleva a los muchachos a acercarse al pequeño pueblo, como la manera en que deciden filmarla y todo el resto de las piezas que la componen son falsos, todo en ella es una invención, y es precisamente el tener conocimiento de ello lo que arruina lo que hubiera podido ser una agradable sorpresa.
Nuestros personajes son tres cineastas aficionados, dos chicos y una chica, que se internan en un bosque de Maryland, con la esperanza de descubrir el secreto de la infame Bruja de Blair, una supuesta bruja legendaria que se rumorea aun vive en el lugar. Así que, primero entrevistan a la gente del pueblo y obtienen sus testimonios jurados. Entonces, aparece una anciana mujer, que en apariencia padece de sus facultades mentales, la cual insiste en que la celebre bruja se le apareció a un costado mientras ella se hallaba en alguna ocasión en un lago y la hechicera estaba cubierta de pelo como si de una bestia se tratara. He de confesar que tal imagen suscitó ciertos escalofríos que terminaron por desfilar sobre mi columna vertebral. Aunque las historias que cuentan los residentes son poco convincentes y contradictorias. Un habitante se refiere a haber visto una cosa blanca y nebulosa, otro describe lo que vio como una anciana cuyos pies nunca tocaron el suelo. Este debe ser el tipo de ingenuidad asociada con el folclore popular como el monstruo del Lago Ness, y no pude conectarlo con los eventos posteriores del argumento.
Más adelante se embarcan con destino al bosque, equipados hasta los dientes, cargando con sus manos las pesadas cámaras, y desde luego grabándolo todo. Pero, pronto se encuentran extraviados, el mapa que llevan como apoyo, no tiene sentido. Simplemente se encuentran avanzando en círculos. Caminan por el bosque durante días, todas las noches escuchan sonidos extraños fuera de sus tiendas y se topan con misteriosos adornos de madera que cuelgan sobre lo que parece ser una tumba.
Ahora bien, este excepcional proyecto sobre la temible bruja es una creación lo bastante inteligente como para saber que es lo que está desplegando en la pantalla, lo que desea mostrar y lo desea producir en el público, y sin embargo ese es todo el crédito que le puedo regalar a la película. Esto es, es ese tipo de cinta de terror que provoca miedo, pero que también induce a la reflexión (lo cual hace veinte años no se había hecho desde The Exorcist y The Omen); no obstante cuando terminé de verla me di cuenta de que realmente no me había asustado en lo absoluto. Me hizo pensar, sí, y me interesó todo el tiempo lo que me presentaba en la pantalla, pero no me asustó.
Generalmente la historia lo que hace en aquellos momentos que solo existen para generar el miedo, que consisten en mostrar el desconcierto, el caos y toda una vorágine que estriban en gritos, sollozos y salvajes movimientos de cámara, una vez que todo se había calmado, no quedada miedo. Y para ello debo admitir que vi la película con todas las luces en la habitación apagadas, y aún así no me asustó. De hecho, a veces todo el tinglado me pareció bastante ridículo.
Como sea, es una película de terror admirable, una de ellas que usa técnicas que podría calificar como antiguas, en lugar de apelar a villanos con motosierras que ocultan sus rostros con máscaras de esquiar y que suelen perseguir a grupos de adolescentes muy pero muy estúpidos,de cuerpos voluptuosos con bajo desarrollo mental y pechos grandes alrededor de una casa durante horas en la oscuridad, moviendo la cámara y sacándola de enfoque cada vez que hemos pasado demasiado tiempo sin presenciar alguna sacudida en pantalla.
No, he de reconocer que esta cinta tiene que ver más con las insinuaciones que mencionaba al principio y con el temor a lo desconocido. En ese sentido, se debe admitir que es bastante espeluznante por sí misma, aunque de forma aterradora muy ineficaz.
De tal manera que, considero necesario imaginarse el escenario que nos enseña la narrativa para adentrarnos en la historia: en un momento, un grupo de tres adolescentes está durmiendo dentro de una tienda de campaña, perdidos al aire libre en un bosque cualquiera de Maryland, cuando los gritos comienzan a hacer acto de presencia desde algún lugar desconocido.
Como resultado, se apresuran por ir camino hacia al exterior con las cámaras de vídeo en mano que se sacuden de modo frenético. Llegados a ese punto, esperaba en cualquier momento que una figura pálida y fantasmal fuera vista en todo su esplendor en el aterrador bosque.
En particular ese punto es en gran medida parte de mi decepción con la película. Con esto quiero decir, el haber contado con la oportunidad de vislumbrar algún ente de manera inesperada: la bruja, el fantasma de algún asesino, cualquier sujeto, criatura, quimera, ilusión y/o cualquier cosa en su defecto, hubiera sido digno de aplauso.
En cambio, se decantan por exponer una situación de forma tan breve para que se piense o la reacción natural ante ello sea: ¿Qué fue eso? e intente como única solución posible para resolver el misterio, reproducir nuevamente la escena en cuestión para pausar la imagen.
En realidad, para ser más exactos la película nunca se aproxima realmente a la Bruja de Blair como tema. Es más, ni siquiera se molesta en explicar al cierre de la cinta lo que termina convirtiéndose en una mera anécdota.
Y entiendo que ese es justamente el atractivo de esta obra para la mayoría de quienes le rinden alguna clase de culto. Pero, para intentar ser claro, no estoy pidiendo que se mostrara a la bruja persiguiéndolos a lo largo de su bosque. Toda la experiencia quizá hubiera sido distinta si al menos me hubiesen regalado al menos un breve vistazo sobre algún ser de naturaleza incognoscible. A mi parecer esto habría resultado mucho más espeluznante, ya que eventualmente se llega al punto mientras se observa la película cuando cualquiera se da cuenta de que no se mostrará nada, y como sucedió en mi caso se comienza a perder interés.
Como ya lo había mencionado, en ciertos puntos la trama provocó escalofríos justo en mi columna vertebral y originó que algunos de los pelos de mi cuello se erizaran. En algún sentido, este es el tipo de cinta de terror a la que me siento atraído; no necesariamente todo tiene que ver con el slasher en mi paladar cinéfilo, principalmente porque ese subgénero suele caer en todos los lugares comunes de lo que ahora se considera el horror y en muchos casos no es complicado adivinar lo que ocurrirá en cada paraje de la historia. Es decir, prefiero que me concedan la dicha de apreciar las imágenes de un atacante moviéndose y acechando en la oscuridad, en lugar de que salte con dirección hacia la pantalla.
En resumen, una película no necesita violencia para generar miedo y, de hecho, demasiada violencia puede restar valor al suspenso de la misma. Por el contrario, un aspecto que una obra destacada de este género debe tener en cuenta como un elemento primordial es establecer una amenaza real, una cuestión que este proyecto lo pasa por alto.
Si bien se nos asegura que nunca encontraron a los jóvenes y temerarios exploradores, las imágenes no presentan evidencia clara algo realmente suceda en ese sitio, aparte de que los muchachos más bien se extravían en el lugar. En una escena, Heather comienza a gritar frenéticamente a algo que encuentra en un montón de hojas. Más tarde descubrí que se suponía que ella en esa peculiar imagen había advertido una serie de partes humanas cercenadas, lo cual siempre estuvo lejos de ser evidente para mí.
Por diversas opiniones que he leído, he llegado a la conclusión de que los fanáticos de alguna manera reúnen las diversas secciones de la película y elaboran una historia coherente de asesinato de talante sobrenatural, pero en mi caso todo lo visto se vincula más con una caso de historia que un encuentro con una bruja milenaria.
Y me gustaría destacar que de alguna manera, lo que estableció este proyecto en el imaginario popular fue un movimiento de charlatanes (que en este país siguen funcionando) que veían, escuchaban e inventaban la existencia de seres provenientes de otros planos, y que precisamente habitaban en casas abandonadas.
En fin, creo que me he alargado demasiado. A pesar de mis reproches y mis apreciaciones negativas al respecto, no me parece que sea una mala película. Me parece que en ese objetivo que persigue de ser un documental falso, está muy bien realizada. Los jóvenes se ven, hablan y actúan como verdaderos estudiantes universitarios. Aunque no causa miedo, la película está lejos de ser soporífera. Sin duda, disfruté al descubrir el progreso de la historia mientras daba la apariencia de ser un asunto espontáneo.
Curiosamente los premios Razzie (cuyo trofeo es una frambuesa de plástico) nominaron tanto a esta cinta como a la actuación de Heather Donahue como lo peor del lejano 1999, una de las pocas veces que no estoy de acuerdo con sus selecciones. Se tiende a pasar por alto, lo delicado que es para un actor interpretar como si no lo estuviese haciendo. Sospecho que las personas que argumentan que el desempeño de Donahue fue exagerado, nunca han visto a alguna persona entrar en pánico. No hay un momento en la historia que me pareciera inexacto o falso. Quizás yo no me comportaría de esa forma en la misma situación. Pero, encuentro sus reacciones bastante creíbles.
Finalmente, esta producción fue una demostración temprana del poder de Internet, porque resultó que una producción barata que había costado veinte mil dólares, que nunca hubiera alcanzado tanta popularidad si no hubiera sido por la influencia de un sitio web que ayudó a propagar la leyenda entre el público como si fuera un evento real. Todo había cambiado, ya no se trataba de una simple película, ahora todo iba más hacia la ruta de transformarlo en un acto propio de un espectáculo.
Todo un proyecto que se volvió un interesante experimento, pero no el tipo de obra que espero haya perdurado hasta estos días.
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