Director: Errol Morris
Duración: 80 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Dave Hoover, George Mendonça, Raymond A. Mendez, Rodney Brooks
" Documental que se dedica a realizar la exploración de las carreras de cuatro profesionales no relacionados entre si: un domador de leones, un experto en robotica, un jardinero topiario y un especialista en una especie de ratas-topo que carecen de pelo en sus cuerpos."
Simplemente estamos ante una obra compleja y profunda que resulta ser un documental. En pocas palabras es una creación inteligente, que posee una estructura poco común, que pretende generar emociones desagradables en los espectadores de manera deliberada y que con los temas que aborda intenta de modo acentuado provocar todo tipo de reflexiones en quien lo observa.
Ahora bien, a mi parecer es una película que pretende comunicar distintas temáticas que no quedan del todo claras y que por ende pueden prestarse a diversas interpretaciones, pero digamos que su argumento principal se transmite de la manera más efectiva: al condensar la idea que se desarrolla en la forma de una explicación que termina por ser la película misma.
La médula de esta historia es el trabajo de Rodney Brooks. Este hombre de origen australiano es un célebre investigador en robótica, que en su momento se transformó en el fundador de una de las compañías mas prometedoras dedicadas a popularizar el enfoque accionista de dicho campo científico, y desde luego realizar este tipo de máquinas. Por lo mostrado en pantalla queda claro es un tipo inteligente, articulado y que los artefactos que produce, funcionan tal y como se anuncia en el documental. En pocas palabras, su labor profesional en dicho ámbito ha destacado en los últimos 30 años. Es un creativo que ha sido capaz de concebir algunas máquinas que caminan y que incluso poseen algunas habilidades cognitivas de navegación. Vamos, está más que claro que caminar es un asunto complicado.
Aunque conozco poco sobre el tema, puedo afirmar que si bien hay muchos centros de investigación que trabajan en el tema de la robótica, hay escasas universidades que se encargan de centrarse en las teorías subyacentes de esa materia. Hasta donde tengo entendido, el MIT (el laboratorio de Ciencias de la computación e inteligencia artificial del que como ya mencioné Brooks fue fundador y además director) es el menos liviano en esos asuntos. Por algo es el más importante en términos de alcance y el tamaño del personal de investigación que labora en el lugar. Además, habría que agregar a ello, el hecho de que Brooks ha formado a miles de graduados en el mismo estilo de pensamiento, y por ese motivo sea posible considerar por qué puede ser uno de los pensadores más influyentes del planeta.
Como sea, la teoría que lanza el documental es que, en lugar de pensar en un cerebro de forma individual, para ellos tiene mucho más sentido pensar en términos de una sociedad de minicerebros que colaboran entre sí, agentes colaboradores. En ese sentido, como alegoría de dicho concepto, las abejas, las hormigas y las termitas suelen ser las más habituales para explicar el funcionamiento de esta posible sociedad utópica. Y como de costumbre, la comparación en la mayoría de los casos de toma en un tono demasiado literal. Brooks no lo hace del todo, pero este debe ser el primer compromiso hecho por el cineasta con el tema que desea mostrar y con los sujetos que eligió para desarrollar el pensamiento de su obra.
Desde luego, ser capaces de crear sistemas de agentes que desarrollen el comportamiento que se desea es prácticamente imposible, sin alguna estructura en la sociedad. Por ello, un enfoque prometedor en esta idea sería profundizar y reestructurar la lógica existente. En cambio, Brooks estructura a dichos agentes en capas subsuntivas. Esto evidencia los roles con un propósito especifico de las termitas y las ratas-topo (que aparecen en esta cinta) en las colonias que construyen y de las que forman parte.
Pero veamos, toda esta idea suena interesante y hasta podría resultar innovadora, si no fuera porque es una noción que ya está incrustada en la economía especulativa general del planeta. Y sí, alrededor de este concepto, Morris construye una película.
En términos nominales, hay cuatro "genios" en el filme. Uno de ellos es el teórico citado de la robótica. Por otro lado, tenemos al experto obsesivo en las ratas-topo también referidas, por lo que con ambos ya tenemos nuestra metáfora completa perfecta. Sin embargo, también contamos con un domador de leones. Este personaje funciona y encaja en el proyecto solo para instaurar la arquitectura de la idea, al explicar cómo arriesga de forma repetida su vida para descubrir los mejores métodos para controlar aunque sea de modo superficial, a esos animales cuya manera de pensar resulte ser indescifrable. Y finalmente tenemos a un anciano que invierte la metáfora; un sujeto que toma a los seres vivos a su cargo, que resuelve tomar un sistema de elementos naturales para que se comporten de una manera determinada, y lo presiona para que parezcan seres vivos de un tamaño mayor. En otras palabras, el parecido es superficial y demasiado sutil.
Dos de estos individuos se transforman a su vez en elementos principales que conforman la columna cinemática del asunto, el movimiento presente en esta tesis: el circo y los robots. Es decir, la mayoría de lo que observamos aparte de los cuatro individuos expresando sus ideas mientras son entrevistados, es un collage de imágenes de circo y empalmadas a ellas algunas escenas de viejas películas de robots. También tenemos un compendio de antiguas cintas de temática circense con influencia robótica.
Y rociados en algún sentido están los otros dos sujetos y su expresión cinematográfica. En lo que respecta a las ratas-topo, contamos con grandes secuencias de tan peculiares criaturas. Con el topiarista, gozamos de algunas escenas fotografiadas con tintes artísticos en las que aparece el abuelo trabajando en el jardín.
En el caso de la música empleada, la partitura utilizada es fundamental en las obras de Morris; aquí, el compositor trata de construir música que refleje ese concepto de lo subsuntivo antes aludido, que incluya o coloque en su interior algo más grande o más completo que lo particular. Para ello, determinó tomar temas de películas y otras fuentes reconocibles, asignándolos a los tipos de clips que observamos e incrustándolos en una partitura de circo inspirada en el género klezmer, en donde naturalmente nosotros formamos parte del público que ha asistido a la particular función.
En resumen, esta es realmente una pieza de cine cuidadosamente estructurada, que transmite ideas de forma visual mucho más profundas de lo que normalmente se permite en el cine más convencional.
El problema es que, como los cuatro hombres que se nos muestran en la pantalla, el enfoque del filme sigue siendo mesurado, incluso reduccionista. En algún sentido, la cinta asume que grandes asuntos de la existencia pueden ser lógicos, o explicados de esa manera. Por ese motivo, asistimos tanto al espectáculo que resulta ser un circo como al topiario para apreciar este tipo de narrativa.
Como ocurre cuando un profesor influyente trata a sus estudiantes de posgrado como si fuesen un grupo de hormigas, pretendiendo que evolucionen de forma progresiva en el sistema. Mientras tanto, un compañero intenta explicar el funcionamiento de la colonia, como si las observaciones equivalieran a ideas.
Así que, gracias a esta creación se puede expresar que vuelve a estar presente el dilema que existe entre el cine y las ideas. El objetivo del cine es mostrar. En el caso de las ideas, las más valiosas de ellas tienen que ver con la abstracción más que con las apariencias que solo sirven para distraer (y que a menudo suelen ser falsas). De tal manera que, en una película (como las conocemos) que hace uso de una narrativa y cuenta con un formato largo, el propósito es llevarte a lugares donde puedas ser capaz de inventar tus propias ideas, con cierta orientación, con cierta guía.
Por lo tanto, un documental debe alimentar ideas, pero tiene que apegarse más a lo visible, a lo concreto de los temas más que la abstracción de los mismos.
Aun así, la estructura con la que fue concebido este filme y las altas pretensiones que guarda, son elementos a destacar y dignos de cualquier aplauso. Vamos, no todo aquí es real, pero esto no tiene que ser motivo suficiente para irritarnos.
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