Director: Hans Petter Moland
Duración: 118 minutos
País: Noruega / Suecia
Elenco: Stellan Skarsgård, Gard B. Eidsvold, Bjørn Sundquist, Camilla Martens, Paul-Ottar Haga, Johannes Joner, Erik Øksnes, Lars Andreas Larssen, Juni Dahr, Johan Rabaeus, Frank Iversen, Tinkas Qorfiq, entre otros.
" Un joven escritor cuya propuesta más reciente fue rechazada, viaja con destino a la inhóspita Groenlandia para pasar un periodo de un año en un puesto de avanzada en donde se dedican a cazar y atrapar animales para obtener sus pieles. En el lugar se encuentra con dos hombres que no están demasiado interesados en invertir su tiempo durante el crudo invierno con el recién llegado."
"Ahora te convertirás en uno de los infelices". Esta hermosa frase forma parte de las últimas palabras que el personaje llamado Randbaek tiene para regalarle a Henrik Larsen el otro protagonista de este intenso relato, mientras ambos hombres se acurrucan al interior de la cubierta congelada de un barco que está completamente destrozado, y que ahora reside en la costa norte de la gélida Groenlandia.
Ante tal filme, lo único que puedo expresar es lo siguiente: qué thriller psicológico tan atractivo es este, tan curioso y fascinante a partes iguales, aunque usar el término thriller para describir una obra como esta me parece un terrible despropósito, ya que al hacerlo brindaría una impresión muy equivocada sobre ella.
En realidad, lo que sucede en esta historia a lo largo de su metraje es una especie de agresión mezclada con crueles burlas, seguida de algunas treguas y traiciones que el mentado Randbaek (interpretado por el fantástico Stellan Skarsgård) un cazador rudo y duro, ha infligido al también citado Larsen, un joven escritor y poeta que decidió alistarse en una tarea que pensó que sería una interesante aventura que le proporcionaría cierta inspiración para su trabajo, y al final, sin siquiera sospecharlo, obtendrá mucho más de lo que esperaba o de lo que pudiera haber imaginado en sus peores fantasías.
El argumento del filme tiene lugar a mediados de los años veinte del siglo pasado. En el arranque, conocemos a Larsen quien es un poeta feliz y despreocupado que habita en Oslo, y que para su mala fortuna aún no ha publicado nada. Tiene una novia que pretende mantener su relación en algo que califica como Amor libre, por ende no necesita de cosas que estorban como todo aquello que han dado por nombrar con el ridículo título de compromisos. Entonces, el muchacho se inscribe en una misión para pasar un año en Groenlandia cazando y atrapando animales. Por supuesto, se quedará con un cuaderno y una carta de su chica a la que tanto ama. Al llegar al inhóspito lugar, termina por asentarse en una cabaña de madera desolada y gélida que comparte con Randbaek, el mayoral de captura del lugar y otro cazador de nombre Holm. Y hay que señalarlo, en ese punto del planeta el viento aúlla y también los perros que tiran de los trineos.
En ese yermo sitio, no hay que observar excepto playas de rocas, nieve y hielo, y hay que padecer los interminables días fríos y grises. Y tampoco hay muchas cosas por hacer excepto trabajar, matar focas, disparar a los conejos para tener algo que comer, desollar animales, cortar la carne y acurrucarse alrededor de una estufa de aceite por la noche. Pronto queda más que claro que el señor Randbaek no goza de ninguna clase de paciencia cuando se trata de convivir con universitarios o jóvenes educados. Es un hombre competitivo, violento, despiadado y obsceno. Por lo tanto, a Henrik no le queda de otra opción que aprender a cargar con su propio peso, pero esto obviamente no es una tarea fácil. Mientras la coexistencia avanza, la actitud de Randbaek hacia Henrik empeora. En esta violenta relación se pueden destacar las descripciones que realiza el implacable trampero sobre el amor al ingenuo Henrik, y especialmente subrayaría las exposiciones que lleva a cabo sobre hacer el amor con la novia que se encuentra lejos de su amado poeta, las cuales no se quedan atrás en el tema de la crueldad. Desde luego, no son aptas para los pusilánimes.
En pocas palabras, Randbaek puede ser el hombre idóneo con el que hay que mantener la fiesta en paz y tenerlo muy cerca si tu supervivencia depende de ello, pero si la supervivencia de Randbaek depende que tu no sobrevivas, el sujeto no se lo pensará dos veces. Y el tercer hombre en discordia de este tenebroso relato, el reservado Holm, parece conservar en su mente esta sabia observación.
Randbaek considera a Holm como un amigo, pero Holm, un fulano que se supone es alguna clase de científico, aunque más bien es un avezado francotirador, rara vez toma partido en la disputa de los otros dos. Y si la cabaña de madera que todos comparten, en la que suelen aparecer algunos piojos, da la impresión de ser muy reducida en espacio y tamaño, con esa extraña dinámica rápidamente se transforma en un ambiente claustrofóbico.
A manera de cierre, en algún punto el sensato Holm termina por hartarse del asunto y se larga de la cabaña piojosa. Y Randbaek y Henrik deciden resolver las cosas de una manera dura y brutal. Finalmente Henrik regresa con su novia. Resulta ser que el compromiso no es un asunto tan terrible. Pero sucede que en su retorno, Henrik no es el joven poeta feliz y despreocupado que conocimos antes.
Ahora bien, vayamos al meollo del asunto que me tiene aquí.
A mi juicio, la película es fascinante por varias razones. Primero, lo más evidente, la desolación que produce el lugar donde se ubica la narración, con ese sensación helada que transmite, te congela los huesos. En segundo lugar, los juegos burlones de Randbaek, que es más que evidente que no tienen nada de lúdico en su esencia ni en sus intenciones, son en realidad el elemento más básico que compone la máscara que integra la raíz emocional profundamente infeliz y repleta de amargura de Randbaek, que con el transcurrir del tiempo se vuelven aun más desagradables porque no hay lugar para escapar de ellos.
Por otra parte, a medida que avanza el tiempo y vemos que Henrik comienza a entrar en la dinámica y por esto aumenta la competencia entre ambos, se espera algún tipo de confrontación que es casi natural, y por el otro se está deseando que ese momento finalmente no llegue. Además, hay que aclarar que Randbaek es un hombre de amplias dimensiones. Es decir, no importa cuan justo o no sea lo que le ocurre a Henrik o si tiene razón o no en las disputas, esta no es esa clase de historia en la que sabes que al final el hombre diminuto termina ganando la batalla y eso lo convierte en un héroe.
Otro aspecto que destacaría es que se vuelve imposible apartar la vista de los actores y lo que acontece en pantalla. Todas las personificaciones son más que apropiadas; sin embargo Stellan Skarsgård en particular, ofrece una interpretación monumental como Randbaek. Y esto no se debe a que sea casi irreconocible debajo de todo el pelo grasiento que le cubre el rostro a lo largo de la cinta. La cuestión es que el actor sueco logró crear un hombre totalmente repelente e impredecible, pero un hombre por el que se termina sintiendo un poco de pena.
En alguna brillante escena el atormentado hombre espeta: ¿Eres mucho mejor que yo?, y una parte de mi quería responderle con un sincero No.
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