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Duración: 99 minutos
País: Nueva Zelanda / Alemania
Elenco: Melanie Lynskey, Kate Winslet, Sarah Peirse, Diana Kent, Clive Merrison, Simon O'Connor, Jed Brophy, Peter Elliott, Gilbert Goldie, Geoffrey Heath, Kirsti Ferry, Ben Skjellerup, Darien Takle, Elizabeth Moody, Liz Mullane, entre otros.
" Un par de adolescentes comparten en su peculiar amistad un vínculo único; en cambio, sus padres preocupados porque la amistad sea demasiado intensa, deciden separarlas y las niñas en respuesta determinan tomar la venganza en sus propias manos."
Antes de que el cineasta Peter Jackson se especializara en crear obras sobre simios gigantes y ejércitos de orcos, lo crea o no, en realidad ya había realizado algunas pequeñas cintas de bajo presupuesto en su natal Nueva Zelanda, una de las cuales estaba destinada a ser casi completamente olvidada debido a su eventual a ascenso a la cima, en donde hallaría la desmesurada fama con su trilogía de el Señor de los Anillos, esta pequeña obra es de la que versará la breve reseña que me tiene aquí en esta nueva oportunidad.
El argumento de la película está basado en un asesinato real que ocurrió en los años cincuenta en aquel lejano país y que ganó cierta notoriedad en aquella época, debido a que el crimen lo llevaron a cabo un par de adolescentes en apariencia dulces e inocentes. Un dato a destacar del filme es que las dos protagonistas hacían su debut en el cine, en el caso de Kate Winslet personificaba la mitad del dúo, una chica llamada Juliet Hulme. Desde luego es fácil apreciar como este papel se convirtió en un punto de inflexión en su incipiente carrera, ya que brilla con exuberancia juvenil y se vuelve muy complicado imaginar que una muchacha con un aspecto tan angelical pudiese ser capaz de cometer tales fechorías. Desde luego, gran parte de la atención que recibió la película se centró precisamente en Winslet, debido a que llevó su carrera directamente a otro nivel, a ganarse un lugar en la lista de los actores cotizados, un lugar en la lista A.
Sin embargo, considero que vale la pena señalar que la obra bien pudo haber sido totalmente olvidada en aquellos tiempos si no hubiese por la participación tan destacada pero a la vez subestimada (y con ello me refiero a que en gran parte no fue reconocida en ese momento) de la otra chica, de la otra implicada en el asunto Pauline Parker, interpretada por Melanie Lynskey.
Curiosamente, Lynskey ha sido reconocida a lo largo de su carrera por dar vida a personajes pintorescos y justamente en este filme que sirvió como punto de partida en su recorrido como actriz, encarna a una adolescente que es apropiado polo opuesto a todo lo relacionado con el personaje de Winslet, tanto en apariencia como en toda clase de gestos que pueda emplear. No obstante, supongo que todo esto tiene algo que ver con esa vieja frase que suele usar en relación con las parejas de que los opuestos se atraen, que al final provocó que ambas se unieran en la vida real y fuesen tan poderosas juntas como se retrata a lo largo de la cinta.
Aunque, por muy destacadas que lleguen a ser las actuaciones de las dos protagonistas del relato, tal vez esta sea la primera película que realmente consolidó la reputación de Jackson como la de un director al que de forma definitiva tenía que tratarse como un realizador a quien se debía tener en cuenta. Debido a que los dos personajes principales pueden resultar tan excesivos y chocantes, básicamente porque vivieron en una época en la que se alentaba a los niños a actuar como tales (a diferencia de la actualidad, en donde los niños de once años posan para publicar sus fotos en Instagram), podría decirse que se encuentran demasiado infantiles. Esto, por supuesto, está en marcado contraste con el atropello que terminan cometiendo.
Así que llegamos al momento en que la inventiva y el drama se entrecruzan, las adolescentes viven en un mundo de fantasía, y justo es en este punto donde algunos hallaran la obra como un absurdo. O quizás algunos afirmarán que se requerían algunos o mejores efectos especiales como los que existen en la actualidad, pero todo funciona bien, ya que en realidad no se supone que todo sea tan genuino en un sentido estricto y puro del término, pero que si sucediera de forma muy descara como suponemos que ocurría en la mente de las chicas. De tal manera que, todo se trata como fuese una especie de película para niños con carácter despreocupado y optimista. En ese sentido, Jackson consigue crear una atmósfera que rebosa cierta ternura, mientras que durante todo el metraje subyace a esa dulzura una gran tensión que se está construyendo lentamente.
En esa misma línea, si tuviera que compararlo con otra película o el quehacer de otro director, diría que es similar en parte a la producción de David Lynch, quien se especializa en crear escenarios (en apariencia) idílicos, solo para que al mismo tiempo algo muy oscuro se esconda debajo de la superficie.
Por otro lado, a mi parece que todos aquellos espectadores potenciales que estén deseando acercarse a ella, deberían estar al tanto sobre cómo es el comportamiento del par protagónico antes de dar el paso definitivo de ver la película. Esto lo menciono porque he leído algunas quejas sobre lo fastidiosas que resultaban las chicas. Como aludí a ello, son personajes que pertenecen a una época diferente a la que vivimos ahora y los niños solían actuar de manera distinta en aquellos días. Desde luego que llegan al borde de lo extremo cuando se les presenta la situación de que algunas familias se mudan a países lejanos y, por lo tanto, se separan amigos en dicho proceso. Sin embargo, pensando en mis propios años de adolescencia recuerdo algunas emociones agradables (seguramente impulsadas por las hormonas) que me inundaban todo el tiempo, haciéndome creer que cada pequeño evento era indudablemente el fin del mundo y que nadie me entendería jamás. Por lo tanto, les doy a las dos chicas el visto bueno en el tema de lo auténtico de sus estados emocionales, pero no así obviamente por sus acciones finales en la narración.
A pesar de lo dulce e inocente que pueda llegar a ser esta obra en la superficie, definitivamente no es para los pusilánimes, timoratos o gente que se les parezca, ya que el final parece intentar de manera deliberada contrastar con todo lo que sucedió antes en términos de puro horror y brutalidad, y vaya que lo consigue.
Si te gusta el drama, el crimen de la vida real o simplemente buscas algo que disfrute con la creación de una atmósfera, en definitiva vale la pena darle una oportunidad. Es evidente que no es El señor de los anillos, pero es innegable que es uno de los mejores trabajos de Peter Jackson.
Ah, y si escuchaste que está repleta de acción lésbica, te llevarás una enorme decepción, eso apenas forma parte de la historia.
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