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The Adventures of Priscilla, Queen of the Desert (1994)


 

Director: Stephan Elliott

Duración: 104 minutos

País: Australia

Elenco: Hugo Weaving, Guy Pearce, Terence Stamp, Rebel Penfold-Russell, John Casey, June Marie Bennett, Murray Davies, Frank Cornelius, Bob Boyce, Leighton Picken, Maria Kmet, Alan Dargin, Bill Hunter, Julia Cortez, entre otros.

" Dos artistas dedicadas a ser drag queens y una mujer transgénero viajan por el desierto para interpretar su estilo único de cabaret."

Una película australiana de relativamente bajo presupuesto sobre el tema de las drag queens que en su momento conquistó al mundo, casi provocó un disturbio en el festival de cine de Cannes y llevó a un millón de jóvenes reinas en busca del vestuario a base de lentejuelas, mucho brillo y zapatillas rosas. 

Estas Aventuras de Priscilla, la Reina del Desierto nos regaló líneas de diálogo inolvidables como: Just what this country needs, another cock in a frock on a rock! y Listen here you mulley, why don't you just light your tampon and blow your box apart, it´s the only bang you're ever going to get, sweetheart. Por supuesto, la traducción de cada una de ellas la dejo a consideración del lector. Desde luego lo ramplón que lleva implícita cada una de ellas, no le quita lo saleroso al asunto.

Ahora bien, es sin excepción la más reconocida y posiblemente la cinta acerca del universo de las Drag queens más exitosa de todos los tiempos, gracias a todos los récords de taquilla que rompió y a la cima de las listas de éxitos que alcanzó en numerosos países de todo el mundo. En algún sentido fue una indiscutible ganadora del premio de la Academia del brillo, el glamour y la sincronización de labios mientras se interpretaba ataviado con los disfraces de lo que en el mundo anglosajón se nombra simplemente como Camp más escandalosos y extravagantes que el mundo había visto fuera de Madame Jojo's o las Funny Girls. 

Escandalosamente divertida, y sin embargo, profundamente conmovedora resultó ser mucho más que una exhibición de aquella sensibilidad artística probada y comprobada que basa su atractivo en el humor queer, la ironía y la exageración; sí, el citado arte Camp.

Un momento vital para la población gay de Australia fue aquel período de finales de los años ochenta, ya que dicha fase se convirtió en un momento de transición para dicho grupo y que se podría comparar de manera más que oportuna con la etapa de un ser humano en que se adquiere la mayoría de edad, especialmente en Sydney, sitio que realmente cobró vida y se transformó en una de las poblaciones Gay más grande del mundo. Por otro lado, Australia goza de una cierta reputación basada en todos aquellos hombres tan masculinos y corpulentos, lo que, considerando cómo inició la nación moderna de lo que hoy se denomina como Australia, parecería bastante preciso con la realidad, solo que no lo es en su totalidad, es completamente diferente; en realidad el territorio es mucho más vibrante y colorido. Es justamente esa vitalidad, ese color y esa esperanza lo que está tan perfectamente representado en este filme.

En lo que respecta a Stephan Elliott, el director y guionista de la obra, quien por cierto tiene un pequeño cameo en la pantalla como un lindo chico parado junto a una puerta que recibe a las protagonistas en Alice, expresó que pudo ver algunos espectáculos de drags en otros lugares del planeta, como Estados Unidos e Inglaterra, que eran esencialmente hombres disfrazados con vestidos aplicando la sincronización de labios mientras entonaban las canciones de alguien más. En Australia hicieron algo muy parecido, pero lo llevaron en una dirección completamente nueva, ya que se convirtió en una extraña variedad de teatro completamente inédita, tanto que incluso solía ir a peleas de drag queens en gelatina, escenarios pintorescos en los que realmente empujaron aquellos limites al máximo de lo imaginable. Fueron todas estas experiencias, junto con observar a una drag queen ebria en el Mardi Gras Gay de Sydney, lo que dio origen de la idea de la película, que apenas tardó en comenzar a escribir.

Desde el comienzo, se percibe que esta historia posee un alma intensa y profundamente arraigada. En aquellas primeras tomas donde aparece Hugo Weaving personificando a Mitzi pronunciando la letra de la conmovedora canción de Charlene, I've been to paradise, but I've never been to me dan la impresión de ser una canción emotiva pero de tonos muy acentuados de aflicción, sin embargo, esto se apaga rápidamente con la presentación de un letárgico sacerdote a quien acompaña Felicia que está amamantando a un pollito de plástico. Después de toda aquella excéntrica apertura, en el aire solo queda la sensación de que no existe ninguna duda de que se no se trata de una ordinaria película australiana y las bromas y los chistes simplemente acontecen a partir de ese instante en rápida sucesión. Sin embargo, no todo son risas, hay algunos momentos clave de gran emoción: por ejemplo descubrir la mañana siguiente el mensaje escrito a manera de graffiti rociado en el costado del autobús con pintura rosa, impacta al trio junto con la audiencia que lo contempla y toca la fibra sensible de los que tienen la edad suficiente para haber vivido en un periodo de tal prejuicio y discriminación, y cuán verdaderas parecen esas palabras cuando suenan en los oídos de cualquiera, tanto que no importa cuán duros pensemos que podemos ser, aquellos actos aun siguen impactando.

Hay que mencionar además que hay algunas escenas profundamente conmovedoras, como el ataque homofóbico que sufre el personaje de Felicia y el enfrentamiento entre Mitzi y el hijo oculto al arribar a la ansiada Alice, los cuales realmente parecen filtrarse a través de la comedia para bailar en lo má profundo de las entrañas y provocar cierto afecto por la película. 

Desde luego, uno de los elementos clave del filme es el excelente reparto con el que cuenta; en primer lugar mencionaría a Terrence Stamp, actor encasillado previamente como el típico villano británico, quien se arriesgó en el papel de Bernadette y literalmente la sacó del agua de una manera deprimente, pisoteada pero completamente resistente. Hugo Weaving es el miembro del trio menos llamativo visualmente y el personaje central de Mitzi, quien realmente es el vinculo que existe entre ambos mundos. El papel de Felicia lo encarna el simplemente impresionante Guy Pearce, quien era un perfecto desconocido y que provenía de haber dejado una telenovela, y cuya elección fue una decsión tan inspirada y adecuada. Teniendo en cuenta que la excelente actuación de Pearce lleva la película a nuevas alturas y es tan acertada, que al parecer ha tenido problemas para convencer a la gente de que en realidad es heterosexual, incluso hasta el día de hoy. Y finalmente se deja ver Bill Hunter, un actor de carácter y por lo visto muy popular en Australia, brilla de manera sobresaliente como el brusco y marimacho Bob, el mecánico e improbable interés amoroso de una de las tres protagonistas antes descritas.

Por todo esto, la cinta es una pertinente combinación mágica de humor, picardía maliciosa, disfraces kitsch, una impresionante banda sonora con música disco y una ternura sutil con escenas reflexivas y provocativas y un delicado toque de honestidad. Algunas bromas son obvias, así que también lo es el barniz estereotipado que recubre a los personajes a primera vista. Sin embargo, si observas un poco más profundo y con un mayor esmero a medida que avanza la historia, te encuentras más y más capas sin arrancar y expuestas de una manera suave y cómica. Sin duda, debe ser una de las películas gay más divertidas de todos los tiempos, y cada visionado subsiguiente consolida ese sentimiento más en la realidad. 

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