Director: P.J. Hogan
Duración: 106 minutos
País: Australia / Francia
Elenco: Sophie Lee, Roz Hammond, Toni Collette, Belinda Jarrett, Pippa Grandison, Bill Hunter, Jeanie Drynan, Dan Wyllie, Gabby Millgate, Gennie Nevinson, Rachel Griffiths, Matt Day, Chris Haywood, Daniel Lapaine, Susan Prior, entre otros.
" Una joven que es marginada socialmente y que radica en Australia, les roba dinero a sus padres para financiar unas vacaciones en las que espera encontrar la felicidad y quizás el amor."
Una de las expresiones de identidad y además una de las fortalezas del cine australiano es la originalidad en sus historias; es decir, la capacidad de producir películas bastante diferentes a cualquier producción que se esté haciendo en Hollywood o en el flujo de lo principal o popular en el mercado británico.
Esta característica se remonta a los días de la década de los setenta cuando aparecieron cintas como Walkabout, Picnic at Hanging Rock o la ochentera Cocodrilo Dundee, y finalmente en este representativo grupo se manifiesta la comedia poco convencional lanzada en 1995 que cae dentro de la misma tradición, y que es la obra de la que versará esta breve reseña. También se inscribe dentro de la tradición australiana más contemporánea de filmes que satirizan la vida en las provincias de aquella apartada región, conservando a su vez un cierto afecto por los habitantes que viven allí. En ese caso, Sweetie y Opal Dreams son buenos ejemplos de ello.
Por otro lado, la película fue escrita y dirigida por Paul J. Hogan, que no debe confundirse con su homónimo el actor Paul Hogan que alcanzó la fama precisamente por protagonizar la citada Cocodrilo Dundee.
Ahora veamos, el personaje principal de la historia Muriel Heslop, es una joven de veintitantos años originaria de la ciudad costera ficticia de la región de Queensland, una tal Porpoise Spit. Su existencia está dominada por su tiránico padre Bill, un político local ambicioso y corrupto, cuya familia parece aplastada por el peso de sus elevadas expectativas. En el caso de Betty, la madre de Muriel, se trata de una esposa sumisa y oprimida, además para completar el peculiar cuadro surgen sus hermanos que son simplemente unos vagos, poco ambiciosos y que se hallan de modo permanente desempleados, sin intereses en la vida más que ver televisión. Incluso ella misma padece de sobrepeso, es ingenua y socialmente torpe; sus contemporáneas, es más aquellas a quienes considera sus amigas, se burlan de ella por su peso, su falta de habilidades sociales, su carencia de sentido de la moda y su obsesión por la música de ABBA, la cual era considerada de forma irremediable anticuada a mediados de los noventa. Desde luego, como dato curioso varias canciones de ABBA aparecen en la banda sonora. Dicho lo anterior, aunque nunca tenido un novio serio, la única gran ambición de la protagonista es una boda glamorosa.
A continuación, la vida de Muriel se modifica cuando mientras está de vacaciones siguiendo a las amigas que la despreciaron, se topa con una compañera de la escuela secundaria llamada Rhonda que, a diferencia de sus contemporáneas de Porpoise Spit, está dispuesta a aceptar a Muriel por lo que es como sucede en esta clase de cintas, las denominadas Chick Flicks.
Más adelante, Muriel deja a su familia para establecerse en Sydney on Rhonda y finalmente logra su sueño de una gran boda blanca, aunque las circunstancias en que esto ocurre son bastante inusuales. el hombre que se convierte en el marido de Muriel es David, un apuesto y joven nadador sudafricano, a quien apenas conoce pero que requiere de manera urgente un pasaporte australiano para poder nadar por su país de adopción en los Juegos Olímpicos. Como otro dato curioso, esta parte de la trama sugiere que la película se concibió originalmente varios años antes de que apareciera, justamente cuando a Sudáfrica se le prohibió participar en competencias internacionales debido al apartheid.
Toni Collette era relativamente una actriz desconocida en 1994, pero esta fue la creación que le atrajo por primera vez la atención internacional, y ofrece una adecuada actuación, lo que transforma a Muriel en una heroína atractiva a pesar de su torpeza social. Y hay algunas otras buenas interpretaciones, como la de Bill Hunter como el autocrático padre de Muriel, pero quien me tomó por sorpresa como Rhonda fue la reconocida Rachel Griffiths, a pesar de que he admirado a Griffiths por su labor realizada en otras películas y alguna serie como la célebre Six Feet Under.
Aunque se supone que es un personaje agradable y amigable, la única y genuina amiga de Muriel que la quiere por lo que es y que termina por afrontar con valentía la enfermedad y la discapacidad, encontré a la promiscua y malhablada Rhonda, tal vez demasiado áspera para sentir un poco de empatía por ella.
Sin embargo, aunque se trata de una comedia, y en algunos pasajes se vuelve muy divertida, también toca algunos temas serios y los aborda de forma mesurada y evita el sentimentalismo de Hollywood. Justo aquí puedo imaginarme como habría sido si la mano perversa de Hollywood la hubiese tocado: sin duda Hollywood habría trazado a Muriel más delgada y guapa, le habría dado mayor protagonismo a David y habría convertido la cinta en una comedia romántica en la que los dos jóvenes acaban enamorándose perdidamente.
Es esencialmente una historia sobre la mayoría de edad, sobre el crecimiento psicológico y moral del protagonista (el género denominado coming-of-age), o lo que en alemán se llamaría un bildungsroman, es decir un subgénero en especifico de dicho género. En resumen, considero que es la historia del descubrimiento de la heroína en el tema de la confianza en sí misma en lugar del odio hacia su propia persona, de cómo aprender a aceptarse a sí misma simplemente por lo que es. Es notable que durante gran parte de la historia ella insiste en cambiar su nombre para que la llamen Mariel, solo para volver a ser Muriel justo al final. Detrás del humor y la sátira, la cinta suele ser conmovedora y enternecedora.
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