Dirección: Jan Svankmajer
Duración: 86 minutos
País: Checoslovaquia / Suiza / Reino Unido / Alemania Occidental
Reparto: Kristýna Kohoutová
" Una versión memorable y singular de la novela de Lewis Carroll (Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas) que combina una pequeña niña actriz viva con una gran variedad de criaturas animadas en la técnica del stop-motion, que van desde lo complejo a lo increíblemente simple."
Todos hemos conocido la historia de Alicia en el país de las Maravillas ya sea en forma escrita o en forma teatral. Por desgracia, creo que la mayoria de nosotros hemos conocido esta historia a través de la versión cinematográfica en lugar de la escrita. Así que, dicho esto, todos conocemos la historia del viaje de Alicia por aquel país. Para todos los que quizás se hayan perdido este cuento infantil de fábula, permítanme recapitular para ustedes de forma rápida.
Lewis Caroll, el autor del cuento, pretendía realmente que Alicia fuera una historia muy tenebrosa y oscura para los niños, y hasta que Disney le puso las manos encima, lo era. Lo que hizo el director checo le devolvió la oscuridad a esa Alicia, visto que parece casi sacada de una pagina del libro de direccion de David Lynch, y que comienza de forma abrupta con esa pequeña niña anunciando que el espectador va a ver una película, que quizás no sea para niños.
Por muy meticulosa y fluida que sea, la animación en stop-motion conlleva un movimiento ligeramente entrecortado que es de modo intrínseco un poco espeluznante. Según veo, en pocas oportunidades es esto más cierto que en las cariñosas y hábiles manos de Jan Svankmajer, cuya visión surrealista suele incluir variantes deformadas de perspectivas familiares, inquietantes primeros planos de rasgos faciales y elementos de horror corporal. Con sus numerosos cortometrajes el cineasta de origen checo demostró su habilidad para dotar a las escenas más mundanas de un cariz fantástico y algo siniestro, y lo mismo ocurre con sus largometrajes. Su interpretación de la obra más conocida de Lewis Carroll es un espectáculo imaginativo y con tintes de pesadilla que apenas se detiene para ser un auténtico horror, y sin embargo no deja de ser un deleite para la vista.
Una jovencita llamada Alicia, sigue a un conejo de peluche que se escapa de su jaula de cristal y entra por el cajón de un escritorio para llegar al País de las Maravillas. Este viaje de la infancia al que finalmente sucumbe se convierte en una experiencia realmente particular y a veces bastante peligrosa. Todo ello antes de enfrentarse a las huellas que ha dejado tras de sí, frente al Rey y la Reina de Corazones.
Déjese llevar por una mirada peculiar y no tan maravillosa a la oscura vida de fantasía propia de la infancia. En realidad, prepárese para quedarse boquiabierto ante la onírica y singular versión de arte y ensayo del animador checo Jan Svankmajer sobre el cuento clásico de Lewis Carroll: Alicia en el país de las maravillas. ¿Es la mejor adaptación de aquella obra? Me gusta pensar que sí.
Esta producción experimental utilizó una mezcla de técnicas de medios con una gran visión y una ejecución nítida. Cualquiera se puede imaginar el esfuerzo que habrá supuesto este largometraje para conseguir ponerlo en marcha. Svankmajer aporta su toque distintivo a la vívida historia, en la que este universo curiosamente enigmático nos seduce y engulle como espectadores. Aparte de sus alucinantes efectos visuales, lo que genera que esta versión se distinga del resto es que tiene un trasfondo perturbador en muchos de sus pintorescos fotogramas. Es decir, los sueños pueden convertirse en pesadillas en cuestión de segundos. Además, un buen sentido del humor irónico (e incluso hacer uso del recurso del slapstick, que acá conocemos como el pastelazo) no va mal encaminado en la narrativa y no logra más que acentuar la rareza de todo el asunto. Si bien el viaje y los personajes de la historia nos resultan familiares, seguimos desquiciados por una escultura confeccionada de ideas surrealistas e imágenes extraordinarias de este mundo tan sorprendente como inventivo.
Un rasgo muy distintivo que noté de la obra fue que no había ningún tipo de música a lo largo de la película (dejando de lado los créditos finales), pero Svankmajer decide utilizar los sonidos naturales de las acciones para evocar el estado de ánimo de lo que está ocurriendo en la pantalla. Incluso los elementos de fondo y la ambientación general pintan muchas historias distintas y contribuyen de forma única a la atmosfera inquietante con su combinación de colores saturados y su sorprendente decoración. Los diseños de los escenarios, las marionetas y la animación están hechos con personalidad y son realmente llamativos (esto va en especial dirigido al Conejo Blanco y el Sombrerero Loco). Sé que para algunos el ritmo puede resultar bastante monótono y es cierto que está lejos de ser electrizante. Debo decir que la culpa la tiene el mentado Conejo que se queja de manera constante de llegar tarde, pero todo sería diferente si no se pasara demasiado tiempo mirando el reloj. Estoy seguro de que el tiempo habría pasado rápido y ya estaría en su destino.
Por otra parte, la narración funcional de la historia no toma forma y los diálogos secos y directos son muy escasos. Los dialogos son narrados por Alice (o simplemente vemos un primer plano de sus labios rojos y sus dientes en el encuadre) en formato de narración. La niña Kristyna Kohoutova resulta bastante sincera, grácil y diligente en su interpretación de Alicia, aportando esa inocencia infantil mezclada con un entusiasmo creciente y travieso.
La creación de Svankmajer es sin duda un giro bastante abierto y notable de un cuento clásico muy querido. Esta visión capta el niño de corazón y lo reune con la perversa imaginación que se esconde bajo la superficie.
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